QUERIDO SR.CAVILL [HENRY CAVILL]

CAPÍTULO 22

"Si estas rota te arreglare y te mantendré protegida de la tormenta que ahora esta rugiendo".

—Ed Sheeran—

GRACE

No hay palabras para describir el nivel de vergüenza que estoy
experimentando. ¡La mujer me habló como si fuera una niña!

Una niña pequeña que no entiende los principios básicos de la vida. Odio ser menospreciada más que nada en este mundo. Que me llamen tonta es algo que no puedo soportar.

Más enfadada de lo que nunca me he sentido, entro en mi
habitación designada y tomo mi mochila de la cama.

Las estúpidas lágrimas siguen cayendo sin importar cuánto
intente mantenerlas alejadas. Ya debería estar acostumbrada a los
comentarios duros de la gente, pero no son algo a lo que uno
pueda volverse inmune fácilmente. Duelen de una manera diferente cada vez.

Pero me duele más el hecho de que no pude hacer nada al respecto.

Tal vez pude haberle gritado a la mujer o darle un puñetazo en la
cara, pero no estoy lista para que me expulsen cuando ni siquiera he demostrado mi valor académico ante nadie.

Entonces, mi plan ahora es dejar este miserable lugar y regresar a
casa. Estoy demasiado humillada para quedarme aquí por más
tiempo, y no creo que pueda volver a enfrentarme a esa mujer. O incluso al Sr. Cavill.

El hombre ha estado en mi mente toda la mañana; él es la razón
número uno por la que estoy teniendo un día tan terrible. El
simplemente no se quitará de encima por la razón que sea.

Bajo las escaleras y cruzo las instalaciones para llegar a la
calle principal.

El viento de la tarde es fresco y pesado, quemándome las fosas
nasales y enfriandome las mejillas.

La calle por la que camino es un tramo largo, bordeado por altos
árboles a ambos lados y un ámbito solitario sin señales de
viviendas y vida humana.

Sigo caminando un rato con la esperanza de encontrar pronto un
pueblo. Desafortunadamente, me había quedado dormida durante
la última mitad del viaje al Resort, por lo que no tengo ni idea de
cuántos minutos más antes de llegar a una estación de servicio, al menos.

Después de caminar otros diez minutos, comienzo a pensar en lo
ridícula e impulsiva que fue mi decisión de dejar el resort. Pero
estaba tan enojada por el comportamiento malhumorado del Sr. Cavill, y luego la Srta. Viscuso tuvo que llamarme a su habitación y echarme sal en la herida abierta.

Tal vez no debería haber venido a este viaje en primer lugar.
Esta es la única vez que desearía haber obtenido una mala
puntuación en su examen.

Al detenerme al borde de la carretera, contemplo dar la vuelta y caminar de regreso, pero luego un automóvil se detiene
ruidosamente a mi lado.

Doy un respingo y me aparto de los neumáticos cuando un hombre calvo me hace un gesto con la cabeza desde detrás de las ruedas.