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Al sentarme en clase logré ver que Huening Kai había desaparecido de mi lado, haciéndome sentir confusa pero mi primer pensamiento fue un: quizá se ha encontrado con la chica que le gusta y ahora viene.

Al pensar aquello mi corazón se encogió levemente, negando para comenzar a centrarme nuevamente en mis apuntes en un intento de despejar mi mente de aquellos pensamientos tan infantiles que recorrían mi mente. Pasaron diez, quince minutos y el chico había desaparecido. Supuse que decidió saltarse la clase para ir con ella y entonces volví a sentir aquel vacío en el asiento de al lado.

Apenas a tres minutos de que empezara la clase la silla junto a mi se retiró y levanté mi rostro para ver si era Kai quien se sentaba a mi lado, pero no fue así. Un chico de ojos grandes y una gran sonrisa me miraba.

—¿Está el sitio ocupado?— Preguntó con una melodiosa voz.
—Oh, no, no, para nada, siéntate.— Respondí con una amable sonrisa.

El chico se sentó a mi lado y comenzó a sacar sus materiales antes de que la clase diera comienzo. Logré ver entre sus apuntes que había estado clases anteriores pero jamás me había fijado en él pues... quizá mi vista estaba siempre fijada en cierto aguileño.

—¿Eres de esta clase?—Me atreví a preguntar.
—Llevo aquí desde el primer día.— Asintió a mi pregunta y rió por mi cara de sorprendida.— Me llamo DongMyeong, ¿y tu?
—_______, me llamo _______.
—¡Es un placer!— Volvió a sonreír con aquella dulce y contagiosa sonrisa que se sentía como un rayo cálido de Sol.

—¡Es un placer!— Volvió a sonreír con aquella dulce y contagiosa sonrisa que se sentía como un rayo cálido de Sol

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DongMyeong y yo salimos juntos de aquella clase. Al principio pensé que se iría con sus amigos o así, pero no, de hecho me ofreció ir a por un café juntos, y no podía negarme, Literatura era tan aburrida que sentía que me dormía en clase.

Fuimos entre risas confidentes hablando sobre cualquier tema trivial. Nos sentamos en una mesa de la cafetería mientras mirábamos por aquel enorme ventanal la gente que pasaba.

—¿Dónde está tu novio?— Preguntó inocentemente DongMyeong.
¿Novio?— Le miré confusa y él asintió.
El chico con el que estás siempre, el moreno alto.

Abrí mi boca y me atraganté al saber que hablaba sobre Huening Kai y negué rápidamente entre risas nerviosas, queriendo escapar de aquella situación con un gran sonrojo en mis mejillas.

—Él no es mi novio, no, no, es... Un muy buen amigo.— Asentí segura de mis palabras.
Hm.— Ladeó la cabeza con algo de lástima a la vez que me miró.— hacíais bonita pareja en realidad pero se le ve demasiado aniñado... ¿No crees?

Solté una risita mientras asentía y es que Kai tenía un rostro tan delicado que era complejo diferenciar su edad a ciencia cierta. Apoyé mi cabeza sobre mi mano, sosteniendo el peso de esta mientras una nostálgica sonrisa escapaba de mí.

—No creo que Kai se vuelva a juntar mucho conmigo... Quiero decir, encontró a alguien más importante y pues... De hecho creo que se saltó Literatura para estar con ella.— Asentí dando otro sorbo para darle así la explicación de por qué estaba sola hasta que él llegó.
¿En serio? No es agradable oír eso, a veces la gente no sabe llevar ambas cosas adelante pero... ¿sabes qué vamos a hacer? Vamos a intercambiar teléfonos y vamos a quedar este fin de semana para pasarlo de maravilla ¿Qué opinas?

Extendió sus manos de largas, cuidadas y pintadas uñas hacia mí en señal de aceptación, a lo que yo respondí tomando sus manos mientras asentía con una gran sonrisa de oreja a oreja.

—¡Será un placer DongMyeong!
—Mmmmm ¿y qué podríamos hacer?— 
Alzó su vista para pensar.— ¡Ya sé! ven a mi casa después de comer el viernes y te hago las uñas.

Solté una pequeña risita pues a decir verdad jamás me imaginaría que sería un plan así, pero no podía quejarme para nada. Asentí mirando mis desastrosas uñas y sonreí al tener algo agradable que hacer antes de volver a hacer de canguro.

Oh, se me olvida.— Dio un golpe de manera dramática en su cabeza y me miró.— Espero que no te moleste si está mi hermano en casa.— Rodó los ojos sonriendo.— Le gusta quedarse en casa viendo películas disney.

Sonreí con algo de ternura y ladeé mi cabeza tomando un sorbo del café antes de que se nos pasara la hora de volver a clase.

¿Cuántos años tiene el pequeñín?
—Pues... El pequeñin tiene 19 años.

Solté una carcajada atragantándome un poco con el café pensando que podía ser un hermano de unos siete u ocho años, sorprendentemente no, pero lo mejor es que además podía sentirme perfectamente identificada con él.

—No te preocupes, nos llevaremos bien también.

Mystery Lover.-Huening Kai y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora