CAPÍTULO 11

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"Oh, no debimos haber escuchado a la angustia y al miedo"

—Caterpillar—

GRACE

Patino en seco en el pasillo, mis piernas no pueden llevarme
más lejos. Presionó la palma de la mano contra la pared para
mantenerme erguida mientras recapituló lo que acaba de suceder.

Yo lo toqué

Toque su ....cosa.

Aunque estaba cubierto por la toalla de algodón que sujetaba sus ingles, fácilmente podía sentir todo a través del material peludo. Y la parte más aterradora es que se sentia extrañamente
monstruoso.

Cuando se trata del sistema reproductivo masculino, Suelo ser tan ignorante como lo soy en muchos de los otros temas. La mayor parte de las clases de biología las dedico a distraerme o mirar videos sigilosamente desde el compartimento grande de mi bolso; por lo tanto, no pude descifrar si lo que sentí era ni
remotamente normal. Era demasiado... grande.

Trato de borrar el recuerdo, pero mi corazón frenético está ahí para recordármelo, bombeando
rápidamente en mi pecho a cien millas por segundo. Mordiéndome el labio sonrojado, me desabrocho la blusa para crear un poco de brisa.

Aunque la casa está húmeda por las condiciones del aire
no puedo detener la ola de calor que se extiende sobre mi cuerpo.

Lo toqué. ¡No puedo creer que lo haya tocado! ¡¿Cómo diablos
mirare al hombre a los ojos ahora?!

Avergonzada, puse mi cara entre mis manos, gimiendo por lo bajo
mientras presiono mi costado contra la pared.

Lo toque. No puede creer que lo haya tocado.

—¿Estás bien?—Una voz divertida viene desde atrás.

Y me giro para ver a Mia de pie junto a la puerta del baño que antes me había indicado.

Sus pies están cubiertos con sus medias blancas hasta la rodilla, y
todavía lleva puesto su uniforme, la blusa gris y la falda color
burdeos ahora están arrugadas, supongo que por estar acostada con el uniforme. Juguetea con el
extremo de su corbata mientras me mira expectante.

—S-sí — finalmente me ahogo, y la niña más joven se ríe,
revelando filas blancas de dientes asegurados con aparatos
ortopédicos.

No los había notado en el auto, pero Mia no había hablado mucho, dando la impresión de ser introvertida.

—Bien. —Su risa se convierte en una sonrisa satisfecha cuando se da la vuelta, pero luego inmediatamente gira sobre sus talones y me mira de nuevo.

—¿Te gustaria ver algunas películas conmigo?

Cambio la postura, contemplando la oferta.
—Um, eso suena bien, aunque tengo mi tutoría... —No hay forma de que diga que no a ver películas.

—¿Estas segura?

Mia sonríe, se aleja hacia su habitación, y yo la sigo mientras
abre la puerta para permitirme un fácil acceso.

La habitación está pintada de gris oscuro sin ningún indicio de
presencia femenina. Pero esto se debe al hecho de que Mia no vive
aquí.
Me doy cuenta de que el único signo de delicadeza es la bolsa
con estampado de flores que está sobre la mesita de noche y la
mochila rojo oscuro de Mia tirada perezosamente sobre la cama.
Todo lo demás grita "Hombría".

—Asi que...—La cama rebota cuando Mia se sienta en ella, metiendo las piernas debajo de ella y enrollando el dobladillo de su falda entre sus muslos.

QUERIDO SR.CAVILL  [HENRY CAVILL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora