La primera noche con Lou [extra]

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El llanto infantil innundaba la habitación, pero Larissa lo escuchaba como un eco. Empezó a removerse en la cama pensando que se trataba de un sueño y se incorporó de golpe al recordar que Lou ya estaba con ellas. Se dio cuenta de que Anne caminaba de un lado a otro mientras la cargaba e intentaba consolarla.

Apenas era la primera noche con ella y Anne y Larissa no sabían cómo sobrellevar ese gran cambio. Habían muchos jugutes regados por la habitación y habían decidido dejar la cuna ahí mismo precisamente por ese tipo se situaciones, además, el pediatra se los había recomendado.

—¿Por qué no me despertaste antes? —cuestionó mientras salía de la cama.

—Porque sé que necesitas descansar —respondió.

—Pero yo también soy la madre de Lou. Tengo la misma responsabilidad.

Se acercó para darle un beso en la frente y Anne cerró los ojos, dejándose consentir. Se sentía muy frustrada por que llevaba casi media hora intentando tranquilizarla, pero a Lou simplemente parecían no importarle sus mimos y entonces ella empezó a llorar también.

—Mi amor —le dijo Larissa con suavidad mientras la rodeaba en un abrazo.

—No sé qué hacer. No deja de llorar —expresó Anne entre sollozos—. Soy la peor madre del mundo.

—Eso no es cierto, Anne. Eres la mejor madre de todas —aún no la soltaba y ahora sus sollozos mezclados con el llanto desgarrador de Lou azotaban sus oídos y por un momento quiso llorar también, pero alguien debía mantener la compostura.

—¿Intentaste con el biberón? —Anne simplemente asintió mientras se limpiaba el rostro.

—Hay que llamar a alguien —mencionó Anne ligeramente desesperada—. Llama a Clarisse, ella sabrá qué hacer. O a Miranda.

—Son las tres de la mañana, Anne.

Larissa tomó a Lou y empezó a hablarle con dulzura, mientras Anne preparaba otro biberón. Se sentó en la cama y colocó una almohada sobre sus piernas para ahí acostar a Lou sin dejar de hacerle mimos y entonces, de un momento a otro, ella dejó de llorar y empezó a reír.

—¿Te sentías sola mi amor? —le preguntó, aún sabiendo que Lou no iba a responderle.

Ella la miró con atención y pestañeó con lentitud para después solo sonreír. Empezó a balbucear y Larissa la miró con sorpresa. Anne se acercó de inmediato y la observó un momento. Después, ella y Larissa compartieron miradas y rieron. Ese sonido tan dulce les llenaba el alma y alegraba sus corazones de una manera inexplicable.

—¿Era eso, mi florecita? ¿Te sentías sola? —habló Anne y se sentó en la cama también. Lou volteó a verla y se llevó la mano a la boca, empezando a balbucear otra vez.

Larissa rió y volvió a tomarla entre sus brazos para dejarle un tierno beso en la frente. Anne se sentó a su lado y le dio el biberón. Ella lo tomó con gusto, pero al principio solo jugó con él. Cerró su pequeña mano en el índice de Larissa y succionó sin dejar de verla.

—Al parecer ahora yo soy su favorita —bromeó. Anne la empujó levemente y no dijo nada. Porque no quería perderse ni un segundo de lo que su hija hiciera. Aún si eso era algo tan simple como tomar un biberón.

—Es tan tierna —dijo Anne—. ¿Te das cuenta, Larissa? ¿Eres consciente de que ahora tenemos una hija? La más dulce de todas.

—Lo soy. Pero aún me parece increíble.

Larissa no podía despegar sus ojos de la pequeña Lou. Y tampoco podía creer que al principio había dudado de querer tenerla.  Su relación con la bebé había cambiado notablemente y ahora ni siquiera quería alejarse de ella un segundo.

—¿Por qué decías que no querías hijos? —cuestionó al fin. Anne no esperaba que le hiciera esa pregunta.

—No lo sé... —suspiró—. Tal vez no quería hacerlo de la forma tradicional. Ya sabes, tener que enfrentar un embarazo y todo lo que conlleva —Larissa solo asintió—. Además, no había conocido a Lou.

La bebé sonrió aún sin soltar el biberón y las miró a ambas por varios minutos, agitando el dedo de Larissa y balbuceando de vez en cuando. Hasta que sus párpados empezaron a bajar. Soltó un tierno bostezo y dejó de succionar.

—Lo logramos —susurró Larissa.

Anne sonrió y se inclinó por encima del cuerpecito de Lou para poder besar a Larissa y por un instante la bebé se removió. El rostro de ambas se llenó de terror y congelaron sus movimientos, en espera del llanto nuevamente, pero nada sucedió.

—Te amo —le dijo Anne en voz baja y volvió a mirar a Lou—. Las amo.

Larissa volvió a besarla y después, acomodó a Lou en el medio de la cama. Se permitió un rato para observar cómo su diminuto pecho subía y bajaba con tranquilidad. Sus ojos cerrados y adornados por sus largas pesatañas. Y su pequeña cabeza aún sin mucho cabello. Tenerla con ellas era un verdadero milagro.

Anne se acomodó del otro lado de la cama y en cuestión de minutos se quedó profundamente dormida. Estaba agotada sin duda, al igual que Larissa, pero ella prefirió quedarse despierta un momento más por si Lou llegaba a necesitar algo más.

Tal vez sería un proceso difícil, lleno de momentos de frustración como el que acababan de experimentar, pero sabía que todo valdría la pena. Y le resultaba tan increíble cómo un ser tan pequeño podía causarles tanta felicidad y hacer que en ella brotara un amor inexplicable.

Muy diferente al que sentía por Anne, pero igual de inmenso y puro. Un sentimiento que jamás imaginó que podría llegar a sentir. Se sentía plena y agradecida por su pequeña familia, pero que después de todo, era el más grande tesoro para ella.

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ℋℴ𝓁𝒾


Buenassss soy yo otra vez xd

Estoy muriéndome de ternura, gente. Qué lindas son mis mamis 🥺

Le tengo envidia a una bebé ficticia kajsakajja

¿Les gustó el extra? Sé que es corto pero no se preocupen, habrán más.

Es todo por ahora, así que chaitooo <3

𝒟ℯ𝒿𝒶𝓂ℯ 𝒸𝓊𝒾𝒹𝒶𝓇 𝒹ℯ 𝓉𝒾  / ℒ𝒶𝓇𝒾𝓈𝓈𝒶 𝒲ℯℯ𝓂𝓈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora