Gracias a lo involucrada que estaba la chica en aquel oscuro mundo de las carreras ilegales, su mejor amigo, Huening Kai, estaba preocupado por ella a niveles estratosféricos. ¿Cómo iba a cuidarla de todo lo que había allí? Finalmente encontró una m...
A la mañana siguiente tras aquella pelea ambos nos sentíamos completamente desplazados el uno del otro, yo verdaderamente pensaba que le agradaba ______. Había un silencio incómodo a través del cual se escuchaban las vibraciones de los teléfonos, los perros y las conversaciones de fuera, los coches... Bueno, más bien lo que se oía normalmente se escuchaba incluso con más intensidad. No tenía ganas de entrar en otra discusión con ella por lo que decidí imitarla y quedarme en silencio. Ella fue la primera en romperlo mirándome fijamente.
—Kai, estuve pensando lo de ayer y... —Si vas a sacar de nuevo el tema mejor detente, Hiyyih, no quiero acabar como ayer.
Ella torció su boca en una mueca y llevó su vista a sus zapatos mientras buscaba las palabras adecuadas o quizá liberarse un poco de su orgullo por el berrinche de hermana celosa que había hecho hace apenas unas horas.
—Quiero disculparme por lo que dije ayer... Ese lugar me pareció un sitio horrible y pensar que estás allí por ella... ¡Me hizo sentir muy molesta! No quiero que ella te arrastre a lugares así de peligrosos...
La miré con cierta lástima en mis ojos y me acerqué hasta ella para envolverla en un suave abrazo, yo sabía de sobra que Bahiyyih no tenía maldad para darme ese ultimatum tan cruel, ella tenía que saberlo.
—Bahiyyih, creo que me gusta _____. —Lo sé. —Respondió hundiendo su rostro en mí.— Y tú le gustas a ella.
Mi corazón quería creerla pero mi cerebro me recordaba de manera desagradable la imagen de YeonJun besándola o la de DongMyeong tomando su mano y me jugaba la mala pasada de no sentirme lo suficiente para ella.
—Hiyyih, yo... —Kai, no. —Se separó de mi abrazo y me miró fijamente.— No lo estropees.
Le miré de igual manera, siquiera había terminado la frase y casi parecía que ella sabía lo que iba a decir de antemano. Dio un chorlito en mi frente y negó repetidamente.
—Creo que a papá le va a caer genial _____... Pero antes que nada debes sacarla de aquel lugar.
¿Cómo iba a hacerlo si ni siquiera sabía cómo salir yo? Ese pensamiento perduró en mi cabeza durante días mientras buscaba la manera perfecta de acabar con aquello, pero la única forma que se me ocurría era con la ayuda de la policía por medio, cosa que me perjudicaría a mí, a _____ y a todos sus amigos.
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Junto a Hiyyih había estado planeando varias cosas a lo largo de la semana ayudarme a ganar más confianza en mi mismo a la hora de conquistar el corazón de _____. A mi hermana le había parecido buena idea dejar notitas en su taquilla cada día de la semana con pequeños mensajes divertidos o adorables para animarle el día. Por mi parte fui a lo más sencillo y básico y pensé en comprarle un pequeño ramo de rosas color rosa claro para dárselas de manera anónima el viernes por la noche, cuando corriéramos en las carreras.
A pesar de esta parte tan empalagosa y ciertamente linda de hablar sobre conquistarla, primeramente tenía que seguir pensando en cómo sacarla de aquel lugar de mala muerte y para eso sabía que necesitaba la ayuda de sus amigos, amigos que no podían salir de ese lugar por sus propios motivos. Cada noche daba vueltas y vueltas en la cama buscando una solución a aquello a niveles insanos, quizá estaba obsesionándome demasiado pero a decir verdad, después de correr ciertos riesgos como lo que pasó con _____ y Bahiyyih me niego a que ocurran de nuevo y peor aún, exitoso.
Una pequeña bombilla se encendió en mi cabeza tal y como si se descubriera un velo de mi cabeza. La verdadera solución estaba en darle a los amigos de ______ lo que necesitaban: dinero. No iba a mentir, tenía ciertos ahorros guardados para futuras inversiones, y eso era lo que tenía que hacer con sus amigos, debía ayudarles a ganar dinero suficiente hasta que consiguieran algún otro trabajo o lugar, pero aquello debía acabar para mi y para ella.
Me levanté de la cama a las dos se la mañana, dispuesto a tomar dos bolsas y colocarlas en el interior de mi armario con una etiqueta adherida en la que ponía TaeHyun y YeonJun, debía devolverles todo lo que habían hecho por ambos este tiempo y me encargaría de conseguir lo suficiente.
