• CAPÍTULO 09 •

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En ese instante, Killian se encontraba en un dilema, sin saber qué decir o cómo actuar. La presencia de Sergei frente a él impedía que una sola palabra saliera de su boca. Resultó ser que el hombre del que Archie había hablado en la playa era nada menos que Sergei Ivanovich. Ese día, Killian estuvo tan absorto con Archie que olvidó indagar más al respecto, lo que explicaba su falta de conciencia de que ambos compartían conocimiento sobre la misma persona.

No obstante, como se había prometido a sí mismo hace muchos años, si volvía a encontrarse con Sergei, no permitiría que el amor resurgiera. La estrategia era tratarlo como a los demás, y eso es precisamente lo que haría. Debía contenerse, evitar que una lágrima se deslizara sin permiso, mostrar fortaleza y demostrar a sí mismo que había cambiado.

—Hola, Ivanovich. Nunca imaginé que serías el manager de Volkov.

Sergei frunció levemente el ceño, sin llegar a destacar demasiado. El silencio prolongado hizo pensar a Sergei que Killian le reprocharía o incluso le golpearía, algo que, según él, merecía.

—Es bueno verte... Bien —comentó observándolo de arriba a abajo. Sin embargo, Killian no se inmutó demasiado; años atrás, habría estado nervioso y sonrojado ante esa mirada.

—Igualmente… me alegra mucho. Ahora me retiro, si hay algo que quieras decirme o informarme —lo observó —, sobre el trabajo, por supuesto. Aquí tienes mi tarjeta, llámame si necesitas algo —Sergei tomó la tarjeta corporativa antes de que Killian se alejara.

Sin más, Killian se apartó y se encaminó hacia su propia oficina, que aunque más pequeña que la de Alexander, representaba un espacio personal en esa vasta empresa. Ahora solo deseaba estar solo y reflexionar sobre muchas cosas.

Sergei, por supuesto, no esperaba que todo resultara fácil. En algún momento, pensó que no volvería a ver a Killian y se había resignado. Sin embargo, si tenía la posibilidad de encontrarlo nuevamente, esta vez no lo dejaría escapar; lucharía por él.

[…]

Un mes después...

Por un instante, Alexander consideró que Dmitry simplemente estaba molesto por el golpe, un acto en defensa propia, y que su enojo se disiparía con el tiempo. Al empresario de cabello oscuro le parecía conveniente la distancia, imaginándola como una carga menos y un dolor de cabeza evitado. Sin embargo, la realidad fue todo lo contrario; ese hombre lo tenía obsesionado, y sin necesidad de estar físicamente cerca, su presencia seguía acechándolo en cada pensamiento. Se preguntaba constantemente qué estaría haciendo o si vendría a buscarlo para molestarlo con sus asuntos, pero nada.

Un mes completo transcurrió sin ver a Dmitry, a pesar de que ambos tenían mucho trabajo. Aunque las responsabilidades laborales ocupaban gran parte de su tiempo, no encontraba razón alguna para que no coincidieran.

Después de aceptar la propuesta de Christopher Anderson, Alexander se vio sumergido en un mar de responsabilidades. Sus días estaban repletos de idas y venidas, ocupándose de diversos asuntos en la empresa. Sin embargo, dejaba a alguien encargado en su ausencia.

Era consciente de la carga de trabajo de Dmitry, quien, como el nuevo rostro de la empresa, enfrentaba numerosas tareas, sesiones fotográficas, y más aún cuando se acercaba el lanzamiento que consolidaría la reconocimiento de la empresa. No obstante, todo eso no justificaba la ausencia de un encuentro normal entre ambos, y esta situación le causaba molestia. Pensar que Dmitry lo estaba evitando cuando debería ser él quien estuviera furioso por lo sucedido, le generaba un enojo considerable.

Lost In The Feelings [BL+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora