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Un día más y otro partido que Argentina enfrentaría, los jugadores ya se encontraban en los vestidores preparándose para salir a la cancha

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Un día más y otro partido que Argentina enfrentaría, los jugadores ya se encontraban en los vestidores preparándose para salir a la cancha.

Cristian terminó de atarse los cordones y salió con Lisandro y Nahuel. Todos estaban nerviosos, como antes de cualquier otro partido, pero sabían que iban a dejar lo mejor de ellos mismos en la cancha además de que se tenían fe.

Salieron a la cancha para comenzar a estirar en una ronda donde estaban los titulares y suplentes, poco a poco la gente iba entrando al estadio y tomando sus lugares.

―¿Nerviosos? ―preguntó Leandro a los tres chicos que andaban juntos para todos lados.

―Ni cerca ―respondió Cristian.

―Que mentiroso de mierda, hoy la llamaste a Caro para que te calme los nervios.

Romero le dio una patada a Lisandro, tenía la lengua más larga que la mierda ese.

―No sabes callarte vos ¿no?

Leandro río. ―Hace rato con Rodri y Beckham la vimos en la tribuna.

―¿En serio? ―preguntó el cordobés. ―¿Dónde?

―Para allá, cerca del arco.

Romero miró rápidamente en aquella dirección, desde donde estaba de pedo podía ver el arco así que a ella no la iba a ver entre tanta gente.

Pero estaba feliz con solo saber que ella estaba ahí, supo que había asistido a todos los partidos hasta ahora, pero nunca había tenido la chance de encontrarla en las tribunas. Sabía lo apasionada que era cuando jugaba la selección y que se le zafaban un par de tornillos de vez en cuando.

―¿Vamos? ―dijeron Molina y Martínez.

Cristian les hizo montoncito con la mano.

―Vos la viste una vez en tu vida ―le dijo a Nahuel. ―y vos... bastante amigo sos.

―Ay, se pone celoso ―Licha le pellizco el cachete burlándose y Cuti le dio un manotazo.

―¿Quién está celoso? Pasen el chisme.

Dybala y Tagliafico se acercaron cuando vieron a sus compañeros charlando entretenidamente, a ver si ahí podían esconderse unos minutos de Scaloni y Aimar.

―Cerra el orto ―le dijo Cristian a Lisandro cuando lo vio abrir la boca.

―Fua, así te pones loco.

―Dah, contame hermano.

Paulo abrazó a Cristian por los hombros zamarreándolo un poco, como si eso fuera a hacerlo soltar algunas palabras.

En eso llega Gómez.

―¿Te dijeron que vimos a tu novia? Bastante bien comés cordobés.

―¿Qué dijiste? ―Cristian dio un paso adelante, Paulo lo sostuvo del cuello de la remera.

KARMA ✶ cuti romero CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora