QUERIDO SR.CAVILL [HENRY CAVILL]

CAPITULO 47

"Encuéntrame cuando termine la fiesta. Vuelve a casa con tu cabeza en mi hombro. Anoche en el espejo retrovisor despierta todavía estoy aquí. Seremos los últimos bailando en la multitud sin rostro, cuando no haya nadie que te sostenga, todavía te sujetare"

—X Ambassadors—

GRACE

Mi corazón comienza a acelerarse tan pronto como veo el mensaje que me envió Henry. El símbolo del corazón que adjuntó
me tiene volando en las nubes. El pensamiento irracional todavía estaba ahí ante la idea de que él ya no me quería.

Pero este texto... este texto es suficiente para tranquilizarme.

Mis pies están débiles por la ansiedad, pero aun así logran
transportarme a la sección trasera del estacionamiento. Todavía estamos en las instalaciones de la escuela, pero su vehículo está oculto por filas de autos y el auditorio de la escuela. Además, ahora estoy oficialmente graduada, por lo que no me importan si nos ven.

Ya no está involucrado con su estudiante, sino con una futura estudiante de la Universidad de Oxford.

Abro la puerta del pasajero y subo, bienvenida por la calidez del espacio y las condiciones del aire calmante. Ansiosamente lo
miro, y la suave sonrisa en sus labios casi me hace caer.

—Oye...—Menciono en voz baja.

Este momento se siente surrealista, celestial, he estado esperando este día desde siempre. Sin embargo, en lugar de dar una respuesta audible, Henry se inclina y coloca sus labios sobre los míos.

Cierro los ojos ante la dulzura de él, recordando instantáneamente lo suaves y dulces que son sus labios. Oh, cuánto los extrañaba. Mi corazón está a punto de explotar en mi pecho, mi cabeza girando con anticipación y necesidad. Ha pasado mucho tiempo.

Él se aparta, sus labios salivan, y sus mejillas florecen con su
color rosado.

—Salgamos de aquí—Dice con una sonrisa.

Asiento con una sonrisa en mi rostro, girando la cara hacia adelante mientras mi corazón golpea contra mi caja torácica.

Hay una fiesta en mi cabeza en este momento, una fiesta loca.

Mantiene las ventanillas abiertas y enciende la radio mientras una
melodía conmovedora recorre el cómodo auto. Comienza a salir
del estacionamiento, pasándose los dedos por el cabello como de
costumbre. Siento un gran deseo de jugar con él y me prometo
a mi misma que la próxima vez que nos besemos, seguramente
enterrare mis manos en sus suaves rizos.

Tan pronto como Oxford High se desvanece en la distancia,
Él se acerca y entrelaza sus grandes dedos con los míos, el
anillo frio en su dedo presiona contra mi piel.

Sonrío y miro nuestras manos unidas.

—Tu mano se siente fría. ¿Quieres que apague el aire? —El comprueba, llevándose mi mano a su boca y dejando un suave beso.

—No, me agrada.—Respondo, no queriendo que él me deje ir.

Prefiero el calor de su cuerpo, cualquier otra cosa es puramente
artificial.

Él pone nuestras manos en su regazo mientras las luces de los vehículos que pasan brillan en su rostro. El auto está oscuro y me recuerda a aquella noche en que él me prestó su camisa después de mojarme bajo la lluvia. La gran diferencia es que él no tenía sentimientos románticos por mi entonces, en todo caso yo lo molestaba muchisimo. Pero ahora las emociones que compartimos son completamente mutuas.