Gracias a lo involucrada que estaba la chica en aquel oscuro mundo de las carreras ilegales, su mejor amigo, Huening Kai, estaba preocupado por ella a niveles estratosféricos. ¿Cómo iba a cuidarla de todo lo que había allí? Finalmente encontró una m...
Me había desvelado aquella noche, los fines de semana me había acostumbrado a que _____ me hablara justo antes de irme a dormir y aquel día no fue excepción, solo que sus mensajes me dejaron con gran preocupación.
Rápidamente me vestí en cuanto escuché que estaba en el hospital y sin dudarlo tomé un autobús hacia el hospital. El conductor me miró extrañado al recibir clientela de mi edad hacia aquella dirección pero poco me importaba en ese momento lo que pensaran.
Le escribí a _____ que en breves estaría llegando y ella me avisó que estaba con más amigas suyas en aquel momento, queriéndome evitar un momento incómodo. Mi obstinación iba por encima de cualquier persona por lo que le insistí mil veces por saber en qué planta estaba, a lo que ella respondió la tercera.
Al bajarme del autobús corrí con todas mis fuerzas hacia el hospital, entrando por urgencias y hablándole a la señora de recepción sobre un grupo de chicas jóvenes que acababa de pasar. La señora me dejó pasar entendiendo aquel momento efectivamente al llegar me gané las miradas de todas. Y todos, dos chicos de pelos chillones estaban allí también haciendo compañía a la muchedumbre de chicas.
______ se acercó directamente a abrazarme y yo la tomé entre mis brazos, separándome con rapidez solo para revisar si había heridas en alguna parte de su cuerpo. Ella me captó rápidamente y tomó mis brazos para pararme.
—Kai, te dije que a mi no me pasaba nada... Mi amigo ha tenido un accidente de moto.
Entonces la realidad cayó como un balde de agua fría sobre mí: aquella vez que hablamos sobre las carreras era verdad. Ella estaba en aquellos lares, aquel frívolo y peligroso lugar donde una chica no era más que un trofeo. Con más razón la abracé sin darle opción a separarse.
—Creo que es mejor que os marchéis... —Habló el pelirrojo mirando a _____ y luego a mí de manera rápida queriendo insinuar algo. —Sí... será lo mejor...
Se separó de mí para acercarse al pelirrosa que era el más alterado en aquel momento. El pelirrojo se acercó a mí y yo no desvié mi mirada de él en ningún momento.
—Es una gran chica... Más vale que la cuides como merece porque habla maravillas de ti. —¿Es cierto que sois corredores ilegales?—Pregunté cambiando el tema demasiado alterado como para centrarme en algo que no fuera eso.
El pelirrojo suspiró asintiendo lentamente mientras se cruzaba de brazos y me miraba con seriedad.
—Más te vale no abrir el pico o no seré yo quien vaya a matarte con sus propias manos.
Negué rápidamente simulando una cremallera en mi boca. Ese chico miró de nuevo a _____ y yo seguí su mirada para verla agarrando por los hombros al pelirrosa mientras que este tenía la vista perdida.
—Ella no está aquí por gusto.—Asintió el escarlata.— Ella está aquí por lo mismo que yo, para proteger y cuidar a sus amigas.—Ladeó la cabeza para mirarme a mí ahora.— Soy TaeHyun. —Huening Kai. — Asentí presentándome.— TaeHyun, tienes que sacarla de ese lugar. —No es tan fácil, si ella no quiere salir por proteger a las demás... efectivamente no lo hará. —¿Y quién la protege a ella? — Miré alrededor buscando algún chico de pintas más intimidantes que TaeHyun. —Hacemos lo que podemos, por ella y por todas.
Esa respuesta hasta cierto punto me calmó pero eventualmente no lo hizo del todo. La veía consolando a aquel chico y mi corazón se encogía pensando que clase de cosas deben verse en aquel sucio lugar. Tenía que hacer algo por ella.
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Estábamos de vuelta a casa en el autobús. Ella de manera inquieta jugaba con el dedo meñique de la mano que yo le había tendido a modo de apoyo. La miré con algo de lástima y apoyé mi cabeza en su hombro en señal de cariño.
—Tienes que salir de ese lugar... —¿Cómo voy a hacer eso? ¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera estado ahí para llevar a BeomGyu al hospital?
Por un momento me callé sabiendo que tenía razón, pero no podía dejar las cosas de aquella manera. Moví mi pierna con nerviosismo... ¿Qué debía hacer? Si mi hermana estuviera en ese lugar, yo me lanzaría de cabeza al ruedo solo por protegerla... pero _____ no era mi hermana y aún así tenía el mismo remordimiento.
Miraba a la nada buscando una solución para aquello, pero no encontré ninguna que no fuera entrar en aquel mundo. Estaba a punto de recibir mi licencia de conducir desde mi país así que quizá podría hablar con alguno de esos chicos y tratar de protegerla desde dentro.
Suspiré con la cabeza hecha un alboroto: ¿por qué haría eso por una persona que apenas conocía? Fácil... mi madre desde pequeño me había enseñado a brindar ayuda a todo aquel que lo necesitara y definitivamente no iba a dejar en peligro a la única persona que me había recibido con los brazos abiertos en mi nuevo comienzo lejos de mi hogar.
Iba a infiltrarme en las carreras ilegales con el fin de protegerla de todo el mal de ese lugar.
