Capítulo 23

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Fuerza mayor

Con el pasar de los meses Noé no sólo levanto de las ruinas un reino caído, hizo algo más para que el mundo fuera el testigo del cambio de una nueva generación y con ello, el concepto del poder. Mantenía los ojos puestos en ella como un arma lista para accionarse contra su cien en cualquier momento, mientras ella se mantenía imperturbable, sin embargo no había que confundirlo con sumisión.

Era auténtica. Decia la verdad y explicaba el por qué de su accionar, mostrándose vulnerable algunas veces para que la gente la viera como real y verdaderamente era, un ser humano que sentía y no una piedra inquebrantable que siempre ponía la frente en alto sin importar que. La gente auténtica no es perfecta y mucho menos ajena a los sentimientos, cualquiera que diga lo contrario era un pleno mentiroso.

Como burla al gobierno y la marina la nuevamente nombrada emperatriz enviaba con regularidad cartas a la prensa con tono de sátira y crítica al ineficaz manejo de su "Autoridad" contra el mundo, remarcando que sus acciones en nombre de la justicia eran un insulto a quienes velaban por un cambio igualitario, al contrario de lo que hacian que era solo manchar y tergiversando su verdadero significado.

Incubriendo las acciones de los nobles mundiales que trataban a los esclavos como una práctica de diversión, los leonés de un circo. Algo que aborrecía la albina con su propia vida, una cosa en común entre ella y los revolucionarios. La busca de la libertad de quienes estaban cautivos y sobre todo su igualdad para el mundo como misión prioritaria.

¿Qué pensaría el mundo si una emperatriz se aliara con el conocido criminal Dragon? Se orinarían en sus pantalones seguramente, levantando sus armas y tragando su orgullo en busca de aliados dispuestos a poner la cabeza de la niña en una estaca como trofeo. Nada que Noé no hubiera esuchado antes o supiera de sobra.

Pero si era algo que tenía que hacer para conseguir sus objetivos, no dudaría en hacerlo. Ella misma se tragaría su orgullo por el bien mayor. De sólo pensarlo el brillo de sus ojos regresaba parcialmente con una ligera esperanza de que no todo era imposible y cruel en la vida. El pequeño rayo de luz para aquellos cautivos.

"Aquí una vez más con otro de mis ejemplares que dudo paren de llegar dado el decadente gobierno actual que se hacen llamar líderes de nuestra sociedad, un insulto y burla de gran escala.

Son seres que poco o nada son como la verdadera gente que vive al día y quienes experimentamos el mundo real a comparación de la jurbuja en la que ellos se encuentran diariamente. Aquellos que observan los rostros de los demás en el espejo menos el propio. Normalizando la práctica que el mundo entero lo ignora, lo acepta o teme contar por miedo a represalias, confundiendo la admiración con idolatría, incluso la ignorancia.

No soy nadie, sólo alguien que fue lo valiente para decir lo contrario con la frente en alto, encarar sus métodos obsoletos y crueles. Señalar con el dedo con aquel derecho que ellos mismos se jactaron al tener cuando decidieron que era una amenaza, cuando mi gente era una amenaza y sin embargo, sólo eran inocentes bajo el manto de una líder inexperta.

Ahora, yo. Con las palabras escritas de mi puño y letra, declaro de manera pública que la paz y silencio por mi parte contra la injusticia llegó a un punto sin retorno, advirtiendo a aquellos que interfieran en mi camino por un mundo mejor y libre, sufrirán el mismo trato que sus líderes sociales sin discriminación alguna.

El cambio comienza con una voluntad fuerte. A veces no te das cuenta de tus propias fortalezas hasta que te encaras con tu mayor debilidad y la mía, fue quedar sola. Por ello no tengo nada que perder para cumplir mi meta, que si mi vida se fuera en ella sabría que sirvió de algo y no fue desperdiciada en una fría y rugosa cuerda colgante de un techo."

- N.

El papel del periódico se arrugó bajo las callosas manos de Sengoku en arrebato de emociones. Sabía que lo llamarían para que el mismo se encargara de la niña ante el fallo rotundo de Akainu en su momento. Resopló dejando caer el peso de su cuerpo sobre el respaldo de su silla intentando tolerar el creciente dolor de cabeza.

Cerró sus ojos tratando de tranquilizarse en su silla por un instante. Su puerta se abrió con un fuerte golpe sacando de sus labios un quejido de molestia, su vista se posó en el intruso parado frente su escritorio comiendo un par de galletas de una bolsa, el héroe de la marina, Garp.

- Imagino que ya viste el periódico - Dijo metiendo otra galleta a su boca.

Sengoku se limitó a quedarse en silencio fruncinedo el ceño al ver las migajas caer del pequeño postre dulce de la bolsa hacia la alfombra del suelo.

- No tengo tiempo para tus bromas y sarcasmo justo ahora - Respondió curvando sus labios en una mueca molesta.

Garp se río entre dientes, aparentando una fachada despreocupada cuando realmente, en el interior, sabía que esto había escalado a pasos agigantados desde que Noé había rechazado la última oportunidad que le había dado la marina de unirla a sus fuerzas para no matarla en su lugar.

La niña estaba perdida si el poder total de la marina y no unos cuantos buques llegaban a atacarla con una Buster Call. En este punto para ella era una salida al parque enfrentarse a alguna, por ello la estrategia definitiva del gobierno era enviar sólo a altos rangos de la marina junto al CP0, una de las dos agencias en el más alto secreto del gobierno.

Aquello no sería conocido como una guerra, si no como una masacre. La preocupación no sólo crecía porque Noé representaba una amenaza para ella misma y el mundo, ella había olvidado sus primeros años de vida y con ello, el mayor de sus secretos y propósito de vida.

Ella jamás debía haber nacido, jamás debía haber estado en este mundo en primer lugar, era una mujer camiando por el mundo de los vivos y ni siquiera lo sabía.

- ¿Es momento de que lo sepa? - Cuestionó Garp con voz rasposa de manera seria desde su lugar.

Sengoku respiró hondo cruzando sus brazos, Garp, el gobierno y él eran los únicos informados sobre la información altamente clasificada de la menor sobre sus orígenes y porque era perseguida desde un principio, al menos lo que recordaba la albina de su niñez.

- Haré una llamada, alista tus cosas - Sengoku respondió áspero levantándose de su asiento rumbo a la puerta de salida - Dios salve a esa pobre niña - Murmuró para sí mismo.

Del otro lado del mar, un imperturbable chico de cabello azabache y pecoso atravesaba los mares sin estar consciente de que una fuerte tormenta estaría por estar en unos cuantos instantes. No muy lejos de las tierras de cierta emperadora demasiado territorial.

Un encuentro entre tripulaciones enemigas, ¿Eso detonara en un enfrentamiento entre antiguos colegas? La clave del destino dependía de un joven llamado Ace y su suerte desastrosa.




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©-Yaratzalli 2022



Voces silenciosas (One Piece x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora