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Como casi todos los domingos los Sosa se encontraban en la casa de sus padres esperando por el famoso asado de David Sosa

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Como casi todos los domingos los Sosa se encontraban en la casa de sus padres esperando por el famoso asado de David Sosa.

El correteo de cuatro niños era lo que más se oía en la casa, ya que a sus dos sobrinos no se les había ocurrido mejor idea que invitar a sus primos maternos.

A Carolina le caían mal todos los nenes chiquitos, a excepción de sus sobrinos cuando ellos nacieron descubrió un nuevo tipo de amor. No podía decir lo mismo de los otros nenes, apenas los conocía.

―Qué lindo volver a tener la casa con tanta bulla.

Dijo Carla sarcásticamente a su nuera y a Carolina.

La madre de Carolina había criado a cuatro niños de casi la misma edad, había sido una tarea difícil, ahora que ya crecieron todos podía disfrutar de la paz que había en su hogar.

―Sí, ma, hermoso ―le respondió su hija, liberando su estrés pelando papas.

Ya le habían hecho doler la cabeza los nenes, y por más que Carolina amaba a su ruidosa familia, se dio cuenta que si alguno de sus hermanos llegaba a tener otro hijo... lo que le esperaba.

―¿Cómo andas, Ro? Hace mucho no te vemos, ¿estás bien?

―Eh ¿sí? ―respondió confundida su cuñada.

Romina era una chica alta, tenía el pelo de un color castaño muy claro y unos hermosos ojos verdes que solo uno de sus hijos tenía, Valentín.

―No le hagas caso, ésta nomás quiere saber que es la sorpresa que ya estamos por darles.

Romina asintió entendiendo.

―Ah, no tengo ni idea Caro. Estoy igual que vos, tu hermano se anda haciendo el misterioso hace como una semana, lo voy a cagar a palos.

―Nosotros pensábamos que iban a tener otro bebé, pero bueno si vos no sabes eso quiere decir que no.

―¡No! La fábrica cerró después de que naciera Román.

Carla y Carolina asintieron, si bien los nenes tenían siete y cinco años, sus padres todavía eran jóvenes. Respetaban totalmente la decisión de Romina sobre no tener más hijos, aunque los Sosa chiquitos se portaban más que bien, necesitaban mucho tiempo y atención.

―¿Cómo? Pensé que íbamos a intentar buscar una mini Ro.

El mayor de los hermanos, Fabián, apareció detrás de la madre de sus hijos. Carolina sonrió apenas lo vio, amaba muchísimo a su hermano y se llevaban muy bien. Eran inseparables, fue por eso que Carolina había pedido ser la madrina de Valentín cuando nació y Fabián no se lo negó.

Otra razón más para causar una discusión entre hermanas.

―No, mi amor, vos lo propusiste y yo te dije indirectamente que no. Parece que seguís sin ser muy bueno captando indirectas, como cuando éramos chicos ―le dijo Romina con una mano en la mejilla del contrario.

KARMA ✶ cuti romero CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora