Capítulo 25

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No eres nadie

Algo en el aire del día se sentía sofocante, como un depredador acechando a su presa esperando el momento justo para atacar. Noé estaba inquita, continuamente observando por las ventanas de su castillo a la lejanía, sólo para terminar encontrando aguas vacías hasta donde su vista pudiera ver. La sensación de una mirada en su nuca persistía aún y si bajo la tierra se escondía, sabía que algo estaba por pasar, sus sentidos le gritaban que estuviera alerta pero ¿De qué?

Para que hacer la pregunta si no se tiene respuesta. No iba a ignorar aquellas voces de advertencia carcomiendo su pecho, sólo debía seguir con sus actividades y esperar a que aquello que quería pasar, sucediera de una vez por todas. Las manos temblaban ligeramente bajo el toque de sus guantes de ceda, su pie golpeaba repetidamente el suelo en un ritmo constante. Nada estaba bien.

<<¿Qué mierda es esto?>> Se repitió hasta el cansancio en su cabeza.

De un modo u otro, el pinchazo que sintió en un costado sobre su cuello respondió a las alarmas a su alrededor.

Le habían disparado.

La sangre inundó sus ropas escurriendo sobre el suelo color celeste. Sus ojos se abrieron por la repentina imágen frente si, estaba sangrando. Se agachó de un suspiro presionando el costado de su cuello con una de sus manos ¡¿Por qué su cuerpo no se regeneraba?!

Se arrastraba en silencio con pánico escrito en sus rasgos, las imágenes de naves en sus aguas llegaron a su cabeza. La titán de agua en la frontera de su territorio estaba entrando en modo combate y defensa. Un ataque inminente. Los cañones apuntaban al frente cargados hasta el fondo, piratas armados hasta los dientes, no, no cualquier flota de piratas... eran de Shirohige...

El vacío en el estómago de Noé no hizo más que crecer ¿Cuánto más tenía que perder para que el mundo la olvidara? Chasqueó la lengua agilizando sus movimientos hasta la habitación donde se encontraba su invitado no deseado. No era estúpida, Shirohige estaba allí por el muchacho y ella se lo entregaría con gusto, pero... nadie dijo que sin pelear.

Sus ojos se nublaba con la pérdida de sangre, el rastro del líquido carmesí sobre el suelo ya parecía la escena de un asesino en serie. Sus extremidades pesaban más de mo normal y no era precisamente por la sangre faltante, había un objeto pequeño, frío y duro incrustado en la piel donde había sido el impacto de bala. Ese lugar adormecia sus tejidos, inmovilizado el dolor de cierto modo.

¿Kairōseki?

Imposible hacerlo en un modelo tan compacto, pero no había duda. Sus malestares y su debilitamiento eran la prueba fiel a su hipótesis, por eso no podía regenerar su herida. Su mano temblorosa se encargó de la cerradura en la puerta de metal, el rechinar del metal le dio la bienvenida al entar a la habitación donde se encontraba Puño de fuego.

Sus ojos se encontraron con los contrarios en una mirada compartida por la confusión, la albina estaba por indicar que la siguiera cuando el sonido aturdidor de un cañón al dispararse retumbó desde la lejanía.

- ¡¿Qué fue eso?! - Cuestionó el azabache poniéndose de pie instantáneamente - ¡¿Estás bien?! - Su voz se altero al ver el escurrimiento de la sangre entre los dedos de la mujer sobre su cuello con fuerza.

Noé no tenía tiempo para perder explicándole que su padre la estaba atacando por su culpa. Así que sólo aguantó un quejido por lo bajo tomando unas pinsas cercanas sobre una mesita de noche. Ante los ojos inquisitivos, aterrados y hasta cierto punto asqueados del contrario, Noé las introdujo con violencia en el orificio de su cuello mordiendo con fuerza su labio inferior.

Voces silenciosas (One Piece x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora