Gracias a lo involucrada que estaba la chica en aquel oscuro mundo de las carreras ilegales, su mejor amigo, Huening Kai, estaba preocupado por ella a niveles estratosféricos. ¿Cómo iba a cuidarla de todo lo que había allí? Finalmente encontró una m...
En cuanto YeonJun volvió algo más calmado se acercó a nosotros pidiendo disculpas avergonzado por la manera en la que se había comportado. TaeHyun y yo no tuvimos problemas en excusarlo y entonces tuve la oportunidad de despedirme de él, dándole un fuerte abrazo mientras me ponía de puntillas al sentir que no llegaba a su hombro. Él acarició mi espalda en forma de agradecimiento y besó suavemente mi frente.
Tras eso me despedí de él con la mano mientras sentía una mirada fija en mí. No sabía dónde mirar teniendo en cuenta las miles de personas que había reunidas allí mismo y por mucho que buscara de dónde provenía, tuve que girarme para seguir con mi camino hacia la salida acompañada de TaeHyun. Él me señaló cual era su coche para que me acercara a él y en cuanto abrió la puerta me monté.
En cuanto se montó él me pidió indicaciones para llevarme de vuelta a lo que yo traté de indicarle mediante lugares que fueran reconocibles para que tuviera más facilidad para llegar hasta mi casa.
—Gracias por traerme, TaeHyun.
Él se despidió con una breve sonrisa y una caricia en el brazo mientras que yo salía del coche. Tras eso me despedí con la mano y entré en mi casa, dirigiéndome sin pensarlo dos veces a mi cama.
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Huening Kai's POV:
Desde que vi a YeonJun besarla mi sangre ardió sin motivo aparente, bueno, ni tan aparente, no quería que jugara con sus sentimientos. YeonJun trató de excusarse pero el puño de mi moto estaba torcido a tope de manera que no pudiera escuchar ni una sola palabra que saliera de su boca. La confusión era notable en su forma de hablar y en sus gestos.
Con la frustración que corría por mis venas traté de ponerme a la cabeza de la carrera lo más rápido que pude, dejando bastantes puestos atrás a YeonJun. En ese momento no me importaba poco o mucho ganar la carrera, solamente me estaba dejando llevar por mis instintos hasta eventualmente ganar la carrera.
Veía la reacción de YeonJun sin entender su berrinche y menos aún por qué ella tenía que estar allí acunándolo. El pelirrosa se alejó de TaeHyun y _____. El pelirrojo me miraba con desesperación mientras le contraba algo a ______ y ella asentía.
Apenas media hora pasó hasta que YeonJun volvió a entrar en el circuito y ______ lo abrazó con fuerza, haciendo que yo fuera incapaz de quitar la mirada de ellos. Ella buscaba de dónde provenía la mirada, pero cómo iba a saber que provenía de mí, teniendo mi oscura visera cubriendo mis ojos. En cuanto se dio la espalda la levanté, tomando algo de aire con más tranquilidad, paz que duró poco en cuanto sentí un empujón en mis hombros.
—¿A tí qué cojones te pasa?—Me preguntó YeonJun histérico.
Aquello fue la gota que colmó el vaso y le empujé de igual manera con el ceño fruncido. En ese momento sabía que me estaba arriesgando pero estaba demasiado furioso para poder pensar en claro en ese momento.
—¿Y a tí que cojones te pasa, YeonJun?—Volví a empujarle una segunda vez.— Estás loco, eres un capullo.
Quité mi casco para poder hablarle directamente a la cara en igualdad de condición y miré su rostro lleno de enfado. Él estaba enfadado por mi victoria, yo estaba enfadado por la manera en la que había usado a _____.
—¿Acaso crees que es bonito ir ilusionando a las personas para luego jugar con ellas?—Escupí sin escrúpulos. —¿Y a ti que coño te importa, niñato? Tú no sabes nada. —Lo suficiente para querer partirte la cara ahora mismo.
Ya no hablaba yo, sino mi orgullo y la frustración de ser humillado, gran error. El primer golpe de Yeonjun alcanzó mi mejilla derecha, haciéndome perder el equilibrio y caer al suelo. Me miró desde arriba con rostro de decepción mientras negaba.
—Te he dicho que te queda mucho por aprender niñato. Yo que tú me preocuparía de protegerla de todo tu alrededor, no de mí.
Dicho aquello, YeonJun se alejó dejándome allí, completamente expuesto a las miradas los pocos que pasaban por allí. Me sentía avergonzado puesto que de las primeras normas que me impuso TaeHyun, la primera fue no dar mi nombre ni mi rostro, y una de ellas ya la había dado. Rápidamente coloqué mi casco nuevamente y me monté en la moto de vuelta a casa con el orgullo y sorprendentemente el corazón heridos.
