Cenaron ligero. Sirius había reforzado las protecciones de la casa incluso con su sangre.
-En teoría no debería poder entrar, ¿no? Has dicho que solo un Black puede entrar.
-Mi prima es Black como yo, la casa nunca rechaza a un Black así que si ella puede entrar, William entrará. Y probablemente Avery y Rodolphus también- Ella miró por la ventana con una copa de Brandy en su mano y un cigarro mentolado en la otra- Las protecciones son solo para ralentizar y puede que dañar.
-Comprendo. ¿Y por qué la moto se ha ido sola?
-Tiene un par de botones de emergencia que la hacen conducir a un lugar seguro. Si mi prima ve un objeto no mágico en mi casa, lo destruirá, y adoro mi maldita moto.
Su padre se rió y él también- Siento mucho las molestias, jovencita.
-No es molestia, Tobías. Necesitaba una excusa para intentar matar a mi prima y puede que al cerdo de Avery.
-¿Necesitas una excusa para atacar a Bella? Os odiáis- Dijo mientras se entendía un cigarro.
-Por supuesto, quiero cobrar mi parte de la herencia- Su tono era jocoso. Supo que era una broma, a Sirius le daba igual el dinero e incluso los motivos.
-Claro, lógico...- Ella se rió de su tono de sarcasmo.
Sobre las dos de la madrugada escucharon un ruido, como pasos- ¿Preparada, nena?- Su padre se quedó en la cocina, sentado en la parte de atrás de la bancada, en un taburete, con un café. Él se puso en el único hueco por el que se podía entrar a la cocina y apretó su varita.
-Vamos a jugar...- Ella se levantó del sofá- ¡Por el amor de Merlín! Sois una panda de cutres, ¿a quién cojones os creéis que os estáis enfrentando? Espero que no me hayáis manchado de barro la alfombra, es nueva, la compré estas Navidades.
Los pasos comenzaron a ser normales. Tacones, zapatos, botas, botas y más botas. Es decir, su abuelo, Bellatrix, Rodolphus, Rabastan y Avery.
No se equivocó cuando los vio entrar al comedor. Su padre y su abuelo se miraron casi sin pestañear. Avery estaba el último y fue incapaz de mirarle a los ojos.
-¿Os ha gustado la ventana abierta del baño de invitados?- Vio la nariz de Rodolphus sangrar- Espero que te haya gustado mi hechizo, querido primo.
-¡Cierra la boca, Sirius! ¿Qué has hecho con mis padres? ¿¡Dónde están!?- Bellatrix se colocó la primera con los ojos inyectados en sangre. Había ido a por sus padres y no había conseguido encontrarlos, como bien había supuesto su chica.
-Vivos y escondidos. Igual que los Potter, los Evans, los Lupin y los Greengrass- Hizo una floritura con la mano- Etcétera, etcétera... Ya sabes, Arthur Greengrass sigue vivo, lo desenterré con mis propias manos- Les miró advirtiendo mudamente que sabía que habían sido ellos- Y vosotros cinco más Avery padre sois una panda de imbéciles... ¿¡Creísteis que no me daría cuenta!? ¿Por quién me tomáis?
-Estoy cansado de esto. Tengo sueño, tengo hambre y no he podido matar a nadie todavía...- Rabastan como siempre dijo todo con un tono alegre y una sonrisa tétrica de dientes desiguales. Adelantó a su cuñada- Siempre he querido batirme en duelo contra ti, eres poderosa, puedo sentirlo... ¿Serías tan amable?
Ella asintió y antes de acabar su asentimiento el hombre levantó la mano transformando su varita en un látigo que a su vez maldijo con un hechizo flagrante en la punta. Luego, lo hizo caer hacia a ella, silbando. Pero Sirius, que es Sirius, simplemente parpadeó y la lengua de fuego se deshizo y el látigo cayó contra el suelo.
-Impresionante, lo has hecho sin var...
-¡Expulso!- Sirius solo hizo un giro de muñeca con la varita. Casi sin fuerza, como cuando tienes una mosca cerca o un pelo en la mano. El hombre salió disparado por la cristalera y se estampó contra el cenador de madera que se quebró y se le cayó encima- Creo que sigue vivo...
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Puzzle De Fetiches
RomanceEl joven Severus Snape tiene un fetiche. No es un fetiche muy raro. Y tampoco le hubiera extrañado a nadie que lo tuviese dado que, al fin y al cabo, vivía en el límite de las Artes Oscuras. La jovencita Sirius Black tiene un fetiche que es absoluta...