Capitulo 5

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Jack

—¿Que averiguaste? —La pelirroja se apoyo en la pared. Dirigiéndose a Aida, mientras veía mi abdomen, bajé mi camisa de inmediato.

—Los testigos no vieron nada y las cámaras se activaron dos minutos después de nuestra ida —Aida cerró el botiquín.

—¿Que les paso, emboscada? —El pelinegro, sonrió.

—En el parqueadero de la estación —se acomodó en el sofá y cruzó sus brazos —nos están cazando.

¿Cazando? Y a "nos" se refiere que me están cazando a mi también. Si estos no me matan, aquellos si lo harán.

—Por lo visto, termino mal, ¿no te sabes defender? —la trigueña me dio una mirada de desaprobación.

Por dentro me sentí indignado.

—Pues disculpa si no me sé defender, nunca lo he necesitado —solté amargado.

—Definitivamente ahora lo necesitas —.la pelirroja se sentó en la silla del comedor —si no quieres morir, claro esta —sonrió ladeando la cabeza.

—Fior te ayudará —Aida miró al chico.

—No. no lo haré. Pídele ayuda a Gemma —contraatacó, señalando a la pelirroja—, no tengo por qué enseñarle mis habilidades, no soy profesor. Tú lo metiste, tú lo defiendes —.Disgustado, salió de la sala hacia algún lado.

—Deberías irte, Aida te avisara la próxima semana y te ayudaremos a defenderte. Fior es así —,se detuvo —en realidad somos así, no empatizamos con todos —Gemma se acercó, ofreciéndome mi maleta.

Asentí y salí de la casa. Aida no dijo nada, ni siquiera se disculpó. Paso exactamente una semana, sin que me contactaran, tenía pánico, decidí unirme al club de boxeo al cual pertenecía Isaac. El mes estaba por acabarse y nunca pensé que en tan poco tiempo podría pasar tantas cosas. Las siguientes dos semanas, aprendí lo básico, Gemma tenía razón, debía aprender a defenderme, si quiero mantener a salvo a mi familia, jamás lo había pensado de esa manera.

Recibí una llamada, acabando de salir del club de boxeo. "Billie había golpeado a alguien"

Ningún taxi paraba y la aplicación estaba colapsada.

—Sube —Un carro se posó enfrente de mi. Me agache para ver quien era. Aida.

—No puedo, debo ir por mi hermana —la rechacé. Esperaba que eso no tuviera problemas para mi.

—Sube, te llevo —era mi única opción ahora. Me subí y le di la dirección de la escuela.

Entramos a la escuela y me reuní con la profesora en una aula. Cuando entré había un niño con la nariz sangrando y una Billie enojada, con una trenza más larga que otra.

—Jack Moritz, siéntese por favor —la profesora me sonrió amablemente.

Después de relatar lo acontecido. La madre, es una señora joven, más de treinta años no creo que tuviera.

—Como le decía, Billie jamás había tenido ese comportamiento, le prometo que no volverá a suceder y discúlpeme, en serio —concluí pidiendo hacía la madre del niño y a la profesora.

—Bien, luego de las disculpa si eso no es suficientemente, podemos llegar a otro acuerdo —la profesora sonrió forzada.

—Si la profesora le informó, Billie tiene un corazón un poco delicado, espero que su hijo no la provoque, podría pasar algo que no queremos que suceda —le dije a la madre.

Pecado culposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora