AFRODITA
—Papá, ¿puedes estarte quieto? Por favor. No es la primera vez que te montas en un avión—pido ya sin paciencia.
Thomas se tensa y me mira.
—Me has llamado papá—susurra.
—Eres mi padre.
—Delante de estos no me llamas así.
—¡Es que estás acabando con mi paciencia!
—Vale...lo siento, cariño.
Asiento y agarro su mano fuertemente.
—¿Siempre te pones así?
Me jode demasiado esa pregunta...hace años que no viajo con papá y mamá, ya ni sé cómo es un viaje en familia.
—No...solo estoy nervioso.
—¿Por qué?
—En realidad, estoy impaciente.
—¿Por llegar?
—Por todo.
Suspiro y aprieto nuestras manos.
—No te lo he dicho, pero estoy muy feliz de hacer esto contigo—digo haciendo que frunza el ceño—Estar contigo, pasar esta etapa juntos...siempre has sido mi referente, papá.
Sonríe cálidamente y deja un beso en mi frente.
—Tú eres mi más grande orgullo, pequeña. Te quiero.
—Y yo—contesto seguramente con las orejas rojas. Él solo sonríe con diversión.
—Te cuesta horrores decirme esa palabra.
—Es muy cursi.
—¿Sólo es cursi cuando me la dices a mí?—pregunta entrecerrando los ojos—A tu madre y a tus hermanos se la dices...hasta a tu amigo rubio. O se lo decías—habla no muy seguro.
—A ti también te parecen cursis—contesto rápidamente sin querer seguir hablando de mi "amigo rubio".
—No cuando se las digo a mi familia—me acaricia el pelo suavemente y suspira—¿Me contarás algún día que pasó con ese?
Siempre se me olvida que papá nunca estuvo, ni sabe que pasó entre Marcos y yo, solo supone cosas.
—No es nada importante. Está todo arreglado.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
—Confío en ti.
Nos quedamos en silencio escuchando el barullo de los chicos hasta que vuelvo a sentir su mirada sobre mí, lo miro y está sonriendo triste.
—Te debo unas disculpas. Antes no me comporté bien. No tenía que haber hablado de tu vida privada delante de Mason, ni siquiera dudar de tu profesionalidad. Lo siento mucho.
Trago saliva y asiento.
Yo misma le estoy escondiendo secretos cuando los odio tanto como odio las mentiras.
Se enfadará como sepa lo que pasa entre Mason y yo.
Papá me ama, lo sé, pero también ama su trabajo y le tiene un cariño especial a Mason, no quiero que por mi culpa eso termine.
No me lo perdonaría pero tampoco quiero acabar con lo que Mason y yo tenemos. Sea lo que sea que tengamos.
—¿Quieres mucho a Mason?
Thomas alza las cejas ante la pregunta, se encoge de hombros.
—Es de mis jugadores estrella. Es muy joven y quiero que sea de los mejores.