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Ese mismo día los Sosa se habían dormido más temprano de lo normal

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Ese mismo día los Sosa se habían dormido más temprano de lo normal.

De una forma u otra todos terminaron dentro de la piscina disfrutando del agua, habían armado un pequeño juego de vóley y hasta David se sumó así que estuvo interesante la cosa.

Por eso mismo a las ocho de la noche ya estaban todos en sus habitaciones acostados, habían quedado para cenar pero el mensaje del padre de familia confirmó lo que todos esperaban.

"estoy agotado, mamá y yo cenamos en la habitación, ustedes hagan lo que quieran. Ro, Fabi y Gavo, como les quedó la cola hoy después del partidito?"

El equipo de David, que estaba conformado por su mujer y dos hijas, habían terminado ganando.

Volviendo al presente. Carolina se levantó de la cama con sigilo, tomó su mochilita negra y la encontró más pesada de lo que recordaba (dentro seguía el fernet que Cuti había guardado).

―¿Caro? ―Gabriel habló.

Carolina lo miró espantada, hasta que se dio cuenta que estaba dormido. Gabriel hablaba dormido y era sonámbulo desde chiquito.

―No, soy la abuela Ana, dormite o te hago comer cebolla cruda.

Sin rechistar, Gabriel volvió a taparse y en dos segundos comenzó a roncar. Carolina dejó salir el aire que tenía retenido cuando salió de la habitación y camino en dirección al ascensor.

Iba a decirle a Agustina que se iba con Cristian, pero ella se durmió así que bueno... que se joda. Le contaría otro día.

Al bajar al lobby miró en todas direcciones, habían quedado de encontrarse ahí.

―Hola.

Cristian le susurró al oído haciendo que Carolina diera un salto del susto, su aliento le había puesto la piel de gallina.

―¡Ay, idiota!

Le dio un golpe en el hombro y el otro río.

―Perdón, me había olvidado que te asustas con nada ―Carolina rodó los ojos. ―¿nos vamos?

―Vamos, bobo.

Carolina caminó por delante de él, fingiendo molestia por el susto que le había dado. Cristian negó con una sonrisa en el rostro y fue a paso rápido hacia ella, logró alcanzarla en dos segundos gracias a las piernas cortas de Carolina.

―Te vas a cagar de frío así, está fresca la noche ―Cuti le advirtió antes de salir.

Carolina iba con un short blanco y una remera musculosa verde.

―¿Frío? Si acá la temperatura no ha bajado de los treinta grados.

―Bueno, no te digo nada, nena.

Salieron del hotel, efectivamente corría un vientito fresco que hizo que Carolina se cruzara de brazos en busca de calor, Cristian pretendió no verla y se tragó su risa.

KARMA ✶ cuti romero CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora