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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 13


¿Crees que esto pueda traerte problemas? —preguntó Anne. Estaba muy emocionada. Feliz de que aún después de todas las actitudes que tuvo al principio, fue Larissa la que decidió tomar la iniciativa, pero le era imposible no pensar en las consecuencias.

No tiene por qué —respondió con seguridad—. Todos tienen una vida personal, Anne. Noble, los demás maestros, al igual que los miembros de la junta. Yo también tengo derecho, ¿no es así?

Sí, pero.... ¿Estás segura? —cuestionó ladeando la cabeza. Aunque Larissa se miraba muy decidida y eso le daba tranquilidad— Quizás el hecho de que yo sea una maestra puede verse extraño. No me gustaría que crean que tienes preferencias conmigo.

Pero las dos sabemos que sí las tengo —bromeó, jugando con los botones de la blusa de Anne, haciendola reír con su comentario—. Ya verás que no. Además, recuerda que estarás en la academia por poco tiempo.

Anne ladeó la cabeza y pareció pensar. Larissa tenía razón, ella solo era una suplente. El semestre estaba por concluir y en el siguiente ya no estaría en Nevermore. Se convenció de que no había nada de malo en que estuvieran juntas. No le hacían daño a nadie. Así que sonrió y con sus brazos rodeó la cintura de Larissa.

Está bien. Confiaré en ti. Tú siempre tienes todo bajo control.

Larissa se inclinó y le dejó un corto beso en los labios. Buscó su mano para entrelazarla a la suya y empezaron a caminar así, sujetadas de la mano. Mostrando y presumiendo de su amor con orgullo. Anne sentía que podía conquistar al mundo, que podía hacer cualquier cosas siempre que tomaba la mano de Larissa. Y ese gesto, que para cualquiera puede parecer pequeño, a ella la hacía sentir inmensamemte feliz.

Todos nos miran, Larissa —dijo en voz baja. La escuchó reír y sintió cómo su mano era sujetada con más fuerza.

Eso es porque nos vemos muy bien juntas, cariño —soltó su mano por un momento y la rodeó por los hombros para abrazarla. Dejó un beso en su cabeza y volvieron a entrelazar sus dedos.

Cuando llegaron al Veleta, ahí estaba Leah con Jane. Pero no solamente ellas. También Ilian estaba acompañada por varios maestros más. Larissa buscó el asiento más alejado de ellos y le pidió a Anne que se sentara a su lado. Ordenaron el chocolate y mientras lo esperaban, Anne decidió ir al baño.

Debes decirles, Leah —dijo Jane con molestia—. Si no lo haces tú, lo haré yo. Me preocupa verte así. Mírate esas ojeras, no has dormido en días. Y la mayoría del tiempo pareces perdida en otro mundo.

No lo haré —dijo en voz baja y apoyando las manos contra la mesa. La actitud de Jane la estaba irritando. Llevaban días discutiendo por lo mismo—. Y ni se te ocurra decir algo. Estoy pensando en dejar ese tonto empleo.

¿Qué? ¿Estás loca? ¿Dónde vas a encontrar otro similar? La señorita Weems puede ser muy exigente, pero ha sido demasiado generosa contigo, Leah. Debes reconocerlo.

Leah se dejó caer contra el respaldo de su asiento y llevó sus manos a su cabeza. Estaba por estallarle y ya no toleraba los reproches de Jane. Todo lo que quería era dormir al menos cinco minutos.

Estoy cansada, Jane. Déjame en paz —espetó con rabia.

Jane alzó las cejas y la miró con asombro. Nunca le había hablado de esa forma, por muy molesta que estuviera. Nunca antes habían discutido siquiera.

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora