CAPÍTULO 9

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"Soy más impulsiva de lo necesario, quiero lo contrarió de lo que tengo. Cambio las cosas al segundo de aburrirme. Tomando malas decisiones basadas en pensamientos temporales".

—Bea Miller—

HENRY

¡Yaay, gracias! Definitivamente no te decepcionaré.

Me reclino en mi asiento de cuero, levanto la mano y miro fijamente la palma que Grace había sostenido impulsivamente antes.

El incidente había pasado hace más de dos horas, pero extrañamente, todavía no puedo olvidarlo. Por la extraña razón que sea. Su mano era tan suave y pequeña, encajando perfectamente dentro de la de mía como un guante hecho a medida. En algún lugar dentro de las partes ocultas de mi mente, probablemente me gustaba un poco más de lo que me gustaría dejar entrever.

Volviendo a mis cinco sentidos, niego con la cabeza y me siento derecho en la silla, decidiendo mantenerme productivo.
Después de todo, soy un hombre demasiado ocupado para estar sentado aquí pensando en algo tan estupido.

Mientras tomo un archivo de mi escritorio, hay un ligero golpe en la puerta de mi oficina. El sonido era confuso, como si el individuo dudara, pero al yo ser un hombre de pendientes, nunca me pierdo ni la mas minima cosa.

—Adelante

La puerta no se abre después de unos segundos y, en lugar de eso, escucho dos voces femeninas discutiendo en la entrada.

Sumado al hecho de que soy un buen oyente, las paredes de la habitación son terriblemente delgadas, lo que me facilita distinguir cada sílaba que sale de sus lenguas.

—¡Ve primero!

—No, tengo miedo... es rudo

—Tú eres la que está enamorada de él, solo ve y pregúntale,

—¡Freya!

—Por favor, ven conmigo.

Continúo organizando un lote de archivos del escritorio hasta que las chicas al otro lado de la puerta resuelven su palabrería. Finalmente, la puerta se abre lentamente, sin asertividad.

Dirijo la mirada en la dirección en que las dos alumnas entran en la habitación con bastante timidez, una empujando a la otra mientras una juguetea con su falda.

No es extraño para mi que la joven actúe de esta manera.
He estado trabajando en esta institución durante casi tres años, y las niñas han intentado abiertamente lanzarse sobre mi, la mitad de las veces finjo no darme cuenta, y el resto de los momentos en que se vuelven demasiado atrevidas, les informo cortésmente que su actitud es inapropiada.

Tener un padre que es un oficial militar me ha convertido en un seguidor inevitable de las reglas, por lo tanto, mostrar sentimientos amorosos por mis estudiantes y compañeros de trabajo nunca ha sido de mi naturaleza. El trabajo debe ser trabajo, y el placer debe ser placer. Y yo no mezclo estos dos

—¿Puedo ayudarte? —Hablo primero cuando me doy cuenta de que las dos chicas se están pellizcando los costados al mismo tiempo.

—Um-sí... mi nombre es F-Freya.
Estoy en su clase de  historia los jueves.

La chica rubia con frenos se presenta, sus palabras se tropiezan unas con otras cuando salen de su boca.

QUERIDO SR.CAVILL  [HENRY CAVILL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora