Capítulo 26

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Rencor

La sangre pronto salió del vientre de Marco a chorros cuando Noé retiró el arma blanca. Sus manos se marcharon del líquido carmesí y su rostro igual con gotas deslizándose entre sus rasgos.

El ceño fruncido en su frente marcaba sus emociones que se disparaban con una bala al jalar el gatillo. Shirohige abrió sus ojos al ver que Noé había sido capaz de dañadas físicamente a Marco, ¿Un arma de Kairōseki? ¿A esto había llegado ellos dos? Al punto de dañarse físicamente si así lo requería las situacion.

Marco jadeó pateando a la chica con sus garras para alejarse de ella, el cuchillo había caído al vacío hundiéndose en el agua con un rastro rojizo sobre el líquido. Noé se recompuso sintiendo en fuerte picor en uno de sus ojos, llevó una de sus manos al lugar proveniente de la molestia retirándola levemente después de impregnarse de aquel fresco material vital para su cuerpo.

Sus ojos no se apartaron de su mano manchada de sangre, pensamientos llegaron a su cabeza como un torbellino, odiaba ser herida, como odiaba ser traicionada, como odiaba estar sola, como odiaba... ser molestada. Sus cejas se juntaron en una mueca desagradable, su boca se hizo una línea torcida por la incomodidad y la rabia, sus ojos se ensombrecieron al levantarlos para ver a sus enemigos frente suya.

Juraría de no ser por los sentimientos y años de compañía que ahora aborrecía haber tenido, les cortaría la cabeza y la empalaría en una espada de oro, a cada uno de los presentes que tenían la osadía de venir y plantar sus sucias manos en su territorio, que se atrevían a venir, decirle y apuntar los defectos de su lamentable vida ¿Con qué derecho?

Que aquel chico despistado, imbécil y malafortunado de Puño de fuego hubiera caído en sus aguas a sabiendas de una tormenta y que era usuario, no era su culpa, bien se decía que territorio enemigo era tierra peligrosa y Noé, haría la demostración a dicha frase.

Sus sentimientos reprimidos estaban en ebullición a punto de explotar. Sus manos se juntaron en un ruido sordo apretando fuertemente, haciendo que sus nudillos se pusieran más blancos si eso era posible.

Las aguas en los alrededores comenzaron a ser erráticas, las olas chocaban unas contra otras golpeando la madera de los barcos que se mecían con violencia. Los piratas pronto se sostuvieron de cuerdas y mástiles para no caer al agua que seguro los ahogaría en una muerte dolorosa.

El labio inferior de Noé temblaba gracias a la mezcla de emociones sin definir, ¿Ira? ¿Tristeza? ¿Temor? No lo sabía. Aquello comenzaba a nublar su juicio y las decisiones que tomara a partir de ese momento definirían el fin de un ciclo en el que ella era la violentada por aquel a quien las ganas no le faltaran.

El viento comenzó a golpear fuertemente sus rasgos, su cabello se convirtió en una maraña moviéndose hacía atrás, sus ojos se volvieron brillosos en cuanto se dió cuenta de lo que tenía que hacer. No le gustaba la idea pero se tenía que hacer por el bien de su persona.

Apartando la vista de quien alguna vez fue su padre, dirigió sus orbes a la titán de agua a su lado que ahora la protegía de ataques sorpresa. Sus cejas se juntaron al saber lo pasaría a continuación. Con un movimiento de cabeza la mujer de agua asintió bajando sus manos al mar hasta cubrir la mayor parte de sus brazos.

Shirohige abrió sus ojos ordenando rápidamente con gritos crudos que salieran de ahí inmediatamente. La angustia era casi palpable en su tono, cuando veía a la niña albina sobre su altura en aquella plataforma ya no veía a la indante a quien le había dado su apellido y una familia, era solo una... enemiga.

Su vista fue más atrás hasta ver a Ace con su semblante de preocupación, le sonrió débilmente arrugado la piel de su frente y nariz asintiendo al saber que quizá, esta había sido una guerra perdida desde el inicio. Cuando veía a los alrededores, la gente que le respetaba y seguía hasta el fin de los tiempos estaba a su lado, su familia y quien le importaba estaba ahí, le transmitió paz.

Soltó la espada de su mano que cayó en un fuerte estruendo en la madera y simplemente se dejó ser uno contra el viento. Analizando mejor la situación ¿Acaso había tenido posibilidades de ganar en primer lugar? Estaba en mar abierto, con sus mejores combatientes a su lado pero... olvidaban que el enemigo tenia la ventaja al estar en su mejor hábitat.

Controlar el mar era de hecho, el poder que no había contemplado y seguramente, el que acabaría con el aquella tarde.

- Marco - Su voz salió en un susurro ronco mientras sus ojos se apagabn de aquel brillo característico.

El nombrado llegó a su lado sosteniendo la venda improvisada en su vientre que le habían colocado hacia unos instantes. Tenía el presentimiento de lo que iba a decir su padre, pronto un nudo en su garganta se alojó.

- Llega por detrás sin que te vea y huye de aquí con Ace - Ordenó severamente viéndolo directamente a los ojos.

Marco no respondió, su boca se torció con disgusto y sus cejas de fruncieron.

- ¿Me pide que lo abandone? - Respondió con ofensa mientras recomponía su postura.

- Te pido... - Dio un largo suspiro dándole una mirada comprensiva - Te pido que salgas de aquí con Ace. Es todo -.

Marco ni siquiera se atrevía a oponerse al ver la expresión de su padre, era casi una súplica indirecta. Dentro de su pecho sabía el porqué, iba a morir y quería salvarlo de compartir su destino. No lo quería, no lo aceptaba pero lo iba a hacer por él, porque se lo pidió y se lo debía.

Asintió débilmente bajando la mirada al suelo asumiendo sus órdenes y emociones alejándose discretamente hacia la parte de atrás del barco.

Aquellos que aún seguían al lado del emperador ni siquiera se inmutaron, no pelearon y no se opusieron a lo que estaba por venir. Morirían al lado de su padre porque esa era su lealtad y era a lo que tarde o temprano estaban destinados.

La titán de agua elevó con fuerza una pesada masa de agua que se elevaba por los aires con los segundos más y más hasta convertirse en un tsunami masivamente grande. La vista era simplemente aterradora para aquellos que lo observaran desde la lejanía, no había a donde huir y tampoco, como.

Lo último que vieron los cansados ojos de aquel hombre como una reliquia de una era pasada, fue la masa de agua golpeándolo fuertemente y después, la belleza de las profundas aguas azuladas en cualquiera de sus oscuros tonos. Una hermosa vista que no tenía el placer de haber observado a detalle en su larga vida, lástima que esta haya sido la primera y última vez.

Por suerte, la curiosidad había sido sasidada y sus ojos finalmente podían descansar.
















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Que onda, vine con hartas ganas de hacer arder al mundo.

Bienvenid@s de vuelta a esta trágica historia ♡

©-Yaratzalli 2022

Voces silenciosas (One Piece x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora