Dieciocho

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🇲🇽 | Polanco, CDMX | Sábado | 2015 |
2:45 p.m.
ʚ Alex ɞ

Había pasado un mes desde que intente arreglar las cosas con Rosario para algo más que una amistad, dejándome en claro que tanto Lupita como Santiago estaban equivocados.

Deje de insistir en eso después de verla emocionada por una cita que iba a tener con un chico un año más grande que nosotros, dónde terminamos los cuatro en casa de Chayo ayudándola a elegir que ponerse para su primer cita y yo no podía hacer nada más que apoyar su felicidad.

En cuanto a Harumi, su gusto por mi se fue cuando empezo a descubrir lo que de verdad quería y no era un chico. Así que se podría decir que somos muy buenos amigos, de vez en cuando me llamaba para contarme sobre alguna niña que le gustaba o salíamos a la plaza a tomar un café, cosas más tranquilas que normalmente no hacía.

Pero hoy me encontraba ayudando a mi mamá a poner el altar de día de muertos, el último que iba a festejar en México.

—Mi vida, me alcanzas la cinta diurex por favor— dijo mi mamá trepada en una mesa.

Fui por la cinta y le corté pedacitos para que le pudiera pegar un velo a la virgencita.

—No te vayas a caer má—le dije sosteniendo la mesa.

—Si me ayudas no me caigo, corazón. Pásame las tachuelas, ándale—extendí mi mano para alcanzar la caja de tachuelas y pásale unas.

—¡Amor, ya acabe de lavar la fruta!—gritó mi papá desde la cocina.

—¡Secala, ahorita la acomodamos!—respondió mi mamá terminado de acomodar la tela blanca—a ver mijo ahora ayudame a bajar, ponme la otra silla como escalón—acomode la silla y mi mamá se bajó sosteniéndose de mi mano.

—Pon música mijo—dijo mi papá saliendo de la cocina mientras secaba unas manzanas, asentí y conecté la grabadora, poniendo una canción del disco de José María Napoleón titulada "Eres"

Era la canción favorita de mis papás, camine hacia la cocina, para ayudarles y me encontré con ellos bailando mientras secaban la fruta, sonreí.

Mi papá le cantaba partes de la canción a mi mamá y ella solo reia de lo chistoso que se veía, me quedé viéndolos, siempre iba a hacer de todo con tal de verlos felices aún si eso implicaba irme otra vez.

Mis padres eran realmente jóvenes, mi mamá se embarazo de mi a los diecinueve pero termino de estudiar, mi papá hizo lo mismo gracias al apoyo de mis abuelos, ahora son un empresario muy grande y una abogada espectacular, por eso suelo mudarme mucho.

—Alex, ¿Ya pensaste lo que te dijimos?— reaccioné ante la cuestión de mi papá.

—Em, pues no se, no creo que una reunión de despedida sea lo mejor, solo pocas personas saben que me voy. Igual no es como que tenga más amigos aparte de los que conocen y Harumi—me encogí de hombros.

—Sigues sin decirle a Rosario, ¿Verdad corazón?—dijo mi mamá con la espalda retrancada en la barra y los brazos cruzados yo solo asentí con la cabeza gacha—¿Te vas a ir sin despedirte de ella?—la miré, sus ojos verdes me escaneaban completamente.

—Si se puede, si—hice una mueca y ella negó.

—Ay Alex, te voy a dar por tu lado, pero atente a tus consecuencias—dijo caminando a la estufa para calentar la comida antes de seguir haciendo el altar.

Un amor muy a la mexicana; Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora