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𝖠𝖽𝗏𝖾𝗋𝗍𝖾𝗇𝖼𝗂𝖺 𝖽𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗍𝖾𝗇𝗂𝖽𝗈: +18.

╼━━━━━━━╾

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 17

Los rayos del sol atravesaban la ventana y llegaban hasta el rostro de Larissa, obligándola a girarse para quedar de espaldas a ellos, pero por más que quisiera seguir en la cama, ya no podía. Una vez que se despertaba, no conseguía dormirse otra vez. Así había sido siempre.

Buenos días —la saludó Anne al verla abrir los ojos. Larissa se sentó en la cama y se frotó los ojos para después estirar los brazos lenta y perezosamente— ¿Cómo te sientes? —la miraba a través del espejo mientras arreglaba su cabello en un moño. 

Bien. ¿Qué hora es? —intentó alcanzar su reloj en la mesa de noche, pero Anne le respondió antes de que lo lograra.

Más de las ocho —le dijo.

Dios, Anne. ¿Por qué no me despertaste antes? —se deshizo de las sábanas rápidamente y se bajó de la cama casi de un salto. Anne se giró en el asiento para quedar frente a ella y arrugó la frente.

Es domingo, Larissa. ¿Qué es lo que vas a hacer?

Tengo que estar en la academia aún en domingo, ¿recuerdas?

Los chicos no te necesitan. Ahí están los demás maestros y los encargados de las residencias, ¿recuerdas? —mencionó imitando su tono— El desayuno ya está listo. Puedes bajar o esperarme.

¿Tú no lo harás? —cuestionó al verla aún en pijama.

Primero iré a la ducha —expresó empezando a caminar.

Voy contigo entonces —se quitó el vestido de un tirón y lo dejó caer al suelo. Anne se había encargado de comprarle varios para que ya no usara aquella camiseta cuando se quedara a dormir con ella y también resultaban útiles en situaciones como la de la noche anterior—. Tenemos algo pendiente.

¿No dijiste que debías estar en la academia? —cuestionó con diversión.

Puede esperar.

Anne soltó una risa y negó con la cabeza. Al estar en el baño se deshizo de la ropa y antes de que pudiera darse cuenta, Larissa ya la sostenía de la cintura. La pegó contra su cuerpo y empezó a besarla.

Tengo que ducharme, Larissa —protestó intentando soltarse.

—¿Estás segura? —le besó el mentón y bajó lentamente hasta su cuello. Anne soltó un suspiro y cerró los ojos.

—Que tramposa eres —dijo en voz baja—. Sabes que no puedo resistirme a ti.

Anoche lo hiciste y eso fue demasiado cruel de tu parte —cerró las manos en su cintura y Anne sintió que sus pies se alejaban del piso.

Quedó sentada encima del lavabo y sintió escalofríos al percibir lo helado que estaba el mármol. Aprisionó el cuerpo de Larissa enrollando las piernas en su cintura y la besó. Primero lento, hasta que lo hizo más intenso y profundo, tirando de su labio inferior, succionándolo con suavidad.

Larissa le deshizo el moño que se había hecho y sujetó la parte trasera de su cabeza, hundiendo los dedos en el sedoso y negro cabello. Bajó hasta sus senos y empezó a dejar cortos besos en uno, mientras cerraba su mano en el otro, apretándolo con suavidad, asegurándose de que no le causaría dolor. Le quitó la ropa interior de un tirón y le abrió las piernas.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora