AFRODITA
—¿Te gusta?—pregunto aún sabiendo la respuesta, le brillan los ojos de felicidad y de...hambre.
—Me encanta. Sabía que había esta tienda en Londres pero nunca se había dado la ocasión de venir y maldita sea, es como el paraíso de mi comida favorita.
Me río y aprieto su mano con la mía.
—Dejémoslo en snack, cariño.
—Bueno, eso—suelta una risita sonrojado—Joder, mi vida. Me encanta, enserio—dice acunando mi rostro entre sus manos—Te amo, gracias.
—Te quiero—susurro dándole un pico.
De pronto, se ríe y a mí me confunde.
—Hace poco te dije que me gustaría hacer más planes y como ejemplo te puse ir a comprar chuches.
Hago una mueca sabiendo por donde va esto.
—No me lo recuerdes—me adelanto.
—Tú dijiste que era una cosa de niños pequeños, de niñatos...¿y ahora qué?
—Los M&M's no son chuches.
—Más o menos.
Sonrío entrecerrando los ojos.
Él sabe perfectamente que desde que me dijo eso separo nuestro tiempo de mi tiempo con Kai, me pidió citas y en cada ciudad, absolutamente en todas las ciudades, a las que vamos preparo una cita especial solo para él y para mi, así con todo lo que me pide.
Aprendo de mis errores y creo que lo he recompensado por los primeros meses en los que no sabía como era llevar una relación.
Todavía no soy una experta pero poco a poco voy mejorando.
—No pasa nada, mi amor. El amor es inmaduro, nos hace hacer cosas que nunca pensamos hacer...
Tuerzo la boca aunque al final asiento dándole la razón solo para que me vislumbre con su radiante sonrisa.
Es cursi hasta la puta médula.
Si a mi hace un año cuando estaba rodeada de alemanes sin corazón y no creyentes en el amor, me dijeran que tendría novio, que lo querría más que a cualquier otra cosa y que estaría pensando en citas y llevando a mi pareja a sitios como este...me burlaría de esa persona sin parar.
Pero mírame, aquí estoy.
Y lo peor es que no me disgusta. Mi corazón se siente en paz.
Mis pensamientos se despejan de ese momento cursi con Mason y levanto la mirada cuando escucho la puerta abrirse.