Capitulo 21

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Último día de vacaciones y real no me quería ir de acá.

Como todas las mañanas me levanté tempranito directo a desayunar unos buenos mates amargos, obvio.
Rodri había salido a correr con Ota, según la nota arriba de la mesa, y los demás supongo que estaban durmiendo.

Aproveché y puse la pava mientras ordenaba un poco antes de dejar la casa, pobre Dibu le estabamos dejando alto quilombo y nadie se rescató.

-Yo quiero mate- habló el Cuti sentándose sobre la mesada

-Ya casi está lista el agua rey, bancame un toque- dije terminando de limpiar un poco.

-Che Em, te puedo decir algo? es una boludez igual pero..

-Si obvio, qué pasó?- dije tomando el primer mate, un asco.

-Vos sos mujer- habló y lo miré seriamente- Digo, capaz entendes más del tema. La cosa es que viste que tengo onda con Cami pero a veces no la entiendo, como que un dia todo bien y después anda con un humor del orto-

-Pero que, pasó algo entre ustedes?- hablé atenta, la verdad yo tampoco entendía nada.

-No nada, pero anda media histérica o bipolar, es una paja porque cualquier cosa que haga la termino cagando. Capaz me quiere solo para coger- dijo alzando los hombros.

-No se amigo, la verdad que no la conozco mucho a ella como para poder aconsejarte algo, pero lo que sí es que si son boludeces no le des mucha bola tipo no te hagas mucho problema. Ya se le va a pasar.

-Si, seguro tengas razón, porque te juro que no hago nada. La otra vez casi me revolea con una ojota- dijo y reímos ante eso último.

-¿Que onda? Buen día amor- habló Enzo entrando a la cocina dándome un beso en la cabeza.

-Ay hola amor- habló el Cuti imitándolo con el mate en la mano.

-Callate gil- le dijo Enzo dedicándole una mirada asesina, casi.

Seguimos hablando hasta que nos dimos cuenta de que Camila entró a la cocina, estaba recién despierta.
-Buen día amor- le dijo el Cuti haciendo lo mismo que Enzo, pero ella lo miró seriamente rodando los ojos y dándose la vuelta para salir por donde entró.

Ante esto Enzo y yo estallamos de la risa por la actitud de Cami. Pobre Cuti, no es por ahí amigo.

La tarde no fue muy distinta a lo que normalmente veníamos haciendo. Música, voley, agua y playa. Estábamos como queríamos.

Nos íbamos a la madrugada, cerca de las 4 entonces para despedir las vacaciones  Rodri se puso la 10 y organizó terrible asado a la noche. Esta vez fue ayudado por Juli que pobre, no pudo meter mano en todas las vacaciones.

Todos empezamos a comer y obviamente estaba espectacular.

-Chicos antes que nada quiero decirles que estás vacaciones estuvieron tremendas, los quiero una banda wachos- habló Licha del otro lado de la mesa alzando un vaso en forma de brindis.

-Yo también los quiero mucho, chicos. La pase demasiado bien- imité su acción y todos levantaron el suyo al mismo tiempo brindando y dando un sorbo.

Me picó la nostalgia, los iba a extrañar tanto tanto.

-Me van a hacer llorar- dijo Juli secándose las lágrimas imaginarias y todos reímos.

Al terminar cada uno fue para su habitación a ordenar la valija y organizarse antes de irnos en las próximas horas.
Yo en lo personal, ya tenía todo guardado así que chequee la habitación una vez más antes de dejar todo listo.

-Rubia, ya guardaste todo?- preguntó Enzo apoyado en el marco de la puerta.

-Si, todo listo, por?- dije confundida

-Saca una malla, te espero en la pile- habló dándose media vuelta para bajar las escaleras.

La invitación me tentaba así que sin pensarlo dos veces saqué una bikini color azul que todavía no había usado porque sentía que era demasiado provocativa, pero la situación lo ameritaba así que aproveche para darle un uso.

Al llegar a la pileta vi que Enzo me estaba esperando apoyado contra el borde.

Apenas me vio sonrió guiñándome un ojo.
Yo me sumergí acostumbrándome a la temperatura del agua y nadé hasta donde estaba el.

-Y esa bikini? No la conocía- dijo sujetándome por la cintura.

-Te gusta?- hablé abrazándolo por el cuello.

-Me encanta, vos me encantas- y sin esperar más, me estampó un beso lento pero con hambre mientras clavaba sus dedos en mi parte baja, haciendo que rápidamente suelte un leve gemido.

La cuestión fue subiendo de tono a medida que el beso se intensificaba cada vez más. Esta vez fue él quien me acorraló contra la esquina de la pileta mientras que dejaba algunos besos por mi cuello y mis hombros.

-E-enzo- hablé apenas con un hilo de voz.

-Si? Qué pasa bebé?- dijo todavía devorando mi cuello.

-Por favor..- fue lo único que me salió decir.

-Estás segura?- habló el

-Si, por favor, ahora- el nivel de excitación era tanto que no podía medir mis palabras.

Enzo tanteó su campera, que se encontraba en un costado de la pileta y enseguida sacó un preservativo. Estaba re preparado.

En un intento rápido me giré quedando de espaldas hacia el, apoyando mis brazos en el borde de la pileta. Él se ncargó de correr para un lado la parte de abajo de mi bikini metiendo sus dedos rápidamente moviéndolos, pero tampoco se aguantaba más, así que a los pocos minutos se introdujo de lleno en mi provocándome un dolor que poco a poco fue desapareciendo.
Con una mano intento taparme la boca para que los gemidos no sean tan fuertes y con la otra me sostenía de la cintura para poder coordinar bien los movimientos.

Estaba segura que corríamos el riesgo de que alguno salga para el patio y nos vea en pleno acto dentro de la pileta, pero para mi suerte no paso.

Enzo seguía con sus embestidas cada vez más fuerte generándome cada vez más placer, llegando a un punto en el que yo ya no daba más. Sentía como gemía bajito contra mi oído y eso me mataba. A los pocos minutos acabó abrazandome fuerte por atrás mientras que escuchábamos sólo nuestras respiraciones agitadas.

Yo estaba desplomada y con un poco de dolor, pero él me daba besos chiquitos por todos lados siendo la persona más tierna del mundo.

-Sos increíble rubia- dijo apenas me di vuelta, robándome un beso.

-Vos sos increíble, demasiado- hablé esta vez mirándolo a los ojos generándole una pequeña sonrisa.

-Sabes de que me estaba acordando? De una apuesta que vos me debes. Así que estás obligada a quedarte acá conmigo. Encima..- habló mirando un reloj imaginario en su muñeca, con cara de pícaro- tenemos tiempo hasta las cuatro..

-Ah si? aprovechémoslo entonces- comenté volviendo a besar esa boca que tanto me gustaba.

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Un capitulo mas porque no creo que mañana pueda subir.

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360 grados- Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora