Capituló 2

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Aida

El chirrido de su voz me estaba aturdiendo, debería decirle que se calle la boca o que yo la terminaría callando, pero eso sería llamar la atención y a mi no me gusta llamar la atención. Que molestos son todos en esta escuela y tan inútiles. Debía soportarlos otra semana más siendo apenas lunes.

Ansiaba que las clases del día de hoy dieran por finalizadas, tenia asuntos que resolver. El profesor de matemáticas era un señor ya de edad, el era realmente aburrido al hablar, lo que hacía que su clase lo fuera, pero era un viejo con buenos conocimientos en su área. Conocimientos que yo ya sabía de sobra. Dejo un taller en parejas que el mismo eligió. Lo que más odiaba era trabajar con alguien, para mi es completamente innecesario. Justamente con un tal Jack; descuidado, ruidoso y hormonal.

—¿Cuando haremos el trabajo? —me detuvo en medio del aula.

—Este Miércoles, 4:00pm. Detesto la impuntualidad.

—En la cafetería poppy —asintió.

Salgo lo antes posible del aula. Al llegar al campus me detengo ante la presencia del pelinegro que me espera.

—Gemma nos está esperando —le doy una mirada aburrida y subo al auto.

No hablamos en el camino, no me gusta y el lo sabe, por otro lado Fior podría hablar por horas de estupideces. Llegamos luego de quince minutos a la casa en medio del campo. Entramos y lo primero que vemos es a Gemma con unas tijeras, cortando el cabello de la chica rubia.

—¿Por que se demoraron tanto? —la pelirroja bajo las tijeras viendo cómo el cabello de la chica ahora llegaba hasta su mandíbula.

—¿Tienes algo ya? —Fior se dirigió a la mesa, donde habían instrumentos de tortura. Me senté en el sillón al frente de ellas.

Levantó su blusa mostrando las cortadas profundas que le había hecho a la chica, levantó su mandíbula. El rostro de la chica estaba sangrando, el labio rojo, la ceja y la nariz. Nada que no haya visto antes.

—Es ruda, parece que tiene ganas de morir —Gemma hace un gesto de aburrimiento.

—Lo que pasa es que estás siendo muy blanda, como siempre —Gemma lanzó el cuchillo hacia Fior, pero este lo esquivó con agilidad y quedó estampado en la madera. Ella bufó.

Fior fue arrancando uña por uña, a la tercera. Comenzó a hablar.

—¡Basta!, te dire lo que quieras... saber —gimió

—No solo hablaras, quiero que actúes —Fior se agacho a su altura, hincando una rodilla —, quiero nombres.

—¿De quienes? —se hizo la desentendida. Que molesto.

—Los asesinos de Tomas —lo miro con odio.

—Aunque te los dieras, ya sabes quienes son y tarde o temprano terminarán externinándolos a todos ustedes —sonrió e hizo una mueca.

[...]

Miércoles. 4:00pm. Cafeteria Poppy.

Llegue diez minutos con anticipación. Tome una silla y pedí un té, faltando dos minutos para las cuatro, apareció Jack. Tomó asiento y sacó un libro de su morral.

—Hola, ¿te parece si comenzamos ya? —sonrió. Lo mire unos segundos más y luego le pase mi libro de notas.

—Has la mitad de los ejercicios y la mitad de las preguntas, haré lo mismo —señalé el libro y mire la hora de mi teléfono —. Solo tengo una hora como mucho, pero en media termino.

Lo mire, calmada. Se quedó pensando y luego asintió lentamente. El haría los primeros de cada punto y yo el resto. Termine en una una hora y veinte minutos. No hablamos durante todo ese tiempo, solo trabajamos, menos mal no pregunto nada, es molesto cuando una persona está concentraba en algo y alguien comienza a hablar sin parar. Observó si ya terminó, le queda un problema. Creo que termino antes que yo, si no estoy mal, pero lleva unos cuantos minutos tratando de resolverlo.

—Ya termine —. Avise, pasándole la hoja con mi parte del trabajo. Me miro y levanto ligeramente las cejas, suspire silenciosamente —¿que no entiendes?

Pasó su hoja, en problema estaba bien hecho hasta tal punto, borre el resto y lo terminé. Luego se lo pase. Lo examino, mientras yo recogía mis cosas.

—Ah, sacaste la inversa y luego reemplazaste —entendió. No respondí.

—Eso es todo, que no se te olvide llevarlo mañana —El asiente.

—Aida... —me llama y le dirigí mi atención —, en el club, eras tú, cierto? —. Lo sabía.

El idiota de Fior me llamo por mi nombre tan alto, que muy fácilmente se pudo escuchar, aún con música.

—Más que una pregunta suena a afirmación —. Frunció las cejas y examinó mi rostro, buscando algo.

—Eras tú —afirmó. No articule nada ni cambie mi rostro. No tengo porque dar explicaciones.

—Se me hace tarde —mire mi celular —no me agrada la gente que chismorrea —lo mire sería y luego tome mi bolso y salí caminando lentamente.

Jack

Solo compartía dos clases con Aida. Matemáticas y literatura. Hoy llegue tarde a matemáticas, por culpa de Isaac. Termine siendo compañera de Aida, estábamos en la cafetería poppy haciendo el trabajo, me sorprendió lo ágil que es con la matemáticas, es como si leyera un libro, nada la distrae y aunque se queda pensando unos segundos, verificando si lo que hace está bien, no tiene problemas con ello. Lleva puesto unos jean anchos marrones, y un hoodie café, aún hacía frío, ya casi comenzaría el verano, dentro de poco. Viéndola de cerca, lleva su cabello recogido en una coleta despeinada. Haciendo lucir los piercing que tiene en ambas orejas. Sus uñas no tienen esmalte, ni siquiera brillo y no lleva maquillaje, no que yo note.

Me pregunto si lleva doble vida o si tiene trastorno de personalidad disociativo. Así que me pregunté, decidí hacerlo. Tenía intriga por saber que es lo que hacía. Aunque no hablamos en todo el rato, no pregunto ni puso tema de conversación por lo que deducí que no quería tener uno.

—Aida... —la llame y me miro. —en el club, eras tú, cierto? —me arriesgue, no sabía cómo iba a reaccionar.

—Más que una pregunta suena a afirmación —. Estaba calmada, como si no le importa si era falso o verdad.

—Eras tú —afirme. Siguió con su inexpresividad. Nunca había estado con una chica que actuara así.

Era muy incómodo.

—Se me hace tarde —miro su celular —no me agrada la gente que chismorrea —. Me miro más seria que antes, mientras tomaba su maleta y salía sin despedirse.

Me llamo chismoso, yo no voy regando chismes de cualquiera por ahí, solo porque si. ¿Que le pasa?, no soy una vieja chismosa, sin nada que hacer.

¿Que estás ocultando Aida Romanov? Debería ponerme las de chismoso.

Pecado culposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora