Capítulo 36

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Ecos

Hace años atrás, entre las viejas paredes de piedra de una prisión oculta para el ojo público, una pequeña niña llamada Noé residía confinada en una de las celdas. Totalmente sola en la oscuridad, abandonada ante la vida y cualquier Dios.

Noé, ese era su nombre, aunque la mayoría de las veces era solo un susurro en el viento que se perdía en la vastedad del lugar. Encadenada, hambrienta y sucia, esa era su realidad cotidiana. La piel pálida por la falta de los rayos del sol se había convertido en su distintivo, un recordatorio constante de su aislamiento del mundo exterior.

Las voces en su cabeza se convirtieron en su única compañía, susurrándole palabras de consuelo en medio de la desesperación. Eran su refugio ante la falta de comunicación con cualquier otra forma de vida que no fuera la suya. Cada día era una lucha por sobrevivir en medio de las sombras de la prisión, cada día una batalla por mantener la cordura en un mundo que la había olvidado incluso antes de conocerla.

Noé, la niña abandonada en la oscuridad, luchaba por encontrar una chispa de esperanza en medio de la desolación que la rodeaba. Pero incluso en la más profunda de las tinieblas, una luz siempre podía brillar, aunque sea débil y distante. Y en el corazón de Noé, esa luz comenzaba a arder, alimentada por la fuerza inquebrantable de su espíritu y la determinación de sobrevivir a pesar de todas las adversidades que la vida le arrojaba.

Ella desconocía el porqué había sido encerrada, privada de toda comunicación. Una niña a la que le habían robado su infancia, el momento más feliz e inocente de una vida. El amor de una madre o la protección de un padre, lanzada sola a un mundo que no duraría en hacerle daño.

Ella abrazó sus rodillas, dejando las lágrimas con impotencia mojar sus mejillas. No era valentía o cobardía, solo era una pequeña niña con temor ante el peligro de su vida. Piensa por un momento en que, si esta no hubiera sido lo que ella recuerda como infancia, ¿A dónde habría llegado?

Una gran almirante, una médica especializada, una rescatista dispuesta a ayudar... cada uno de esos sueños se quedaron en eso, una ilusión esfumada con el soplido del viento. La marina, quienes eran sus héroes y la justicia, fueron los mismos que la pusieron tras las rejas. Piensa en arrebatar un sueño y un ideal para pisotearlo aunque seas un niño.

Cómo bien dicen, la vida no juzga ni discrimina, es cruel pero justa. Sin embargo, con Noé había olvidado la equidad y ser justa. Dios la había abandonado y con ello, también a su suerte. La pequeña albina detuvo su llanto para poder escuchar un sonido diferente a cualquiera que hubiera oído antes. Era una voz.

Dulce, pura y buena. Fue como ella lo definía. Podía notar como con el pasar de los segundos se acercaba más a su celda, ecos de tacones y el 'ring' de joyas golpeándose unas a otras por el meneo del cuerpo al caminar le acompañaron en la sinfonía. Oculta tras la oscuridad de su celda Noé pudo ver la figura de una mujer alta ante ella.

Podía verla escanear con su vista el lugar, buscando su pequeña figura al fondo. Una de sus manos quitó los lentes sobre sus ojos, pronto la infante pudo ver unos bellos orbes celestes como el mar más puro y bello aún entre tanta oscuridad. Sin embargo, aquello quedó opacado cuando pudo ver la ropa que llevaba puesta, un pulcro y blanquecino uniforme de la Marina se burlaba en su cara.

La niña se puso de pie en silencio, aferrando sus uñas a la piedra detrás de ella, su respiración temblaba, su pulso se aceleraba, pero su voluntad seguía intacta.

- Puedo oírte temblar allá atrás - El fuerte acento sureño atravesó sus oídos como una bala. La mujer se acercó hasta tocar con sus manos los barrotes - No tienes que hablar si no quieres, menos confiar en mi - Su expresión se volvió amable - Solo te pido que me escuches - Ella se agachó hasta estar en cuclillas. Noé podía sentir que a pesar de estar oculta por la oscuridad, la mujer sabía exactamente a dónde mirar.

Ella suspiro y tarareó contenta para sí misma, tomando su silencio como su respuesta - Me llamo Samirah, miembro del grupo A0 de la Marina, encargados de asuntos privados del gobierno. Tu... ¿Sabes por qué estás aquí? - Ella cuestionó dejando el silencio reinar. Noé pensó en ese momento que la mujer era estúpida. Por si sus compañeros no le habían dicho, ella era muda.

- ¡Oh, cierto! - Interrumpió en un chillido buscando frenéticamente algo en la bolsa interior de su saco blanco. Su cara cambió a una expresión feliz cuando sacó felizmente una pluma y una libreta - Olvidé que eres muda, mala mía - Se disculpó atravesando su brazo entre los barrotes que las dividían con los objetos en mano - Tómalo - Ordenó.

La niña lo dudó un poco, aún así, se acercó a paso lento y doloroso sintiendo como sus huesos cortaban su piel desde el interior. No comer ciertamente hacia adelgazar a tu cuerpo de una manera mortal y dolorosa. Su pequeña y huesuda mano le arrebataron los objetos a la contaria.

- Bien, como dije ¿Tienes algún conocimiento de por qué estás aquí? - Sus ojos recorrían su cuerpo, juzgando sus viejas y sucias ropas en el camino. Noé ni siquiera se molestó en escribir, simplemente negó con la cabeza.

- Hmm - Tarareó anotando mentalmente la respuesta de la niña - Verás... - Comenzó diciendo con un tono amargo al oido que a Noé no le gusto escuchar - Digamos que hay gente, mis jefes si soy específica, que están buscando algo que se perdió, fue robado por un traidor y escapó con ello al mundo. Algo que no debía ver la luz, ¿Lo entiendes? - La luz en sus ojos se oscureció como un eclipse. Sólo había cuencas negras que penetraban el cuerpo de Noé con la mirada.

- Ese algo es muy importante para nosotros - La albina pudo escuchar como la piel de las manos de la mujer cirugía bajo el fuerte agarre que tenía en los barrotes de metal - Y sé que sabes de lo que hablamos - Fué ahí cuando Noé observó con temor como la mujer atravesó como una sombra los barrotes.

La infante cayó hacia atrás mirando hacia arriba como la mujer se cernia sobre su cuerpo. Sus ojos brillaron en la oscuridad como un demonio, pupilas fijas y dientes afilados. Era como ver un animal enfermo de rabia y perdido en la locura para atacar a todo Dios. Uno muy cuerdo y listo que hacía los bellos ponerse de puntas.

Se agachó a su lado, las uñas de sus manos habían crecido notablemente en una punta negra y brillante, uno de sus dedos rozó la mejilla de la niña, cortando la fina capa de piel dejando salir un pequeño hilo carmesí que recorrió su mejilla - Sabes, al gobierno no le gustan las personas que quieren saber lo que no deberían. Aquellos que se meten en asuntos que no les conciernen y de los que deberían alejarse - Su aliento golpeó de lleno en la cara de Noé, haciendo que ella se alejara hacia atrás.

- ¿Conoces a la niña demonio? - De pronto preguntó, Noé tomó la libreta y la pluma escribiendo como podía en la oscuridad. Volteó la libreta con las palabras escritas '¿Nico Robin?' La mujer se rió encantada - Ella misma - Se pavoneo - Su isla era muy importante. Casi diría histórica para el mundo, pero cometieron un error - El tono de su voz salió como el de un animal en unos segundos - Estudiaron un tabú y por eso los aniquilaron, Nico Robin pudo escapar gracias a la bastarda de su madre - Noé bien sus ojos vagar por la celda mientras hablaba.

- El problema es que cuando huyó, también lo hizo su conocimiento. Por eso es que desde ese día la cazamos hasta poner su cabeza en una estaca y su cuerpo en una zanja - Sus orbes finalmente volvieron a ver a la niña en el suelo - Yo, de hecho, estoy encargada de ello desde hace más de diez años. En fin - Suspiro quitando la tierra de su uniforme - Te cuento todo esto para que no pienses en si quiera mentirme. Porque lo sabré y aunque seas una niña... bueno, alguien tiene que hacer el trabajo sucio -.

Fue ahí cuando los pensamientos de Noé cayeron en cuenta, decir la verdad que dijo no saber no garantizaba su seguridad y no decirla, no garantizaba su supervivencia.

- Preguntaré una vez más, ¿Conoces lo que fué robado, donde está el traidor, sabes cómo funciona o lo que es...? - Las preguntas siguieron y la sensación de estar abrumada de Noé también, hasta que finalmente una patada en su estómago que le sacó el aire y la trajo de vuelta a la realidad llegó - Ponme atención niña estúpida - La mujer le escupió con rabia.










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¡Drama!

Y claro, finalmente la historia antes de la amnesia ;)

¡Gracias por leer! Es realmente bueno estar de vuelta.






©-Yaratzalli 2024


Voces silenciosas (One Piece x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora