Gracias a lo involucrada que estaba la chica en aquel oscuro mundo de las carreras ilegales, su mejor amigo, Huening Kai, estaba preocupado por ella a niveles estratosféricos. ¿Cómo iba a cuidarla de todo lo que había allí? Finalmente encontró una m...
Cada mañana despertaba cogiendo un post-it de distinto color y dejaba pequeños mensajes con caritas sonrientes o mariposas decorando el alrededor del mensaje de manera infantil y torpe, todo valía la pena por ver su sonrisa y ver como miraba de lado a lado con curiosidad por saber quién había sido. Algunos de aquellos mensajes por cliché que sonaran eran algunos como "Sonríe, te queda muy bien" o "No te olvides de brillar por ti misma".
Aquello apenas me hacía sentir las mariposas que sentía al pensar en su rostro al ver las flores que compraría para ella. Había pensado en comprarlas de igual manera para mi hermana para hacerla sentir igual de importante que ______, no quería que Bahiyyih pensara que me había olvidado de lo valiosa que era.
______ llegaba a clase y cuando se sentaba a mi lado siempre me mostraba la nota. Ella especulaba que quizá era SooBin quien las mandaba y un rubor recorría sus mejillas puesto que según ella lo esperaría antes de cualquiera que del tierno y tímido SooBin. A pesar de que se ponía nerviosa al pensar en la idea de que podía ser SooBin era imposible para mí ponerme celoso o molestarme de alguna manera u otra si podía verla así de feliz. DongMyeon, que ya había notado que había sido yo el de las notas me miraba con un rostro de gran satisfacción, como si hubiera estado esperando por aquello mucho tiempo y por primera vez desde que lo conocí me llegó a agradar una milesíma.
En el intercambio de clases volví a invitarla a un café del local de la esquina mientras tomabamos un descanso para prepararnos para la siguiente clase. Al sentarnos en un banco del patio de la universidad tomé aire para girar mi cuerpo hacia ella y tomar la mano que tenía libre con cierto nerviosismo que era notable por la frialdad de mi mano.
—Quiero que tengamos una cita el sábado.
Ella pestañeó un par de veces confusa ya que no esperaba aquello a pesar de haberla invitado a un picnic anteriormente. Dejó escapar una cálida sonrisa mientras asentía y dejaba una caricia en mi mano.
—Por supuesto, vayamos.
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El viernes ya estaba en su mayor esplendor: tardenoche. Ese momento del día en el que la gente salía de sus clases por la tarde a tomar algo para desconectar. Momento en el que la gente salía del trabajo también y que por ende animaba el ambiente hasta hacerlo casi festivo. Había llegado ese momento y yo había decidido hacerlo un poco más especial de lo que solía hacerlo. Esta vez me había puesto algo de ropa más sofisticada y había perfumado mis muñecas y mi cuello para poder atraer de manera positiva la atención de ______.
Bajé hasta el salón con los ramitos de flores en las manos sin que Bahiyyih fuera consciente de que uno de ellos era para ella. Me miró con una sonrisa mientras pausaba su serie para despedirme antes de irme pero su expresión cambió cuando le entregué uno de los ramos. Lo tomó con cuidado mientras veía las flores con incredulidad, como una niña pequeña para ser exactos.
—Hyuka... —Gracias, Hiyyih. Tú has sido la que me ha dado el empujón que me faltaba.
Mi hermana se abalanzó sobre mis brazos de manera sorpesiva y yo la tomé en brazos tal y como cuando era más pequeña. Al bajarla despeiné su pelo para hacer aquel momento tan meloso más molesto y ella chasqueó la lengua acompañándome hasta la salida.
—Venga, ve. Tienes unas flores que dar.
Reí negando mientras me despedía con la mano y tomaba rumbo allí donde TaeHyun me esperaba con el vehículo para correr. Se quedó perplejo al ver las rosas pero pronto sonrió al saber su uso, y me lo hizo saber golpeando mi espalda un par de veces de manera suave. Sonreí de igual manera mientras tomaba el casco y me lo colocaba listo para montarme en la moto y emprender camino hasta aquel infierno en el que se encontraba la puerta al paraíso.
Al llegar, aparqué mi moto cerca de la de YeonJun, el cual ya estaba allí, y apenas me hizo falta mover mi cabeza un par de centimetros más allá de donde estaba el pelirrosa para localizar a la chica que estaba buscando desde el principio. Me bajé de la moto tomando aire, no sabía por qué estaba tan nervioso si ni siquiera vería mi rostro... Supongo que con el casco puesto o no, una persona con unos florecientes sentimientos se encontraba bajo este.
Me acerqué con pasos firmes hasta aquel grupo que mantenía una conversación animada y logré captar la atención de todos en ese momento. YeonJun me miró divertido sabiendo qué estaba a punto de hacer y yo por supuesto, para darle más romanticismo al asunto, me arrodillé frente ______ y le extendí el ramo de flores. Ella miró la flores boquiabierta y las tomó con delicadeza puesto que el viaje en la moto no había sido pan de higo para las pobres.
—¿Son para mí?—Me miró con un dulce brillo en su mirada mientras sonreía, a lo que yo asentía.—No me lo puedo creer, nunca antes había recibido flores.
Sus mejillas se enrojecieron ante la mirada de todo el grupo en su nuca y dejó escapar una pequeña risa con nerviosismo. Extendió su mano para tomar la mía, la cual tendí con gusto incluso dejando caricias en las suaves hábiles.
—Muchas gracias... ¿Puedo saber tu nombre? ¿ver tu rostro?—inquirió curiosa.
Ladeé mi cabeza con algo de lástima y negué. Ella pareció entenderlo rápidamente puesto que respondió con un movimiento de cabeza asintiendo y dejó marchar mi mano.
