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El rayo verde salió de la varita e impactó... Con un espejo. Porque la mano de la mujer salió para arriba.

-¡A mi hija no, Bella! ¡No te atrevas!- Su suegra apareció por la puerta y hechizó a su sobrina.

-¡Tía! ¡Es una traidora!

La mujer no respondió solo levantó su varita lanzándose contra la otra.

No vio el resto porque se lanzó a por Sirius. Cogió su varita mientras corría y al levantarla deshizo las cadenas. La chica parpadeó y se derrumbó al suelo, él la cogió al vuelo y en el suelo se fundieron en un extraño abrazo.

-¿Nena? ¿Sirius?

-¿... Verus?- Ella le tocó la cara con delicadeza y se fundieron en un beso corto con sabor a sangre.

-¿Estás bien, nena?

Ella asintió con cara de estar mareada- ¿Tú?

-Bien... ¿Puedes ponerte de pie sola?

-Creo que necesito ayuda...

La cogió de la cintura para alzarla. Pocos segundos después, su padre apareció por el otro lado- Quédate con ella, papá.

-No vayas... Por favor...- Sus ojitos brillantes vaticinaban que estaba a punto de llorar- Por favor...

-No te preocupes por mí.

Él corrió a la terraza delantera por donde había salido su suegra.

Ambas mujeres se batían en duelo y antes de si quiera saber dónde estaba, Bellatrix le lanzó un hechizo al pecho que le hizo trastabillar y le rompió brevemente la respiración. Aún así, caminó por el camino de la entrada, llenándose los pies de barro por la fuente rota (Sirius iba a matarle otra vez) y pisando los rosales que su novia adoraba cuidar.

-¿¡Te crees que huí de una batalla!? Bellatrix Lestrange nunca huye... ¡¡NUNCA!! Llevaba tiempo preparando esto... JAJAJAJAJAJAJAJAJA Pero el tiempo es solo un número... ¿Verdad?

Rompiendo el hechizo de antiaparición con un pequeño estruendo, una figura encapuchada apareció en su jardín. No iba solo. Su padre estaba muerto a sus pies en un rictus frío y Sirius estaba en sus brazos como una muñeca semiinconsciente, levitando con magia.

-¿Papá? ¿Sirius?- Dijo sin pensar. No podía pensar porque ya lo sabía. Sabía que era, quién era...

-Avada Kedabra...- Su suegra cayó inerte en el suelo y Sirius emitió un quejidito y una lágrima cayó por su mejilla.

-¿Mi Señor?- Se atrevió a pronunciar.

Voldemort sonrió.

Había vuelto.

-Querido Severus... Un placer volver a verte- Su voz seguía siendo un siseo imponente- Te veo mucho mejor que le última vez. Has crecido, muchacho... Ya no eres el jovencito que vino a mi, muerto de hambre de poder, con las mejillas hundidas y los ojos opacos...- Acarició a Sirius- Y ya veo de dónde proviene la diferencia... Hiciste una gran elección Severus Snape, la señorita Sirius Black es una joven poderosa y fuerte, una verdadera sangrepura... Es perfecta.

-¡Mi señor, es una traidora!

-¡Cállate Bella!- La mujer hizo una reverencia y se quedó con la cara pegada al suelo. Mientras eso pasaba coloco su mano en su estómago y se dio cuenta de que sangraba por el hechizo de antes- Tenías un propósito desde hace años... ¡Darme un heredero, estúpida!- Estaba enfadado- Si lo hubiéramos tenido, yo hubiera salido de Azkaban al instante. Pero eso no volverá a ocurrir...- Tocó el vientre de Sirius con un inusual cariño y dulzura, la dejó flotando y caminó hasta él- Y después de eso, ya veremos...

Puzzle De FetichesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora