1. ESCAPE

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- ¡¿Por qué te están persiguiendo los cuicos?! - Arya preguntó nuevamente.

- ¡Que se suban al coche ya! - repitió, acelerado, y es que las sirenas sonaban cada vez más cerca.

- ¡Si no nos dices por qué, que se suba la más vieja de tu casa, güey!

Apretando los ojos y los dientes, Alfredo llevó una mano tras su espalda y la introdujo bajo su chaqueta.

- ¡Porque tengo “sustancias psicoactivas” en el maletero! Ahí está. Y eso por decirlo finamente, como a ti te gusta, ¿no es así, princesita Rivero?

- ¡Ah, pues, eso es tu problema! Yo no estoy dispuesta a hundirme por culpa de TUS pendejadas. ¿Me entend...

- ¡Ary, cierra la boca! - saltó Mathilda, tan acelerada como su chico. Adoraba a su mejor amiga, pero cómo le estresaba que fuese tan inocente y “correctita”. Es más, desde que se conocieron, había estado tratando de hacer que entendiera que si seguía así, no sería nadie en la vida. - ¡Cierra la boca y súbete!

- No quiero.

- ¡Me vale! - la pelinegra con mechas de colores gritó de vuelta.

Alfredo estalló y tiró del brazo de Arya, para acercarla a él y así poder apuntarla con una pistola sin que lo vieran.

Siendo que estaba usando un crop top por debajo de la chaqueta floreada jean oversized y unos jeans oversized, ella podía sentir el arma en su vientre descubierto, y eso la puso a temblar.

- ¡O te subes o te juro que la vas a pasar muy mal, guapa! De todas maneras, ya estás metida hasta el cuello porque el coche está alquilado a tu nombre. ¡Así que vienes o vienes!

- ¡Déjame! ¡Déjame, animal! ¡No quiero ir a ningún lado! -gritó, luchando por zafarse.

Mathilda tiró de la chaqueta de su chico hacia atrás, apartándolo y metiéndose en medio.

- Mathilda, ¡¿tú estás metida con este tipo en toda esta porquería?! Fue por eso que quisiste llevarte mi pasaporte, ¿verdad? “Tenía miedo de que te rajaras de nuestro viaje a Dubai por tu estúpido miedo a los aviones”, mis calzones. - Arya agarró del brazo a su mejor amiga bruscamente, con ganas de llorar de estrés.

- ¡No! ¡Yo no sabía que lo iban a agarrar los cuicos! ¿Ya?

- Pues, vean ustedes cómo le hacen. Yo no me pienso mover de aquí. - negando con la cabeza, la miraba con decepción.

- ¡Que no me importa lo que tú quieras, la puta madre! - como un animal, volvió a violentar a Arya jalándola del brazo y poniéndole el arma en la cintura. - ¡Súbete!

- ¡Súbeme!

- ¡Ya basta, Freddy, no más! ¡Así tampoco! - se metió en medio por segunda vez y le dio un empujón, para después colocarse frente a su mejor amiga mirándola de una forma que, por primera vez, consiguió asustarla. - Sis, te hago acuerdo que tengo tu pasaporte y sin él, no vas a poder irte ni a la esquina.

- Dámelo. No quiero ir con ustedes. - la actitud de su mejor amiga la tenía paralizada.

- O te subes por las buenas o... o le digo a Freddy que te suba a su manera.

Lo siguiente que supo, fue que estaba de copiloto en ese auto alquilado a su nombre. Su mirada estaba fija en la ventana y las lágrimas congeladas adentro de sus ojos. No supo en qué momento Mathilda le quitó las llaves para ir manejando como si la vida se le fuera en ello. Por otra parte, la amenaza que le había hecho la había dejado como un cuerpo sin alma y ya ni siquiera era capaz de preocuparse de que los pararan por mega supremo exceso de velocidad primero antes de descubrir que quien estaba al volante no tenía licencia y que las sustancias psicoactivas estaban en el maletero.

Impropia PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora