8

737 85 95
                                    

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 8

¿Puedo pasar? —se escuchó del otro lado de la puerta.

Puedes —respondió Larissa sin despegar la vista de su computadora.

Estaba tratando de trabajar, pero su mente no podía dejar de pensar en Anne. Un par de días después, Théo le dio a conocer a través de un correo que los demás habían estado de acuerdo y muy emocionados con la idea de tener a alguien del nivel de Anne dentro de la academia. Ahora empezaría a verla a diario, casi las veinticuatro horas del día. Y no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

Leah entró con una enorme carpeta en una mano y una bandeja en la otra. Larissa la vio con curiosidad y se levantó para ayudarla. Había un pequeña taza con el logo del colegio y varios bocadillos de harina. Al igual que frutas, galletas, quesos, mermelada y miel.

¿Qué es esto? —le preguntó.

Los informes de la junta —respondió Leah sin verla. Estaba muy concentrada en dejar los papeles en orden sobre el escritorio, algunas solicitudes de donaciones y un par de documentos que debe firmar —añadió— entre ellos el contrato de la señora Greenwood.

No eso, esto —aclaró Larissa señalando la bandeja— Y no le digas señora —Leah finalmente alzó la vista y parpadeó varias veces ante la expectante mirada de su jefa.

Sí, eso —murmuró. Se rascó la nuca un poco nerviosa y aclaró su garganta antes de continuar—. Recordé que me dijo que le gustaba el chocolate, así que creí que era buena idea traerle uno ya que el día está muy frío. También compré todo lo necesario para prepararlo las veces que desee.

Larissa ladeó la cabeza, intentando comprender lo que le sucedía a Leah. Lo que trataba de hacer. La miró continuar con su trabajo por un momento. Sus manos se movían torpemente en el escritorio, quitando algunas cosas para poder acomodar todo.

—¿Con qué dinero? —quiso saber, mientras se volvía a sentar.

Con el mío, por supuesto —se apresuró a decir Leah—. No he cargado nada a su cuenta, no debe preocuparse.

Es que no era necesario. No debiste gastar —replicó Larissa casi con desdén. Aunque le sorprendía el gesto.

Leah había empezado a jugar con sus manos. Estaba poniéndose nerviosa y ansiosa. Temía que Larissa se molestara aún más con ella por su atrevimiento, sin embargo, se armó de valor y finalmente decidió decir la verdad detrás de sus acciones.

—Yo solo... Quiero disculparme por lo de la otra vez —pronunció casi en voz baja. Larissa alzó las cejas, realmente eso no se lo esperaba.

—asintió, aunque Leah tenía la vista clavada en el piso y no la podía ver No estuvo bien lo que hiciste.

Con todo lo que tenía que resolver después de la junta, no había tenido oportunidad de llamarle la atención. Y ahora le parecía totalmente inusual que fuera ella quien tomara la iniciativa de tocar el tema.

Lo sé, sé que no debí hablarle así. Es verdad que me molesté, pero usted es mi jefa y ha sido muy generosa conmigo, empezando por...

Leah —la interrumpió, haciendo que ella alzara la vista. No me refiero a eso —Leah arrugó la frente. No se le ocurría qué otra cosa había hecho mal—. Me llevaste la contraria en frente de Anne —le recordó Larissa. Me hiciste quedar como una mentirosa.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora