Capítulo 17

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Renacer de las cenizas

— ¡Esto parece en maldito juego! — Gritó un enfurecido Akainu en el despacho de Sengoku — De haber estado ahí le hubiera quemado el pecho y nos hubiéramos desecho de este problema —.

El mayor comía de sus galletas soportando los aturdidores gritos del almirante. La razón de su enojo era la reaparición de Noé en los mares, le tenía un profundo odio ya que al ser la emperadora más joven, ponía la credibilidad y fuerza de la marina en duda.

— ¡Una niña! ¡Una sola niña nos deja como inútiles ante el gobierno! — Seguía gritando el contrario.

Sengoku mantenía la compostura con un plan ya ideado que nadie conocía por el momento.

— Noé ya cayó una vez, está sola y sin fuerzas en la boca del lobo. Es sólo cuestión de tiempo antes de que la devoren — Comentó con calma.

— ¿Y nosotros nos quedamos esperando? — Inquirió soberbiamente el almirante.

— Hay cosas que caen por su propio peso, esta no tiene por qué ser la excepción — Dijo formando un semblante serio — Sin embargo no quiere decir que no hagamos nada. Al destino solo hay que darle un ligero... empujón —.

[...]

Del otro lado de los mares, una Noé ya establecida en su barco se encontraba frente su escritorio con un mapa encima suyo. Este mostraba las tierras de los emperadores y aquellas que aún le pertenencian, no eran tantas luego de su desaparición del ojo público por unos meses y su intento de suicidio.

Aún así había quienes aún creían en ella y su lealtad era algo que les caracterizaba. Estaba en un viaje para visitar a sus seguidores y reafirmar sus tierras para que los lobos no vinieran y las devorasen.

Suspiró con frustración tomando el papel en sus manos para doblarlo y guardarlo dentro de un cajón en su escritorio. Se paseó por la habitación hasta salir a la cubierta y tomar un poco de aire fresco. Pronto una idea de cruzó en su cabeza, ¿Por qué no visitaba a Shirohige? Su poder le daba la oportunidad de estar en cualquier parte del mar con una copia de ella hecha de agua.

Sonrió con picardía al haber tomado su decisión y pronto se sentó en la blanquecina madera de su barco. Se cruzó de piernas en posición de loto y se concentró en los pensamientos que pronto llegaron a su mente, miles de voces de todos aquellos en los mares hasta que escuchó una en particular.

— El estará bien-yoi — Esa inconfundible voz.

Sonrió y pronto creó una ella hecha de agua que fue subiendo por un lateral del barco hasta caer en un golpe seco sobre la cubierta llamando la atención de los presentes.

— ¡Noé! - Saludó Marco llegando a su lado con una sonrisa — Me alegra ver que estas bien — Le dijo de manera paternal.

"Y a mi me alegra poder visitarlos, bueno... algo así" — Comentó con burla.

— Esta bien — Le resto importancia — Ya estas aquí. Vamos, padre está con el nuevo miembro del te habíamos comentado-yoi — Finalizó comenzando a caminar hacia el fondo del barco.

Noé le siguió en silencio siendo saludada por los otros miembros a los cuales ella regresó el gesto. Pronto divisó un gran grupo de tripulantes que rodeaban a Shirohige y otra persona. Al estar a un par de metros distinguió una cabellera negra pertenece a un chico, aquel en el que su rostro era adornado con unas pecas que a Noé le parecieron lindas.

— Padre, tenemos visitas-yoi — Anunció Marco.

El nombrado buscó con la mirada hasta encontrar la de Noé, una sonrisa se apoderó de su rostro.

Voces silenciosas (One Piece x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora