𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾 / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈

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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 27

ᴜɴ ᴍᴇs ᴅᴇsᴘᴜés

El cielo de Francia brillaba con esplendor. La mañana estaba completamente despejada y eso ponía a Anne de buen humor. Y a pesar de que el ruido del tráfico le molestaba, no podía negar que también lo había extrañado.

Larissa ya había tenido la oportunidad de visitar el país en varias ocasiones, pero hacerlo con Anne definitivamente era toda una nueva experiencia. Y estaba feliz por eso.

El evento de premiación era esa noche, pero ellas habían llegado el día anterior, porque Larissa siempre viajaba con ese tiempo de anticipación. Desde que llegaron habían visitado un par de museos, al igual que restaurantes, pero ahora simplemente se encontraban en el hotel. 

—¡Greenwood! —la saludó Théo mientras extendía los brazos para abrazarla—. Qué gusto verte de nuevo. Sobre todo en esta situación tan agradable. Larissa —le extendió la mano y ella la aceptó enseguida, aunque con desagrado—. Felicidades. Anne me dijo lo de su relación. Tienes a una mujer excepcional.

—Por primera vez estamos de acuerdo, Théo —rodeó a Anne por los hombros y la acercó más a sí misma, haciendo que ella reprimiera una sonrisa. Sabía lo que le ocurría a Larissa.

—¿Ya saben cuál es su habitación? —preguntó con curiosidad, pues le parecía extraño verlas sin equipaje.

—Sí —respondió Anne—. Llegamos ayer y venimos de allá, precisamente. Daremos un paseo.

—No las atraso más entonces. Nos vemos en la noche. Y bienvenida a mi patria —le dijo a Larissa con una sonrisa. Ella asintió y lo miró alejarse. Anne la observaba con diversión y volvió a tomarla de la mano para continuar caminando.

—No lo soporto —murmuró Larissa—. Ya tenía suficiente con verlo en las reuniones.

—¿No vas a dejar que eso arruine nuestra día, o si?

—Por supuesto que no —la soltó de la mano un momento y volvió a rodearla por los hombros para dejarle un beso en el cabello. Anne simplemente se dejó abrazar.

Habían planeado visitar más lugares. Uno en especial y ese era la antigua casa de Anne. Ella manejaba mientras Larissa observaba el paisaje de París. Las calles repletas de gente y con flores por todas partes. Había sido el momento perfecto para llegar. La primavera estaba empezando y Anne la disfrutaba muchísimo, al igual que ella.

—Es aquí —informó Anne.

Bajó del auto incluso sin mirarla y Larissa dudó por un momento, pero terminó por seguirla. Se paró junto a ella y juntas observaron la fachada de la casa. Era pequeña, con ventanales y casi similar a la que Anne tenía ahora. Un par de minutos después, la puerta se abrió, dejando ver a la figura de una mujer joven, que sonrió de inmediato al ver a Anne.

—¡Pero qué ternura! —expresó Anne. Sus ojos viajaron al vientre de la muchacha y sonrió al ver que estaba ligeramente abultado—. ¿Cuántos meses tienes ya?

—Cumplí cinco la semana anterior —respondió con una sonrisa y observandose a sí misma—. No pensé que volvería a verla, señorita Greenwood. ¿Qué la trae por acá?

—Tuve que regresar por un asunto y quise aprovechar para ver cómo estaba la casa y ustedes —Larissa permanecía varios pasos atrás de ella, observando la casa e imaginando a Anne viviendo en ella. Escuchó que la llamaba y entonces se acercó—. Larissa, ella es Camille, una antigua estudiante —Camille alzó las cejas y su mirada se alternó entre ambas.