MOUNT
—Mase...ya se ha ido...no entiendo—dice Tammy confundido a mi lado.
Yo sí lo entiendo.
Ha escuchado todo y no ha entendido nada.
No tenía que haber dicho lo de que no es una chica para un solo hombre, primero porque lo ha entendido mal, lo he visto en sus ojos y segundo, porque sí que estoy enamorado de ella pero no le veo sentido decírselo a Tammy cuando ella no me va a corresponder.
—No me puedo creer que haya pensado eso. No me lo puedo creer—niego molesto conmigo mismo.
—Mason, explícate.
—Ella piensa que lo de que no es una chica para un solo hombre es...literalmente.
Jadea y me mira con los ojos muy abiertos.
—Eso no es a lo que tú te has referido...¿verdad?
Resoplo.
—Claro que no, Tammy. Te lo he explicado y además ¿cómo voy a pensar eso de una mujer?
Respeto y admiro a todas las mujeres. Jamás lo pensaría. Dije que no era una chica para un solo hombre y no miento, es venerada por todos. Todos caen ante su belleza, ¡mierda! media plantilla se emboba cuando habla, hasta los fisios más jóvenes suspiran cuando la ven...
Eso es a lo que me refería.
Además...ella misma hace dos noches me susurró algo que no me ha dejado dormir desde entonces.
"Soy un alma libre, no pertenezco y no necesito a nadie"
¿Eso qué significa?
Me dio las palabras que necesitaba para entender lo que ella realmente quiere.
Tenerla para mí solo es imposible.
—Lo que has dicho se puede interpretar mal. Es más, cuando me lo has dicho en el vestuario, me quedé helado hasta que me lo explicaste.
—Lo ha interpretado mal—digo tragando saliva.
—Hermano...
—No me refería a eso. ¡Joder! La he cagado.
—Sí...un poco. ¿No has pensado que se puede mal interpretar?
—No...—susurro.
—Ufff—suspira Tammy y coloca una mano en mi hombro—También has dicho que nunca te enamorarías de ella. ¿Es cierto?
—Ya lo estoy—confieso. Él me da una mirada triste y palmea mi espalda.
—Entonces has metido la pata hasta el fondo. O mejor dicho...has metido el balón hasta el fondo de la red.
—Más bien creo que he fallado un penalti decisivo en una final de Champions o de un mundial.
Él ríe y yo lo miro mal, no sé ni de qué estamos hablando.
—No es tu día—se burla de mí—Mase, cuando se lo expliques, lo entenderá. Además...—lo miro y él dirige su mirada a lo que tengo en la mano, veo la bolsa y suelto un quejido—No ha hecho eso por ninguno de nosotros...creo que eres su preferido o simplemente está...
Suelto otro quejido y me niego a escucharlo.
—No inventes. Ella no se enamora.
—Todos nos enamoramos.
Ignoro la esperanza que acaba de instalar Tammy en mi corazón dolorido y pregunto algo que para eso sé que no tiene una respuesta.
—¿Piensas que me perdonará?—digo sin querer mirarlo.