360 grados- Enzo Fernández

Capitulo 26

Llegamos al departamento casi a los tropezones mientras yo intentaba abrir la puerta, pero Enzo me agarraba de atrás dándome besos en el cuello haciendo que el trabajo sea más difícil para mi.

Una vez que la llave cedió, nos adentramos rápidamente y yo apenas pude chequear de que nadie haya visto nada.

En un intento rápido, me alzó y acorraló contra la puerta haciendo que yo rodee su cintura con mis piernas y ahora si consiguió, con una sonrisa, comerme la boca con desesperación, mientras torpemente tanteaba el cierre del vestido para desprenderlo.

Seguido de eso, fuimos directo a mi habitacion chocándonos algunas cosas en el camino y riendo de los pelotudos que eramos para estas cosas; cuando por fin llegamos lentamente me dejo sobre la cama ahora si, terminando de desabrocharme el corpiño.

A través de la poca luz de la calle que se adentraba por la ventana, pude ver como Enzo me inspeccionaba de arriba abajo con deseo mientras se mordía el labio, provocándome que un escalofrío me recorra todo el cuerpo.
Se volvió a acercar, yo pensando que me iba a volver a dar besos, pero esta vez fue directo a mi cuello mientras yo intentaba sacarle la remera. Una vez hecho esto último, siguió con su recorrido de besos pero ahora bajando por mis pechos succionando y besando haciendo que mi espalda se arquee bajo su tacto. Continuo bajando un poco más hasta mi panza mientras seguía plasmando besos húmedos haciendo que mi piel se erice cada vez más.

En ese momento era completamente suya.

Lentamente fue corriendo mi ropa interior dejándome totalmente expuesta mientras yo, a su vez, intentaba desabrocharle el pantalón lo cual fue más difícil de lo que pensé. Pero una vez realizado, lo atraje hacia mi otra vez desde el elastico de su bóxer para volver a besarlo mientras masejeaba lentamente por arriba de su ropa interior sintiéndolo.

-E-mma- habló Enzo en apenas un susurro.- no aguanto más.

Pero yo si me aguantaba un toque más, así que cuando se separó un poco para buscar un preservativo, yo me avivé sacandole el paquete escondiéndolo en una de mis manos y volví a tomarlo de la cara para comerle la boca otra vez.

-Dámelo gila- decía entrecortado mientras su boca todavía devoraba la mía.

-Lo queres?- hablé yo como pude.

-Si ahora..- decía entre besos- por favor rubia no me hagas esto- comentó insistente sufriendo un poquito.

Una pequeña sonrisa se me formó pero no lo iba a hacer sufrir mas, asi que se lo di para que pueda colocárselo y no tardo demasiado ya que a los segundos sentí como me embestía de una, con fuerza, haciéndome sufrir a mi ahora.

-Jodete- comentó cerca de mi oído.

Una de sus manos, como normalmente pasaba, sostenía con fuerza mi cuerpo coordinando bien las embestidas que cada vez eran más rápidas y duras. Enzo se encargó de morderme apenas el lóbulo de la oreja y yo ya estaba en un punto en el que no podía pensar más nada.

En la habitación solo retumbaban los gemidos fuertes lo cual hacía que ambos estemos muy pasados. Siguió un rato, pero no tardo mucho mas en acabar dentro de mi dejando salir un grito alto y desplomándose en mi pecho.

Con mis pocas fuerzas traté de hacerle mimos en el pelo mientras que todavia respirábamos agitados.

Esto cada vez se estaba volviendo mejor.

-Te quiero demasiado- habló él apenas audible.

-Yo también te quiero Enzito- dije.

Una vez que nos tranquilizamos se acercó más a la almohada, con uno de sus brazos me abrazo por atrás y el otro lo paso por debajo de la almohada, quedando en una especie de cucharita. Yo me acerque más sintiendo su pecho y poco a poco nos fuimos durmiendo, juntas como siempre.

A la mañana siguiente me levanté con un poco de dolor en la parte baja y con frio y ahi me di cuenta de que no tenia a nadie abrazandome, sino que estaba sola.
Me di vuelta verificando lo que pensaba y efectivamente Enzo no estaba. Por un momento imaginé que se habia ido sin decirme, siempre me dice cuando se va, por eso sentía una sensacion rara.

Me puse una remera gris que le habia robado a Julian cuando nos fuimos de vacaciones, solo porque me quedaba grande (y era el pijama perfecto) y despues me fui directo a la cocina.

-Buen dia hermosa-dijo Enzo desde el sillón con una sonrisa- No te desperté porque estabas re dormida y justo arrancaba el partido asi que te deje descansando.

Sentía un alivio interno al saber que aun estaba aca.

-Buen dia lindo, no pasa nada.-me acerque y le di un beso en el cachete- me das?- dije esta vez señalando el mate que habia preparado.

-Te doy todo lo que quieras bombón- habló y rodee los ojos.- Y esa remera?

-Ah, no se de algun chongo que tengo por ahi- hablé sentandome al lado mirando el partido que estaba en la tele.

-Ah bueno listo-dijo el haciendose el ofendido.

-De Juli, bobo, de quien va a ser?-

-De Julián? Andas con mi mejor amigo?-preguntó agarrandose el pecho ofendido. Que pibe exagerado.

-No, pero en mi defensa, primero fue mi mejor amigo- hablé tomando el mate.

-Ah bueno si, puede ser-dijo alzando los hombros y yo reí mientras lo abrazaba por la cintura- Despues te voy a dar una remera mía para que uses de pijama.

Sentí que un calorcito se me subia a los cachetes, porque si, nunca va a dejar de pasarme eso.

-Pensé que te habias ido- hablé ahora recostandome sobre su pecho.

-Mira si me voy a ir y no te voy a avisar boluda, eso no va a pasar nunca.- terminó de decir y me dio un beso en la cabeza.

Luego su concentración volvio al partido que, dicho sea de paso, estaba bastante entretenido. Y asi transcurrio nuestra mañana, acostados en el sillon tomando mates con bizcochitos y mirando futbol.

La mañana perfecta con la persona perfecta.