26."SOLO QUIERO QUE SEAS FELIZ"

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MASON

Llamo a la puerta una y otra vez pero no abre.

—Ábreme—digo suspirando.

Sé que me está escuchando porque sé que me está esperando.

Lo admito, he salido con los chicos y he llegado más tarde de lo que quería pero...

Se abre la puerta y sonrío en grande, si me ha abierto es que muy enfadada no está.

—¿Qué haces aquí?—pregunta arqueando una ceja, cuando intento pasar a su lado no me deja—¿Cómo has subido?

—El portero estaba dormido—contesto lentamente.

—Mike es un inútil—murmura.

La observo bien y solo lleva unos pantalones cortos y una camiseta, como no, del Real Madrid.

—Quiero hablar contigo—susurro mirando sus piernas kilométricas.

Son la segunda cosa que más me gusta de su físico, lo primero son sus ojos. Obviamente.

—Ojos arriba, Mason—ordena. Hago lo que pide sonriendo.

—Eres lo más hermoso que han visto mis ojos.

—Has bebido—adivina. Niego con la cabeza—Eres un mentiroso.

Hago un puchero y sus ojos caen a mis labios, luego sacude la cabeza.

—Entra.

Me empuja hacia dentro sin contemplaciones por mi estado, hago fuerza para que no me empuje pero tiene bastante más que yo en este momento y estoy cansado.

—¿Estás enfadada?—pregunto cuando me siento en el sofá. En realidad, me ha empujado para sentarme.

—¿Un café?

—Vodka, por favor.

—No. ¿Qué tomas para que se te quite la borrachera?

—Luego el aburrido soy yo—digo haciendo otro puchero.

—Eres un niñato.

—Sep. Me lo dices bastante—ruedo los ojos y me acuesto en el gran sofá.

—No me parece bien que vengas a las tantas de la noche borracho a mi casa.

Me espabilo y la miro.

—Tienes razón—digo levantándome—Lo siento mucho, no son maneras. Soy un imbécil.

—Ya...Mason, siéntate. Está bien.

—No, no está bien. Yo... nunca haría esto pero no sé qué me pasa.

Me ignora y se va a la cocina.

Suspiro dejándome caer en el sofá. La vida es tan dura.

—Un café te vendrá bien—me entrega la taza y yo me lo bebo poco a poco.

—Fro...

—Bebe, Mount.

—Mase—corrijo, ella me mira confundida—Cuando estamos solos me dices Mase.

—Estás borracho—resopla molesta.

—Y enamorado.

—Bebe eso, dúchate y vete a dormir.

—¿En tu cama?

Cierra los ojos y suspira.

—Sí. No te vas a ir ¿o sí?

—No. Por supuesto.

—Pues ya está.

Me bebo de un trago lo que queda en la taza y vuelvo a mirarla esperando que me diga que es lo que vamos a hacer.

Un amor a medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora