CAPÍTULO 17

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"Mira las estrellas, mira como están brillando por ti"

—Cold Play—

GRACE

Se siente como si mis labios se hubieran presionado contra una
bola de malvavisco azucarado, del tipo menta, que también es un
poco húmedo y mantecoso. Con un ligero toque de cítricos y una pizca de canela.
Cerdas suaves y sedosas rozan la curva de mi labio superior,
haciéndome cosquillas en la piel y hormigueando mi estómago
con mariposas y todas las criaturas vivientes posibles con un par de alas revoloteando.

Creo que me perdí en un país de las maravillas, donde todo está
hecho de dulces, chocolates y... un par de tarros chorreantes de
miel. Parpadeo rápidamente mientras mi maestro mira mis ojos
estupefactos, nuestros labios aún forman una alianza como si de
alguna manera hubieran mutado juntos.

El castillo de dulces comienza a deteriorarse, los arcoíris se
vuelven negros y grises cuando llego a un acuerdo con lo que
acaba de suceder o sigue sucediendo.

¡Lo estoy besando! ¡Estoy besando al Sr. Cavill!

O Dios. Mi primer beso...

Rápidamente separo nuestras bocas y abro los ojos mientras él se recuesta contra el sofá, luciendo como un pobre hombre inocente que acaba de ser asaltado.

Él parpadea un par de veces, y la poca iluminación en el
almacenamiento no hace un gran trabajo para camuflar los tintes
de fresa en sus mejillas.
Luego hay un silencio denso. Conmigo mirándolo en estado de
shock y él mirándome sin decir una palabra.

Finalmente, mi mano vuela para cubrirme la boca, pero se detiene
a mitad de camino cuando farfullo una disculpa.

—Oh, Dios mío... ¡Lo siento mucho!

Traga con dificultad, viéndose nada menos que incómodo.
Demonios, probablemente esté traumatizado.

—No quise que eso sucediera. Oh, Dios...—Observo una llama de un rojo brillante, y luego algo me llama la atención en la comisura de sus labios.

¡Sangre! ¡Él está sangrando!

—Señor. Cavill—Yo jadeo.

Esa sustancia roja siempre me pone en estado de pánico. Todo
comenzó cuando era más joven, tal vez alrededor de los nueve
años, y Kevin me estuvo molestando muchísimo durante todo el día. Larga historia, en pocas palabras, lo empujé por las escaleras y terminó rompiéndose la frente. Lloré un río de lágrimas, pensando que lo había matado, y desde entonces temo ver sangre.

Si, lo sé... no es una historia conmovedora ahora...

—¡Señor!—Me muevo encima de él, mis muslos se mueven hacia
arriba y hacia abajo contra su ingle, causando que él haga una
mueca por el dolor adicional que le estoy infligiendo.

—¡Sangre! Hay sangre.

Él contesta, frunciendo el ceño. —¿Qué?

—Está sangrando, oh Dios mío—Extiendo una mano para tocar
sus labios y él la aparta.

—¿De qué sangre estás habland...

—Creo... creo que le rompi el labio.

—Deja de entrar en pánico; ¿qué sucede contigo?—Intenta sentarse y yo me bajo de él, sacudiendo las piernas.

Se levanta, comienza a caminar hacia una pequeña puerta en la
esquina de la habitación, y lo sigo rápidamente mientras parloteo
ansiosamente.

—Esto es mi culpa. Hay sangre en su labio, justo en la esquina. Creo que fue la fuerza con la que bajé. Tal vez fueron mis dientes, o mi cabeza, pero de cualquier manera, está sangrando, oh Dios mio

QUERIDO SR.CAVILL  [HENRY CAVILL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora