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―Ma, ¿Qué le pasa a la tía Caro?

―Anoche la tía Caro se quedó despierta hasta tarde y ahora está enferma, ¿ves porque siempre les digo a tu hermano y a vos que se duerman temprano?

Valentín asintió a las palabras de Romina mientras seguía tomando de su jugo.

Los Sosa habían bajado a desayunar al buffet del hotel, Carolina tenía el rostro sobre la mesa esperando que trajeran su desayuno.

Carla y David la miraban desde la punta de la mesa molestos, ya se daban cuenta que tenía una resaca terrible y encima el olor a alcohol que desprendía.

―Te hubieras pegado un baño por lo menos, estúpida ―Gabriel le dijo sentándose a su lado.

―Sí, y nos hubieras dicho que te esperáramos, todo mal hiciste anoche ―ahora Agustina le hablaba.

Carolina había terminado sentada en medio de ambos, les agradecía que le hubieran traído su desayuno, un cafecito con medialunas. Ahora quería que la dejen en paz.

―Ya les pedí perdón loco ―dijo harta Carolina tomando de su café.

―Perdón las bolas, nos debes a los dos ―Gabriel asintió de acuerdo con su hermana mayor. ―Caro estabas haciendo banda de ruido y encima casi te metes a cualquier habitación.

―¿En serio? ―preguntó asustada Carolina.

Se acordaba de la noche anterior, aunque después de haber vomitado eran confusos sus recuerdos.

―Por casualidad ¿alguien me acompañó hasta la habitación?

―No, tonta, llegaste a las rastras y de pedo ―respondió Gabriel.

―Sí, más amigos tus amigos.

Carolina le dio una mordida a la medialuna confundida ¿Cristian no la había acompañado?

―¿Quién se puso en pedo? ―Fabián se metió entre sus hermanos. ―mamá y papá tienen la misma cara de culo que ponían cuando yo llegaba en un estado deplorable a la madrugada.

Agustina y Gabriel señalaron a Carolina, la habían mandado al frente enseguida, la menor los miro con cara de orto.

―Botones.

―Ay, Carito ―Fabián la despeinó. ―pensé que habías dejado esos rumbos, te venías portando tan bien.

Carolina le mostró su dedo medio con una sonrisa.

―¿Querés un Alikal? Ro tiene en la cartera.

Ni siquiera dejó que respondiera, volvió a sentarse derecho y, en voz baja, le pidió a Romina una de esas pastillas que llevaba. Caro sonrío cuando se lo paso.

―Gracias, Fabi. Al menos alguien me cuida en vez de burlarse y amenazarme.

Agustina y Gabriel ni se mosquearon y siguieron con su desayuno.

Fabián miraba a su hermanita con una sonrisa. ―Igualmente eso no te salva, más tarde vamos a hablar.

La sonrisa y burla desapareció del rostro de Carolina al oír a su hermano mayor decir aquello, odiaba cuando se tomaba ese papel tan enserio. Fabián siempre había sido muy sobreprotector con toda su familia en sí, no iba a cambiar por más que ahora sea un padre de familia.

El día estaba más que lindo, no tenían planes ni nada para hacer, así que después de almorzar decidieron subir a la terraza para disfrutar de la piscina y la vista de Qatar.

―¡Pa, mirá lo que puedo hacer!

Valentín llamó a su padre y cuando obtuvo su atención se metió bajo el agua e hizo una vuelta. Salió respirando agitado y con una gran sonrisa.

KARMA ✶ cuti romero CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora