Trece

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🇲🇽 | Condesa, CDMX | Sábado | 2015 | 9:10 a.m.
ʚ Rosario ɞ

Habían pasado varios días. Alexis y yo no volvimos a salir los fines de semana, había intentado de todo para volver a acercarme pero el estaba ocupado en otras cosas y con otras personas pues su círculo social había crecido mucho, en especial el porcentaje de chicas.

No quería admitirlo pero de verdad me sentía mal. Este fin de semana decidí cancelar mis planes con Matías para poder descansar de todo ese agobio que sentía.

—¿Qué pasa mi chiquita?—pregunto mi abuelita y la mire—Nada más estás picando tu almuerzo y no comes nada.

—Nada tita, nada más estoy cansada—le di una sonrisa débil y me comí un pedazo de hotcake.

—¿No tiene que ver con que Alexis ya no viene los fines de semana?—pregunto ella interrogándome.

—Si es cierto Chayito, Ale ya no ha venido. Deberías decirle que venga a comer al rato—dijo mi mamá poniendo un vaso de leche frente a mi y otro frente a mi abuelita, pera después sentarse en la mesa con nosotras.

Las mire a ambas—Ammm, no se si quiera venir. Luego está muy ocupado, por eso no hemos salido—excuse.

—¿Y Matías?—pregunto mi mamá.

—Ahí anda—baje la mirada—por ahí en su casa o yo que se ama.

—Mijita, ¿Sabes que puedes decirnos cualquier cosa verdad?—Dijo mi abuelita tomando mi mano bajo la mesa.

—Lo se abuelita—sonreí y me dedique a comer todo lo de mi plato.

Estábamos charlando las tres, sobre la noche mexicana que haríamos en la casa el próximo sábado por la independencia, hasta que el sonido del timbre nos interrumpió.

—Yo voy—me levanté de mi lugar para abrir la puerta, sin embargo, no esperaba encontrarme a Lupita y a Santiago.

Ambos me miraron con una sonrisa—Chayitooooooo—dijo Lupita y me abrazó a lo que yo correspondí.

Los tres estabamos en los mejores términos después de todo, no entiendo porque con Alexis es tan difícil.

—Hola, pasenle. No me avisaron que venían—ellos entraron y cerré la puerta de mi casa.

—Es que queremos ir al cine, pero solo nosotros tres, como en los viejos tiempos—dijo Santiago.

—Dejen pido permiso y vamos, ¿Quieren un hotcake?—dije caminando a la cocina y ellos aceptaron.

—¿Quién era Chayo?—grito mi mamá pero ya estábamos en la entrada de la cocina—¡Santi!, ¡Lupis!—dijo mi mamá emocionada—hace mucho no los veía ya están bien grandes. Siéntense, ¿Quieren hotcakes?—ellos asintieron y mamá se empezó a levantar de la silla, la detuve.

—Yo les sirvo má, tu sigue comiendo—ella sonrió y fui a sacar unos platos de la alacena mientras ellos hablaban.

Empecé a servir los hotcakes y mi mamá empezó a platicar con Santi y Lupi.

—Le digo a Chayito que debería invitar a Alexis a la casa, hace mucho que no lo vemos por aquí y ya lo extrañamos—escuché que dijo—Me cae mucho mejor que ese niño Matías.

Santiago se empezó a ahogar con su vaso de leche y Lupita le empezó a pegar en la espalda mientras soltaban risas inevitables. Yo solo los mire mal.

—Tomen—les arrime la comida y me senté junto a mi mami.

—Es que Quackity está ocupado. El quería venir pero nos cancelo y no nos dijo porque—dijo Lupita obviamente estaban mintiendo, Alexis no me quiere ni mirar.

Un amor muy a la mexicana; Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora