Tras una noche tumultuosa, Alexander se sumergió en una revitalizante ducha, eliminando meticulosamente cualquier indicio de la vorágine alcohólica. Aunque su aspecto exterior irradiaba impecabilidad, su hígado latía al límite. Pese a no ser propenso a los excesos, esta vez había sucumbido. Ataviándose con su acostumbrada elegancia, proyectaba la imagen de un hombre imperturbable, incapaz de desmoronarse ante adversidades, aunque en su interior se desvaneciera.
Necesitaba contactar a alguien, y así lo hizo.
—Buenos días.
—Buenos días, Christopher... ¿Te encuentras disponible en este momento? —inquirió con seriedad, una frialdad perceptible en su voz, notada por el hombre al otro lado del teléfono.
—Sí, estoy libre por ahora.
—Bien, desearía que vinieras o que yo fuera a tu ubicación. Necesito saber qué tienes para decirme.
Christopher Anderson intuía ahora la razón de su estado; tal vez relacionada con descubrimientos en torno a la empresa.
—No es necesario que vengas. De hecho, tenía previsto regresar hoy. A más tardar, estaré en Londres esta noche. Podemos tomar un café y discutir el tema, me interesa también.
—Está bien, te enviaré la dirección de la cafetería cercana a la empresa.
—De acuerdo, Alexander. Que tengas un buen día.
—Igualmente —concluyó.
A partir de entonces, mantener una fachada sería crucial, ocultar la desolación interna y sonreír como si nada ocurriera.
Zaiden no había llegado la noche anterior, pero ahora Alexander conocía su paradero y se dispuso a buscar pruebas. Con las llaves del auto en mano, encendió el motor y se dirigió a su empresa, un proyecto que había significado tanto para su madre, para él mismo y para todos sus empleados.
Su semblante perdido pasó desapercibido al ingresar.
—¡Buenos días!
—¡Buenos días! —respondieron.
En su despacho, inició la búsqueda de documentos cruciales, sin éxito. Fue entonces cuando escuchó la puerta abrirse.
—¡Buenos días, Alex! ¿Te sientes mejor? —saludó con una sonrisa, pero al notar la seriedad y la mirada fija de Alexander, su sonrisa se desvaneció.
—Buenos días, Killian. Tan temprano y ya despiertas con tanta energía —bromeó Alexander, desprendiendo una elegancia natural —. No te preocupes, las tantas cosas que pasaron ayer hicieron desvanecer cualquier atisbo de malestar —añadió, alzando la mirada con una sonrisa fingida para su amigo.
—Me alegra que te sientas mejor. En cuanto a lo otro, fue porque anoche compartí unos tragos con amigos, y parece que aún siento los efectos del alcohol.
«Claro» reflexionó Alexander entrelazado sus dedos.
—Me alegra que hayas disfrutado. ¿Y qué tal esos amigos? —cuestionó con interés.
—Son sumamente divertidos. Anoche, uno de ellos me presentó a su compañero —sonrió al recordar a Taylor y Clyden, aunque el pelinegro desconocía cada palabra pronunciada, desconfiando por instinto.
—Suena como si la hayas pasado bien —respondió Alexander con una sonrisa forzada.
—Sí —contestó Killian, aunque el recuerdo del desagradable momento con Zaiden y la mujer persistía. Ocultarle eso a su amigo se tornaba complicado; solo debía aguantar un poco más.
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Lost In The Feelings [BL+18]
RomansaFrente a sus ojos se erigía una tentación irresistible, un deseo avivado por la sola intensidad de su mirada, así fue la llegada de Dmitry Mikhailovich Volkov a su vida. Una conexión inesperada, tejida en circunstancias impensadas, donde un encuentr...