"Te lance un hechizo y ahora eres mio"
—Anne Lenox—
GRACE
La noche estaba tranquila, solo interrumpida por el suave susurro de las olas del mar que se estrellaban contra la orilla. El aire fresco entraba por la ventana, acariciando mi piel con una delicadeza que me hacía sentir viva, como si el mundo entero hubiera desaparecido y solo quedáramos Henry y yo, en nuestra propia burbuja.
Nos encontrábamos en la habitación del hotel, las luces tenues creando sombras suaves sobre las paredes. Estaba tan cerca de él que casi podía escuchar su respiración al mismo ritmo que la mía. La ceremonia, tan cargada de emoción, ya quedaba atrás, pero el peso de todo lo que habíamos vivido este día aún lo sentía en mi pecho.
Él se acercó, apenas un paso, pero lo suficiente para que su aliento cálido rozara mi cuello. Cerré los ojos, sintiendo cómo la tensión entre nosotros se volvía palpable.
—Puedo sentir lo que estás pensando, Grace —dijo en voz baja, y la sonrisa que se dibujó en su rostro fue una mezcla de complicidad y deseo.
Me mordí el labio, divertida y algo nerviosa, aunque el deseo que sentía por él era imposible de disimular. Estaba segura de que él sabía lo que me hacía sentir, pero la idea de que pudiera leerme tan claramente me hizo sonrojar.
—¿De verdad? —respondí, dejando que la coquetería se colara en mi voz, como una pequeña provocación.
Vi cómo sus ojos se iluminaban con esa chispa que siempre me volvía loca, y su mano comenzó a subir por mi espalda, recorriéndola con una suavidad que hacía que mi respiración se volviera más irregular. A su tacto, un escalofrío recorrió mi cuerpo, y me acerqué aún más a él, perdiéndome en su proximidad.
—Creo que es momento de comenzar nuestra nueva aventura —susurró, y antes de que pudiera decir algo más, sus labios encontraron los míos.
El beso fue suave al principio, pero estaba cargado de una intensidad que me hizo perder toda noción del tiempo. No había prisas, no había urgencia, solo nosotros, saboreando el momento, compartiendo la calidez de nuestros cuerpos al acercarnos más, como si no pudiéramos estar lo suficientemente cerca.
Sentí sus manos recorrer mi espalda, sus dedos acariciando mi piel con una dulzura que me hacía perderme en cada toque. Todo lo demás desapareció. No importaba el mundo exterior, ni la ansiedad de la boda, ni los detalles de la ceremonia. Sólo quedábamos él y yo, explorándonos en la intimidad de este instante, sabiendo que todo lo que habíamos esperado había valido la pena.
Mi cuerpo respondió a él con una naturalidad que me sorprendió, como si todo esto fuera lo que siempre había estado esperando, lo que siempre había deseado. No había necesidad de palabras; nos entendíamos con cada mirada, con cada suspiro.
En ese momento, me di cuenta de algo: este no era solo un beso de recién casados. Estaba jugando con fuego, pero lo quería. Quería este desafío. Necesitaba vencerlo.
—Te deseo—le susurró, —No me hagas esperar más
Rápidamente nos deshicimos de nuestra ropa
HENRY
La levantó, sus piernas me envuelven instintivamente.
La acosté en la cama, todavía sosteniéndola cerca de mí. Seguí haciéndola esperar. Mi punta podía sentir su gel justo en la entrada de su núcleo y maldije en voz baja, cuando pasó sus uñas por mi espalda y agarró mi trasero, acercando mi polla a su entrada. Se detuvo de repente, mi boca succionó su cuello.
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QUERIDO SR.CAVILL [HENRY CAVILL]
RomanceEl amor viene en muchas formas pero Grace Adams no tenia idea de que vendría en la forma del profesor al que mas odiaba, el Sr.Cavill.