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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 18

ʀᴇᴄᴏᴍᴇɴᴅᴀᴄɪóɴ ᴍᴜsɪᴄᴀʟ: “ɪғ ʏᴏᴜ ɴᴇᴇᴅ ᴍᴇ” - ᴊᴜʟɪᴀ ᴍɪᴄʜᴀᴇʟs.


A Leah le parecía que el día estaba demasiado cálido como para ser invierno. Y mientras caminaba, pensaba que en la academia había mucho más ruido de lo normal. Los estudiantes la saludaban con entusiasmo. Todos parecían estar tanto emocionados como ansiosos. Y se imaginaba cuál era la razón detrás de ese comportamiento: el baile estaba cada vez más cerca.

Qué gusto tenerte de regreso, Leah —la saludó Anne—. ¿Cómo has estado?

Mucho mejor desde que empecé a tomar el té —caminaba con prisa y Anne se esforzaba para seguirla.

—¿Vas a ver a Larissa?

—frunció los labios y soltó un suspiro de hastío—. Las gorgonas petrificaron a uno de los hombres de utilería y los lobizones quieren destrozar los cables. Qué mal momento para volver —bromeó—. Pero al parecer las crisis reducen cuando me mantengo ocupada. ¿Y tú?

Voy a verla también. Debo asegurarme de que tome las medicinas.

Ya me encargué de eso —mencionó con orgullo—. Las dejé en la bandeja. Justo al lado del desayuno. Y me quedé ahí hasta que se acabó todo.

Anne sonrió y se apresuró a empujar la puerta de la oficina. Leah cargaba su enorme carpeta en una mano y en la otra unas muestras de los colores para las cortinas. Larissa había sido muy clara cuando dijo que las quería blancas, pero el proveedor se equivocó y en su lugar envió tonos aperlados, así que tuvieron que buscar otro a última hora.

Buenos días —saludó Anne, pero Larissa estaba absorta en la tableta.

Señorita Weems —habló Leah sin obtener respuesta—. Mira esto —musitó en la oreja de Anne—. ¡El DJ canceló!

¡No puede ser! —gritó con impaciencia y alzando la vista. Leah soltó una risita y entonces Larissa la miró con molestia al darse cuenta de que era una broma.

—¡Leah! —la reprendió Anne caminando hacia Larissa—. Le dará un ataque ansioso. No vuelvas a hacer eso —se inclinó para darle un beso y Leah sonrió ante la escena.

Es la tercera vez que lo hace —se quejó—. No entiendo por qué sigo cayendo.

Necesito llamar su atención de alguna forma —se defendió Leah. Dejó la carpeta sobre el escritorio y le entregó las telas. Larissa las examinó minuciosamente. Una seguía siendo aperlada, mientras que la otra sí era completamente blanca.

—Yo las veo iguales —comentó Anne, ganándose una mirada intransigente por parte de Leah y Larissa—. Está bien, no lo son —dijo mostrando las palmas— ¿Nos vemos en el almuerzo?

Larissa asintió y se despidió de ella con otro beso en los labios. La mañana transcurrió con normalidad, salvo por el ambiente de tensión que rodeaba a la academia. Faltaba menos de una semana para el Raven y en los pasillos y aulas de Nevermore no se hablaba de otra cosa más que de atuendos y citas.

La sala de esgrima estaba hecha un desastre, al igual que el resto de los pasillos y el jardín. En una de las esquinas de la sala habían luces sin montar, la tarima para el DJ en otra y un nudo de cables en el piso. Y Leah corría de un lado a otro cerciorándose de que todo quedara en perfectas condiciones.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora