Jamás pensé que me daría la oportunidad de siquiera tocarla y menos sabiendo que había dicho que ella no sentía lo mismo que los humanos normales. Pero aquí estaba diciéndome que tomara o pidiera, pero que no me quedara con las ganas.
Juro que se me pondría dura. Tal como un niño hormonal.
Tome su mandíbula y estampe mis labios con los suyos. Me recibió como se debía, jamás había sentido tantas ganas de besar a alguien como a ella, su boca era tan suave y caliente, además de ágil. Mi mano se fue directo a las piedras debajo del agua empuñando las, controlándome para no tocarla, yo solo dije un beso y no pasaría la raya.
Una corriente caliente recorrió mi espalda y mi entrepierna comenzó a latir.
Sentí un mordisco algo más fuerte de lo que se daría pero luego su lengua acarició mi labio, calmando el dolor, quise más. Y aunque me estaba encantando como nos estábamos besando se escuchó un ruido, yo no le despegaría, pero Aida puso su mano en mi pecho alejándose. Aún sentía su frió metal en mi boca.
Maldito bosque de mierda, aunque gracias a él estamos donde estamos. Que cosita. Mire sus labios inchados y rojos ahora, quise seguir besándola más. Cuando volvió a mirarme, luego de escanear el perímetro, sonó como siempre.
—Hay que comer y luego buscar una salida —se levantó.
No dijimos nada más, mientras esperábamos a que el pescado se asara con el fuego, lave mi camisa y me la puse. Hacia sol, así que nos secamos rápido.
—Cuando me diste tu chaqueta, por qué lo hiciste, insistías en que si me la quitaba moriríamos —seguí comiendo la mitad de mi pescado.
—Tú olor, podemos oler a los que no son como nosotros con facilidad —ni siquiera me miro, siguió quitándole las espinas y comiendo.
—Gemma y Fior son como tú, no? —asintió.
No me pregunten cómo salimos de ese bosque, si salimos fue gracias a Aida. Yo solo la seguía, parecía conocer bien el camino.
Demóranos como una hora o más en esperar a que un carro pasara y nos recogiera. Estaba cansado de estar parado esperando por nada a la deriva.
—¿Tú eres la chica de la que hablaste? Si no me equivoco —recordé. La única que sería igual de pura o más que los principales originales.
—No eres tan lento cómo pensé —asintió.
—¿Te parece que soy lento? —me indigne.
—¿Te parece que estoy bromeando? —levantó sus cejas y decidí callarme —no le puedes decir a nadie, estarías muerto si alguien llega a escucharte hablar o que sepan que tú conoces de nuestra existencia y mas de cómo se maneja todo y sus inicios.
Me señaló y asentí, no podía morir, tenía una familia a la cual cuidar y jamás deje de pensar en ellas desde el momento en que nos chocaron hasta ahora.
Gracias a una señora que salía de viaje nos acercó a donde íbamos inicialmente. Aida inserto la clave de la puerta y pitó dándonos la bienvenida.
—¡Pero miren nada más! Es el corderito y su pastora —Gemma salto del sillón —¿que les paso? Noche salvaje. Me imagino.
—Sube al baño, ya te llevo algo de ropa —asentí y ejecute.
—¡Cuando toque la puerta me abres y me uno a ti! —Gemma gritó emocionada y picarona y se me erizo la piel.
Pensé en que tipo de personas serían ella y Fior. Pasaron lo mismo que Aida o no fue tan malo para ellos, serán de raza pura o serán mixtos. Termine de bañarme y enrollé en mi cintura una toalla que estaba en la gavetas de toallas, el baño era tan grande.
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Pecado culposo
RomanceSiempre fueron polos opuestos, se dice que los polos opuestos se atraen entre sí, justo como un imán. Jack quien es un "alma pura" se terminara encontrando con Aida, quien le dará un gran giro a su vida, cambiándolo en el proceso y defectuosamente a...