CAPITULO 5

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-Dije que no y punto Macau- la voz de Pete sonaba fuerte y claro mientras bajaba las escaleras hacia el estudio de Vegas, donde éste hacía algunas llamadas, esperando a que el hombre terminara su labor para hablar del tema.

Una semana era lo que llevaban con ese terapeuta y en tan poco tiempo Pete entendió a que se referían los cambios. Sea lo que fuere qué pasaba en esas platicas ayudó a que el más joven mostrará su curiosidad ante muchas cosas. Inofensivas al principio como las tareas de la casa y en algún momento mencionando la posibilidad de irse a vivir sólo, algunas un poco más importantes como hablar casualmente de ir a un bar con ellos de ser posible o darle una copa de vez en cuando con la cena. No eran cosas grandes pero si algo que no creía saldría de su boca tan directamente.
Ambos estaban felices con las reseñas del terapeuta. A pesar de los malos tratos de su padre, Macau estaba consciente de quien era y tenia algunos buenos recuerdos suyos, aunque fueron a costa del maltrato hacia Vegas, lo importante es que había dejado ir ese resentimiento hacia sus palabras crueles qué a veces les decía y simplemente deseo que el alma de su padre encontrara esa paz que en vida nunca pareció conseguir. No era un tema tan delicado como ellos lo pensaron, su apego era más fuerte con su hermano mayor.
La idea de irse a vivir solo en algún momento, salió por recomendación del terapeuta mismo cuando lo cuestionaron. El hombre dijo que al parecer entre el amor fraternal y la protección de Vegas, el menor había desarrollado una cierta dependencia hacia él, nada alarmante pero si al nivel de que si su hermano decía que no entonces era un no, sin discusiones aunque estuviera en desacuerdo, podía negarse una o dos veces pero eventualmente el respeto por su hermano terminaba haciendo qué acatara todas sus ordenes sin más cuestionamientos.
Esos ligeros detalles de rutina como ponerlo a hacer la cama, preparar su desayuno aunque solo sea un sándwich o guardar su ropa limpia el mismo, eran lindos hasta cierto grado, un orgullo a la visión de ambos adultos. Podían verlo de mejor ánimo, se acercaba a pedir cosas como cambiar los muebles de la habitación porque quería renovarla, el chico estaba intentando encontrar lo que le gusta.

-¿Ahora que?- preguntó Vegas mirando como su pareja llegaba hasta el frente con una clara molestia en su rostro y su hermano menor venía atrás con una mirada demasiado decidida.

Lo sabía, Vegas sabía de se trataba esto. Soltó un suspiro.

-¿Como pudiste prometerle algo así? ¿No dijiste que querías otra vida para él?-Vegas se puso de pie hasta quedar frente a Pete.

-Se supone que vamos a apoyarlo... quiere intentarlo, así que mejor que lo haga conmigo y mi supervisión. No va a salir de la casa, hay un área acondicionada para eso aquí mismo- caminó hasta su hermano pasando un brazo por sus hombros.

-Vegas. ¡Quiere aprender a disparar un arma!- la voz exasperada de Pete le causaba gracia a Vegas tomando en cuenta que un par de meses atrás era lo único que hacían ellos, llevar armas a todos lados cargadas y listos para disparar.

-Y yo le voy a enseñar, Pete será en el área de práctica de la casa. Además... no creo que sea tan malo, puede ser útil qué aprenda a hacerlo, no le voy a dar un arma para que ande con eso por todos lados, será en la seguridad de estas paredes- se acerco a su pareja tomando sus brazos para descruzarlos y tomar sus manos- Será solo como fin educativo, quizás al intentarlo no le guste la sensación y ya no lo hará más ¿Verdad, Macau?-

-Si, solo quiero saber que se siente, a veces parece emocionante- una sonrisa con más calma apareció en su rostro-

A Pete no le quedo más remedio qué aceptarlo, era imposible no esperar que el chico se intetesara en las armas teniendo tanto acceso a ellas. Condicionando qué solo lo haría con asesoría y presencia de Vegas y él, nunca solo.

Dos semanas después del incidente, esa curiosidad se convirtió en costumbre, una vez al día entraban al área de tiro a practicar, resulta que este chico tenia muy buena puntería, incluso su mirada cambiaba al sostener un arma, algo que sin duda le recordaba a Pete qué ese tierno chico, al final seguía siendo hermano de Vegas.

Pronto había pasado un mes y en definitiva, Macau era un joven más centrado, dispuesto a defender su punto de vista. Sin dejar ser minimizada su opinión pero tampoco cayendo en la demanda violenta de las cosas. Solo era más acertivo. Recordándoles a los dos adultos qué no estaban solos en esa casa, que aunque él fuera estudiante, no iba a hacer cosas sin antes estar seguro de que es lo que quería solo por complacerlos. Estaban orgullosos de que pareciera más independiente, los dejaba tranquilos el hecho de que quisiera diseñar su propia vida, pero tomando en cuenta sus consejos y opiniones para buscar la decisión correcta.
El terapeuta dejo su contacto por si ocupaba algo pero decreto qué no creía que fuera necesario.
Se acabaron las terapias y el joven entró a la universidad. Emocionado el primer día que regresó, feliz de que había logrado entablar conversación con muchos chicos en las actividades de apertura. Consiguió algunos contactos incluso de otras facultades y ahora dudaban poder despegarlo del teléfono qué constantemente sonaba recibiendo mensajes.
Un día apenas terminaron de comer, uno de los guardias los llamo desde afuera de la casa, alarmados por la rareza del llamado decidieron salir a ver que pasaba. Una vez en la puerta vieron a otro guardia llevar una caja hasta ellos.

-Un cliente lo dejó en el local de comida qué da al mercado señor- Vegas frunció el ceño, ese local pasaba muy bien desapercibido, nadie sabía que eran dueños de ese edificio- Lo traje porque... tenia su nombre adentro-

Pete se apresuró a abrirlo al escuchar un pequeño ruido extraño, de inmediato Vegas estaba apuntando con un arma hacia la caja.

-No. Baja eso... es inofensivo- sus ojos estaban muy abiertos viendo algo moverse en medio de mantas color amarillo. Un estornudo, suave y pequeño, casi imperceptible lo hizo quitar las mantas para una mejor visión- V. Theerapanyakul- leyó la nota doblada y depositada en el estómago de la criatura.

-¿Qué se supone que hagamos con esto?- preguntó Vegas en un tono lleno de desdén y con una mueca claramente molesta.

-No digas "esto", es un ser humano y aquí tiene un nombre...- dijo Pete antes de sacar el pequeño bulto de la caja y guardando la nota para leerla dentro de casa.

-A Macau no le gustará esto... Y tampoco a mi...- una señal de retirarse al guardia y cerró la puerta principal con un suspiro, para después seguir a Pete resignado.

WHAT COMES NEXT...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora