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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 3

El pecho de Anne se oprimió de sobremanera al ver que Larissa había tirado esos papeles sin ninguna consideración y que ni siquiera le importó irse mientras ella se quedaba ahí, sola. Con el corazón en la mano.

Todo lo que podía sentir, además del nudo que se había empezado a formar en su garganta, era la energía que se escapaba de su cuerpo.

Retiró la vista de la puerta para analizar su entorno. Vio las hojas y pétalos en el suelo, al igual que notó que las plantas parecían estar marchitándose poco a poco.

Aclaró su garganta y respiró lo más profundo que pudo. Continuó haciéndolo por los siguientes minutos hasta que pudo sentir que la corriente turbulenta de su interior se serenaba gradualmente.

Cerró los ojos para concentrarse y alzó ambas manos, dejando sus palmas hacia arriba. De esa manera di inicio a la restauración.

Soy variedad innumerable de especies. Vida que se esparce como rio y nutre tus frondosas raíces —murmuraba una y otra vez casi entre dientes.

Su chispa se encendió nuevamente y recorrió su médula hasta llegar a la punta de sus dedos. Cada fibra de su cuerpo vibraba— te alabo, oh naturaleza —dijo esta vez en voz alta.

Y solo bastó un movimiento de sus manos para que toda la vegetación recuperara su vitalidad.

No era un conjuro, ni ninguna clase de hechizo. Simplemente era un mantra que su madre le había enseñado y que le bindaba seguridad. Le hacía sentir que de verdad tenía el control de su poder. Así que decidió adoptarlo y decirlo cada vez que una gran carga de su energía requería ser liberada.

Se permitió un momento para disfrutar de la compañía que la vegetación le ofrecía y un rato después, decidió que era mejor salir y evitar que ese lugar y lo que habitaba dentro de él volviera a ser lastimado.

Estaba agotada. Su sueño se había visto afectado por el cambio de horario. Y aún con las ganas que tenía de descansar su mente solo pensaba en una sola cosa: buscar a Larissa.

No se iba a rendir tan facilmente. Había algo que la caracterizaba, y eso definitivamente era su tenacidad.

Mientras atravesaba el enorme patio para llegar al edificio principal, las palabras de Larissa seguían retumbando en su mente.

Y reconocía el error que ahora había cometido, pero no lograba comprender por qué le dijo que la había engañado por segunda vez. Ella jamás se atrevió a mentirle. Nunca fue capaz de herir a nadie. Mucho menos a Larissa.

Miró a su alrededor antes de entrar y nuevamente se sintió nostálgica. Se estaba recordando a sí misma. Vagando por los pasillos, portando el mismo uniforme.

Su vista se desvió hacia uno de los rincones y vio su imagen recostada sobre el regazo de Larissa, mientras ambas reían e intentaban repasar para sus exámenes.

Sintió sus ojos acumulando lágrimas y alzó un poco la cabeza para impedir que estas rodaran.

¿Sigue aquí, señora Dubois?

Anne había tenido que pronunciar ese apellido varias veces en los días anteriores para poder acostumbrarse a él. Y de alguna manera lo había logrado, por que instintivamente se giró al escucharlo.

Leah estaba parada a varios metros de ella. Y la miraba con el ceño fruncido.

Oh, no. Mi nombre es Anne. Anne Greenwood.

Volvió a extender su mano hacia ella y aunque al principio Leah la observó con desconfianza, terminó por aceptarla.

Lamento lo que ocurrió antes, yo solo...

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora