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Maratón 2/3

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Maratón 2/3

Carolina estaba pasando un buen rato con su familia, capaz que sus hermanos y ella andaban en modo ahorro de energía porque su mamá los había despertado muy temprano. Pero la estaban pasando bien.

Valentín y Román jugaban en la sección de niños, mientras los adultos esperaban por su desayuno. Carolina tenía unas ojeras hermosas y estaba que se daba la cabeza contra la mesa, necesita sus más de ocho horas de sueño si o sí.

―Caro, te quedas dormida ―le dijo David poniéndole un dedo en la frente. ―me vas a dar un cabezazo loca.

Carolina sonrío, tenía los ojos prácticamente cerrados. ―No seas exagerado, pá.

David sonrío y le dio un golpecito en la mano que tenía sobre la mesa.

―¿Todo bien?

―Sí, ¿por? ―apoyó la cara en la mesa y le hablaba con los ojos cerrados.

―Pregunto, nena, andas media rara ―ese comentario la hizo abrir los ojos. ―Fabi me contó que anoche durmieron todos juntos.

Caro asintió.

―Sí, ¿Qué tiene eso de raro?

―Nada ―se encogió de hombros su padre. ―pero la última vez que andaban los cuatro tan juntos fue cuando pensaron que mamá y yo nos separábamos, vos tenías ocho años.

―Ni hables de eso, fueron días traumáticos.

Ambos rieron por el comentario de Carolina, los cuatro Sosa habían sacado ese lado seco y poco demostrativo de cariño por David. Porque Carla era un amor, por ahí los cagaba a puteadas, pero después estaba 24/7 demostrándoles cariño.

―Entonces ¿todo bien?

Carolina pensó en responderle que no, aunque no quería preocuparlo y hacer de algo más grande lo que ya estaba pasando. Sus papás estaban bien sin saber de ella y Cristian, porque sabía que si se enteraban iba a ser solo para preocuparse, eran muy cuida con Caro.

―Sip, todo bien viejo.

David asintió, no muy convencido, se inclinó sobre la mesa y la besó en la frente.

―Dormite sobre el menú, si querés ―Caro lo miró con el ceño fruncido. ―el mozo está lindo, fíjate si te lo podes levantar y no pagamos nada.

Soltó una carcajada, David Sosa era todo un caso aparte.

Sin embargo, el momento se vio interrumpido cuando su celular sobre la mesa comenzó a vibrar. Carolina ya sabía quién era, la llamada todos los días a la misma hora.

Volteó el celular y lo puso en silencio.

―¿Quién era? ―preguntó David.

―Los de Movistar seguro.

El hombre asintió. No le creía, había visto el nombre en pantalla y ahora solo tenía una pregunta en mente ¿Quién era Cristian? Y ¿Por qué Carolina le mentía?

(...)

Cuando terminaron de desayunar, salieron a caminar por la ciudad. Por más que llevaban ahí semanas y habían recorrido casi todo, no dejaba de sorprenderlos las vistas.

―¡Romi! ¡Valen! ―Carolina llamó la atención de sus sobrinos. ―no corran che.

Llegó a un lado de ellos y los nenes le sonrieron cuando la vieron.

―No corran sin mí ―dijo antes de empezar a correr. ―el último que llega me compra un helado.

Los dos nenes empezaron a correr tras su tía, gritándole que era una tramposa. Su familia los veía con una sonrisa.

Al llegar a la puerta del hotel, Carolina sacó su celular para tomarles una foto. Román y Valentín eran acosados por ella y su cámara desde el día en que nacieron, así que ambos rodaron los ojos, y se abrazaron para darle una linda imagen a su tía.

―Pero que bombones, iguales a mí ―dijo antes de darle un beso en el cachete a ambos.

―Ay, tía Caro, me llenaste de babas ―se quejó Valentín limpiando el beso.

―¿A mí me das otro? ―Román la miró con unos ojitos muy tiernos y sonriendo.

Eran el agua y el aceite ellos también, iguales a su padre y tíos.

Carolina se agachó para darle otro beso a Román y mientras lo hacía, Valentín se subió a su espalda para abrazarla por el cuello casi ahorcándola.

El bello momento se vio interrumpido por la vibración de su celular en su bolsillo trasero. Lo sacó, aún mientras jugaba con sus sobrinos, y otra vez vio de quien se trataba.

―Tía deja el celular ―Román le pidió abrazándola, haciendo que se tambalee.

―Sí, danos bola.

Carolina suspiró, quería que dejara de llamarla, parecía que no captaba indirectas porque si no le contestaba era por algo. No quería decir que le arruinó el momento, pero la burbuja en la que estaba con sus sobrinos acababa de ser pinchada por esa llamada.

Valentín se acomodó en su espalda, para ser tan chiquitos les pesaba bastante el culo. Las piernas delgadas de Carolina ya no iban a soportar tanto peso, y un segundo después, cedió ante la fuerza y los tres se cayeron al suelo.

Los dos nenes reían como locos, Carolina se sobaba la espalda. Estaba media vieja ya, según ella.

"Hablemos, tengo que explicarte como fueron las cosas"

Fue el mensaje que le colmó la paciencia.

Fue el mensaje que le colmó la paciencia

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Cristian R
en línea

podes dejar de llamarme
no respondí la primera vez,
y ahora tampoco

Hablemos

no tengo nada que hablar con
vos, cristian
ya está

Podes escucharme una vez en
tu vida
No pasó nada de lo que vos pensás,
ni ahora ni antes

y que pasó entonces? ciega no soy

Veámonos

no

Una última vez

no

Si todo esto va a terminar
Quiero que sepas bien las
cosas, no soy un forro

no parece

Si me dejas hablar boluda
Veámonos una vez, yo te digo
las cosas como fueron y son
Después si no me querés ver más
está bien
visto ✓✓

KARMA ✶ cuti romero CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora