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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 20

ʀᴇᴄᴏᴍᴇɴᴅᴀᴄɪóɴ ᴍᴜsɪᴄᴀʟ: ᴛʜᴇ ʟᴏɴᴇʟɪᴇsᴛ - ᴍᴀɴᴇsᴋɪɴ.


La mirada de Larissa le resultaba penetrante. Le estaba atravesando el alma y ni siquiera tenía muy claro qué decir, a pesar de que sabía que era completamente inocente. Tenía que escoger las palabras correctas, de lo contrario, pensaba que podría terminar empeorando las cosas.

¿Qué rayos fue eso, Anne? —preguntó Larissa.

Por supuesto que le iba a dar la oportunidad de que le explicara la situación. Ella siempre había sido racional, y pese a lo que Leah había dicho, también era justa. Y eso no tenía por qué cambiar ahora, aunque no negaba que se sentía muy alterada. Por todo.

Ni siquiera yo lo sé —dijo al fin. Su voz temblaba y podía sentir el bombeo del corazón contra sus oídos. Era fuerte y la estaba haciendo sentir mareada. Larissa la tomó del brazo y la llevó lejos de la puerta—. ¿No confías en mí? —preguntó Anne con temor.

—¡No puedo creerlo! ¿Qué es lo que sucede con Leah?

Ya la escuchaste, está confundida. No seas dura con ella —Anne estaba asustada. Larissa nunca se había mostrado tan molesta. Veía cómo su rostro estaba rojo y todas facciones tensas. Y su pecho se oprimió al pensar en que tal vez ahora todo había llegado a su fin. 

No —dijo de inmediato—. Tú no seas tan comprensiva. Ella es una adulta y sabe muy bien lo que hace —Anne la miraba con perplejidad. En verdad la desconocía—. Todo lo que hemos hecho es ayudarla y... ¿Así nos paga?

—¿Qué estás diciendo? —cuestionó ligeramente molesta—. Tú sabes muy bien que ella no nos ha obligado a nada, por lo tanto no nos debe nada.

Larissa soltó un suspiro de frustración y alzó la vista al cielo. La noche no podía ir peor y a pesar de que reconocía que Anne tenía razón, no podía dejar de sentirse traicionada por Leah. Anne la miró un segundo y se dio cuenta de que no le había respondido su pregunta.

Larissa —la llamó, pero ella parecía no escucharla. Estaba completamente absorta en sus pensamientos— ¡Larissa!

—¿Qué, Anne? —preguntó con molestia. La había hecho sobresaltarse y sus emociones estaban a flor de piel.

—¿Desconfías de mí? —insistió—. ¿Estás molesta conmigo también?

—¿Qué? No —suspiró. Estaba esforzándose para recobrar la calma—. Por supuesto que no —se acercó a ella y la rodeó con los brazos, presionando la cabeza de Anne contra su pecho—. ¿Estás asustada? —preguntó al percibir los latidos acelerados de su corazón.

Un poco —admitió.

Lo siento. No debí hablarte de esa forma.

¿Qué harás con Leah? —preguntó al fin. Deshizo el abrazo y en su lugar simplemente la tomó de las manos. La seguía sintiendo extraña, pero sabía que tenía que abordar un problema a la vez.

No lo sé —expresó con frustración—. Tendré que hablar con ella, supongo.

Tendremos —le corrigió. Vio cómo Larissa negaba con la cabeza y entonces arrugó la frente—. ¿Por qué no?

Será mejor que mantengas tu distancia por un tiempo —Anne soltó sus manos y en su lugar se cruzó de brazos. Ladeó la cabeza y estudió las facciones de Larissa por un momento.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora