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Carolina ya estaba un poco más canchera con el tema de convivir con los jugadores de la selección y sus respectivas familias, aunque eso no le quitaba lo nerviosa y la poca vergüenza que le quedaba con algunos.

Seguía siendo muy chocante pasar tiempo con aquellos que admiraba o jamás había visto en persona.

Los gritos de los nenes jugando y las risas de los mayores que estaban en una ronda tomando mates se apoderaron de todo lo que Carolina podía escuchar, de cierta forma eso la hacía sentir como si estuviera en casa.

Eran como una familia enorme y ruidosa, y Carolina ya tenía su propia familia enorme y ruidosa, pero esto parecía ser el doble o triple. De todas formas le gustaba.

¿Los iré a extrañar cuando no esté más con Cristian?

Se asustó de su propio pensamiento intrusivo y frunció las cejas, no sabía de donde había salido aquello y no quería comerse la cabeza una vez más y menos en ese lugar.

El apretón que Cristian le dio en la pierna cuando la vio desconcentrada la ayudó a escaparse de sus propios pensamientos, Caro se giró a verlo y una pequeña sonrisa adornaba el rostro del cordobés.

―¿Qué pensás tanto? ―le dijo él inclinándose un poco hacia ella.

Caro sonrío con los labios cerrados. ―Que te importa.

Respondió poniendo un dedo en la frente de él y empujándolo cuando lo vio acercarse de más, no iba a darle un beso con toda esa gente a su alrededor.

―Dale, mala ―insistió Romero volviendo a acercarse.

―Noo, acá no ―Carolina negó tapándose la boca con una mano.

Desde afuera se veían como una joven pareja de enamorados que estaban jugando entre ellos, y así lo sería si no fuese por los pensamientos de Carolina que pronto la obligarían a tomar una decisión.

―Buenas tardes ―una voz los interrumpió, enseguida se sentaron bien y dejaron de boludear. ―Carolina ¿cierto?

Podía jurar que en ese momento la chica tenía la mandíbula en el suelo al ver al hombre y más al darse cuenta de que le estaba hablando a ella. No pudo hacer mucho para disimular su asombro cuando una sonrisa divertida apareció en el rostro del director técnico.

Scaloni se le estaba cagando de risa en la cara.

―Sí, sí, hola, yo soy Carolina.

―¿Puedo? ―preguntó el hombre señalando la silla junto a la pareja.

Carolina no dudo en asentir enseguida y Cuti ya tenía cara de pocos amigos.

―Así que vos sos la famosa Carolina ―Scaloni le dijo mirándola fijamente. ―No sabes cómo habla éste de vos.

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⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

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KARMA ✶ cuti romero CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora