48.ENTELEQUIA

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MASON

Todos los chicos están comiendo y yo he terminado hace como diez minutos, como rápido para pasar la hora entera de descanso con Afrodita pero llevo sin poder hacerlo desde que volvimos de Madrid porque nunca tiene tiempo.

Vuelvo a mirar el mensaje que me acaba de mandar y suspiro.

Love

Lo siento

Te prometo cenar juntos, te quiero!

Mase

No te preocupes, amor, te amo <3 <3

Hoy tampoco vamos a poder pasar tiempo juntos por lo que se ve.

Yo solo quería pasar un buen 14 de febrero junto a mi chica aunque ni siquiera sepa que día es hoy.

Y eso que he hecho mucho para que se de cuenta.

La dejé durmiendo en su cama y llegué al centro muy temprano, pero antes de llegar me pasé a por un ramo de flores azules y unos muffins de su sabor favorito en forma de corazón, los chicos le han regalado una rosa roja cada uno. Creí que así quizás se daría cuenta o se acordaría de que hoy es San Valentín pero obviamente no ha sido así. 

Aunque es normal, ella no es una persona romántica y no le gustan estas cosas.

Minutos después, la susodicha entra robándose todas las miradas y llamando la atención de todos los que estamos en el comedor.

Literalmente, han dejado de comer para babear por ella.

Sacudo la cabeza y suspiro hondo. El pan de cada día.

Lleva puestas sus gafas y viene con la tablet y varias carpetas. Y es que Thomas está esperándola en una mesa al fondo.

—Se ha vuelto insoportable—exclama Kai rodando los ojos. Se refiere a Thomas, o eso creo.

—Está todo el día mandando, exigiendo...y el cabronazo la tiene como su sirvienta—bufa Kepa—Por eso no aceptó ir a París con él.

Hago una mueca por lo que dice.

Supe de esa historia cuando la "investigué" al principio.

Afrodita se negó a formar parte del equipo del PSG cuando su padre era el entrenador, todas las noticias decían lo mismo; Thomas tiene un carácter fuerte y ella también y tendrían varios rifirrafes. Es normal ¿por qué quien no discute con sus padres?

Pero hay que decir que ella acata todas las órdenes de Thomas sin decir absolutamente nada. Ella le da todo lo que quiere y mucho más.

Y él sin ninguna duda, se aprovecha ¿y lo peor? Es que es su padre.

Es demasiado desconsiderado.

—Ni siquiera la ha dejado almorzar—mascullo levantándome sin escuchar como Ben me advierte que no los moleste.

Los dejo terminando de comer y yo me acerco al buffet a escoger varias cosas que sé que le gustan a Afrodita, cuando tengo todo me acerco a ellos.

Dejo la bandeja delante de mi novia.

Su expresión se relaja y suspira antes de mirarme.

—¿Qué haces tú aquí? Estábamos...

—No me importa—le corto inmediatamente—Solo me importa que Afrodita almuerce como tú y como todos hemos hecho. Nunca come por tu culpa—digo mirándolo fijamente y se sorprende, claro, yo nunca le he llevado la contraria ni nunca le he interrumpido ni mucho menos le he alzado la voz pero esto sobrepasa los límites.

Un amor a medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora