Misión Fénix (+18)

Capítulo XXXII: Hoy es el día.

ANNA.

Noto peso al otro lado de la cama, y he de decir que no me sorprende el que no pueda dormir, quedan horas.

Repaso mentalmente el plan, a las cinco llegamos, los camareros y el equipo de seguridad salen de las furgonetas a las seis y media y preparan el local, además de introducir entre las bebidas las armas, luego, sobre las ocho, entramos nosotras, a las nueve los invitados, ya que nuestro espectáculo es a las diez, y durará más o menos media hora o cuarenta minutos, tras ello, vamos a la barra, donde Jess nos facilitará una botella de champán, la pastillita que mandará a Duque a dormir, y algún arma. En cuando Duque esté dormido, que será a las once, ya lo podremos esposar, mientras que fuera todos saldrán de sus posiciones para detener a la mayor cantidad de gente posible.

Si todo sale bien, para las doce habremos acabado.

Sus manos se apoyan en mi cintura, pero su tacto es diferente al de todas las noches.

—¿Qué pasa?— le pregunto girándome.

—Nada, por favor, vamos a dormir.

Está súper tenso, y sé que algo no va bien.

—¿Algo va mal?— él niega con la cabeza.

—Anna, por favor, quiero dormir, porque no sé si esta va a ser la última noche en la que voy a poder dormir en paz— lo abrazo muy fuerte, queriendo quedarme así para siempre.

—Abe, en el cielo o en el infierno, siempre nos vamos a encontrar, así que créeme que no va a ser nuestra última noche juntos.

No sé cómo explicar el sentimiento de ahogo que tengo, porque nunca lo había tenido, nunca había tenido tanto miedo de perder a alguien como me pasa con él.

—Te quiero— susurro dándole un casto beso en los labios.

—Te quiero— me responde.

...

El despertar de la central es silencioso, todo el mundo sabe a lo que nos enfrentamos hoy, todos saben que hoy posiblemente sea un día que nos marque para siempre, Brays y Em se abrazan, Oliver y Jessica comparten miradas cómplices, Claire tiene los ojos llenos de lágrimas, y no puede mirar a Jack a los ojos, entre nosotras, el vínculo que nos une se hace más fuerte, porque nos abrazamos por dentro, sentimos el calor de la otra, pero a la vez el vacío que nos va a dejar mella si algo sale mal.

Catalina y Scarlett comparten palabras, gesticulan y hacen que me entre aún más curiosidad.

Nadie habla, pero a la vez el silencio dice todo lo que necesitamos saber. Los jefes no han aparecido todavía, Wyatt y Abe tampoco, este último me dijo que tenía que hablar con Escarlatta, por lo que supongo que estarán reunidos.

Sé que algo no va bien, pero tengo que confiar en él, en que me lo dirá cuando lo vea conveniente.

Cuando llegan las nueve de la mañana subimos todos a la sala de juntas, todos menos Scarlett. El ambiente está tenso por los recientes acontecimientos, por todo lo que ha pasado estos días, digamos que no tenemos el mejor ambiente de cooperación y compañerismo teniendo a Wyatt entre nosotros.

—Hoy es el día— empieza diciendo Escarlatta—, recordemos el plan...

Habla, habla y habla sin parar repitiendo una y otra vez lo que vamos a hacer, no se me escapa detalle: Wyatt tiene marcas moradas en ambas mejillas, algo que me hace girar la cabeza directamente hacia Abe, que tiene la mirada en un punto fijo de la mesa. Noto a todo el mundo ausente.

Cuando llevamos unas tres horas Wyatt recibe un mensaje y se ausenta, y no vuelve hasta que termina la reunión una hora después, llega el momento de comer, una vez comamos, tenemos que empezar a prepararnos.