Capituló 15

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Aida

—Debiste contarme antes —la trigueña se metió el sushi a la boca.

—Tú debiste mantener tu boca cerrada —le reproche.

Un día de estos le cortaré esa lengua. Fior no ha aparecido desde que se enteró, es un rencoroso de mierda, ni que fuera su plata. Es más que obvio que no a superado su obsesión conmigo, pero se ha vuelto aburrido, debo admitir que al inicio me pareció interesante, pero nada más y le seguí el juego. Era obvio que yo solo veía un camino diferente al de el, para mi solo existía este escenario, donde no se daría nada entre ambos y para el, supongo que si pasaba.

Mis ganas de ver que tan capaz es un ser de amar, me picaron y quise saberlo, pero jamás pude experimentarlo, no soy como otros y el ser superior en alguna forma, me hace inferior en otras, no es como que mis sentimientos o sensaciones no existan o eso me dijo mi progenitor.

—Debería irme —me levanté recogiéndome el cabello en una coleta.

—Sabes es justo lo que necesitas, nada que una buena cacería no arregle —me pico el ojo y yo sonrió —ya sabes que mañana debemos estar listos en el puerto, si no te dejamos. Ya estamos preparados por si Jared decide atacar, sera una velada espectacular.

Tiene razón. Salgo en camino al hospital. Al llegar me filtro como una enfermera y espero a que el paciente quede totalmente solo, Jeremy de la academia me reconoce, esta como escolta y me deja pasar sin problemas. Al entrar le inyectó al suero el líquido. Este sería un gran espectáculo, pidieron algo escandaloso, era un mensaje para alguien más, en realidad jamás se todo y es mejor así.

Lo vi levantarse e hice una seña para que no hiciera ruido. Obviamente no me hizo caso y al abrir la boca amordace sus gritos con un pañuelo, su cuerpo estaba en reposo y débil. Cargue su peso hasta llegar al suelo y corte su dedo anular izquierdo, lo escuché gemir bajo el trapo, comenzó a salir abundante sangre y pinté el piso con su dedo, escribiendo.

Al terminar le limpie el dedo y detuve la hemorragia, puse una curita en su dedo con pomada y lo lleve a la cama. Si no fuera encargado, no me habría molestado en hacerlo de forma gentil.

—¿Por que me haces esto?, ¿quien te mando? —sus palabras inaudibles salían con dificultad y bajas.

—Fui muy gentil, no es así? —sonreí levantando su dedo mostrándole la curita que acabo de ponerle.

No dijo nada y saqué el cuchillo, sus ojos se abrieron de como platos y corte su cuello sobre las sábanas, evitando mancharme. Mientras veía cómo sus ojos perdían el brillo y su cuerpo combatía bajo las sabanas por mi cuerpo corrió una electricidad satisfactoria. Terminé mi trabajo viéndolo y salí sin más, todo seguía normal y nadie se daría cuenta hasta mañana, ya que se prohibieron las visitas.

Entre a la sala de cambio y me puse un saco y un pantalón ancho arriba del uniforme de enfermera, soltando mi cabello, salí del hospital como si nada. Entre a mi auto y me desnude guardando esa ropa y poniéndome otra completamente nueva. Los vidrios eran polarizados así que nadie veía nunca nada.

Mi teléfono sonó y lo tome, sonriendo. Mientras admiraba el mensaje. Desde hace dos días estoy esperando su reacción, me emociona saber que piensa hacer contra mi, si ya comenzaría a sacar a relucir sus colores o se comenzaría derrumbar. Aunque debo admitir que le dediqué más de los pensamientos debidos a Jack, siempre hace cosas que me sacan de mi estado, sorprendiéndome.

No es todo pero, te pagaré cada centavo.

Y he ahí, una primera transferencia a mi cuenta. Quise preguntarle cómo consiguió mi número de cuenta, pero decidí quedarme con la intriga.

Aún recuerdo sus ojos la primera vez que lo vi en la fiesta, aunque había poca luz y estaba oscuro, yo podía ver a la perfección y luego al ver cómo casi le clavan ese perfecto y afilado cuchillo en su cuello blanco y liso, lo abría disfrutando, pero sus ojos se clavaron en los míos, esos ojos que cambian constantemente fue el impulso de quedármelo, yo sabía por qué y no era nada nuevo o humano para mi.

Mentiría si dijera que lo vi hace tiempo y me obsesioné y lo traje a mi, porque yo solo me fijo en lo que debo y en mi entorno, no le doy suficiente interés al resto, pero ahora Jack hace parte de mi entorno, no me importa, pero si me interesa y quiero saber por qué, si es tan normal y ordinario a todos, insignificante y aburrido.

Me hace querer cambiarlo o destrozarlo, en el mejor de los casos ambas. ¿Por qué no?

Jack

Tenía tanta furia, ella no debía meterse en lo que no le es de su incumbencia, fue muy grosero de su parte ver mis deudas y decidir pagarlas. Mi orgullo repetía en mi cabeza el hecho de que ella si podía pagar y comprar todo lo que quisiera, mientras que yo no podía, yo me esforzaba y no me importaba sacrificar mi tiempo, por sacar adelante a mi familia, me llenaba de orgullo pagar las cuentas y darles cosas.

Pero ahora estoy experimentando dos sentimientos, alivio y enojo. Jamás había sentido tanto alivio, jamás, saber que mi familia podría quitarse la soga del cuello y respirar de las deudas, sonreír sin tanto esfuerzo y realmente hacerlo con ganas, sin preocuparse.

¿Tus amigos no deberían hacer lo mismo por ti, tu familia o tu papá? Yo hice lo que nadie hizo por ti y me reprochas, ¿así es como agradeces a los que te ayudan?

Sus palabras eran un tormentillo en mi cabeza. Ella tenía razón. Nadie hizo nada por mi familia, aunque siempre decían estar ahí, se quedaban solo viendo nuestras desgracias.

Entre a la cocina por agua y mamá estaba ahí, solo veía a Aida junto a ella y elimine la visión.

—¡Hijo!, recibí una gran noticia del hospital, ¡podrán aperar a la niña la próxima semana!, ¿puedes creerlo? —se acercó tomando mis manos apretándolas —por fin Dios escucho nuestras súplicas.

Me abrazo y salió corriendo a no se donde.

Si solo supiera que Aida era ese Dios del que ella estaba agradecida. No pude decirle nada, ella tampoco lo aceptaría y su felicidad sería mas martirio, sabiendo que estaba en deuda con una niña mejor que ella. Así que me decidí, trabajaría tanto para pagarle a Aida cada centavo, sin que mamá se entere.

Mamá no pregunto por nada más, se la paso hablando con Billie de cómo sería todo ahora, que podíamos ir a parques de diversiones y ir en aviones a viajar.

—Debe haber un error, no he pagado nada, por eso llamo por que dice que mi pago ya fue realizado —la voz de mamá sonaba aturdida por el teléfono —usted no entiende, es imposible que alguien haya pagado toda la deuda...era mucha —se escucha un silencio y entro a la sala —es que no entiendo, si...

Tome el teléfono.

—Buenas tardes, que pena, ya se solucionó todo. Lamento la confusión —colgué.

La cara de mi mamá era de desconcierto y el corazón me pesó.

Pecado culposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora